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martes, 19 de junio de 2012

Análisis y claves de las elecciones griegas


Hace ya más de un mes que no escribo. Lo echaba mucho de menos. Es lo que tienen los estudios. Pero, una vez más liberado al respecto, vuelvo a mi querido blog y a comentaros mis impresiones, queridos lectores. ¡Han pasado tantas cosas desde la última entrada! Elecciones griegas (primera y segunda parte), elecciones egipcias (y la contrarrevolución militar), elecciones francesas, deterioro de la crisis económica en España, decepción ante la falta de respuestas del Gobierno de Rajoy y la incertidumbre tras el rescate financiero a España. A su debido tiempo.

Hoy toca hablar del resultado de las elecciones griegas. Parece que, esta vez, no habrá que volver a repetirlas y que, definitivamente, saldrá una coalición de gobierno. Antes de este comentario acerca del análisis y claves de las elecciones griegas, habría que resaltar que la apelación a la ciudadanía para marcar un sentido a la resolución de los problemas de un país es un sano ejercicio democrático; no obstante, un uso excesivo es siempre perjudicial, por un sencillo motivo: son los políticos, como representantes del pueblo, quienes tienen que resolver los problemas existentes, buscando y negociando acuerdos, no trasladando continuamente a la ciudadanía sus problemas por la falta de acuerdos o de la necesaria madurez que se requiere para la gestión de la cosa pública.

En el estudio de la historia, y en el de la ciencia política, siempre es interesante los grandes cambios políticos. En el período 2009-2012 se ha iniciado una gran recomposición del arco político griego.

Recordemos algunos datos: durante los últimos años del sistema democrático griego, los grandes partidos alternantes en el poder, el socialista PASOK y el conservador Nueva Democracia manipularon los datos de la economía helena. Este falseamiento fue descubierto por la Unión Europea, provocando la caída del gobierno conservador de Karamanlis, la victoria del socialista Papandreu y el comienzo de un doloroso ajuste para la economía y el pueblo griegos: el rescate económico y las condiciones impuestas por las instituciones comunitarias y el gobierno alemán -el conocido memorándum- solo han servido para lastrar aún más la economía griega. El desempleo ha aumentado, el Estado ha sido obligado a privatizar empresas públicas, a recortar el Estado de Bienestar y, a cambio, la economía sigue sin crecer y el país es incapaz de pagar ni la deuda ni sus intereses. El fraude fiscal es cada vez más grave y el Estado es incapaz de combatirlo. A la crisis económica se suma la crisis política: los socialistas de Papandreu, que capitanearon al país en la senda del ajuste y del rescate, se quemaron políticamente. En la oposición, el principal partido, ND, dirigido por Antonis Samaras, inicialmente se negó a la colaboración -esperando que la crisis quemara a los socialistas y los griegos llamaran de nuevo al poder a los conservadores- y, posteriormente, por presión de la derecha europea, aceptó integrarse en un gobierno de unidad nacional con el PASOK -liderado por el independiente Papadimos, con el beneplácito de la UE y la presión de Merkel- y seguir con la política de recortes.














Ese es el contexto en el que se desarrollan las elecciones de mayo y junio de 2012. Como vemos en el cuadro 1, la crisis griega ha roto los esquemas previos: el sistema tradicional bipartidista ND-PASOK, así como el eje izquierda-derecha, ha pasado a un sistema de pluralismo polarizado y de múltiples ejes: a la izquierda-derecha se le debe sumar el eje partidarios/detractores del memorándum, que es el que se ha impuesto como dominante en estas elecciones para la formación de un nuevo gobierno.

Como resultado de este nuevo cleavage o "línea de ruptura", han surgido nuevos partidos o se han fortalecido los marginales: Griegos Independientes (ANEL) surge como una escisión euroescéptica o antieuropea y nacionalista de ND, con el 10% de votos, así como Alianza Democrática (DISY) o Acción-Alianza Liberal (DRASI-FS), que resultaron extraparlamentarios; del PASOK surgió Acuerdo Social (KOISY) y, junto a una escisión de SYRIZA, Izquierda Democrática (DIMAR), este el único que consiguió representación parlamentaria. La Coalición de Izquierda Radical, SYRIZA, consiguió capitalizar buena parte de la caída socialista, situándose como segundo partido más votado y el primero del campo de la izquierda. El comunista KKE, aunque en las elecciones de mayo ganó votos, no recibió los frutos esperados de su acción política contra los recortes, cosa que DIMAR y SYRIZA sí consiguieron. En la extrema derecha, los populistas de LAOS pagaron cara su entrada en el gobierno de concentración nacional convirtiéndose en fuerza extraparlamentaria, siendo sustituidos por Amanecer Dorado (XA), el partido neonazi griego. Los partidos extraparlamentarios, que en 2009 consiguieron el 4,5% de los votos, aumentaron hasta el 19,6% -sumados con los votos de LAOS- y sin representación parlamentaria. Buena parte de este aumento se debía a los partidos surgidos al albor de la crisis política -DISY, KOISY, DRASI-FS- y los reforzados como Los Verdes, aunque sin el peso necesario para alcanzar representación parlamentaria.

La repetición de elecciones en junio ha venido a consolidar este nuevo sistema polarizado, manteniendo los partidos que obtuvieron representación en mayo y concentrando en estos, en especial los más grandes -Nueva Democracia y SYRIZA- los votos. Es reseñable que el peso de los partidos extraparlamentarios se reduce a niveles previos por un voto útil a las formaciones parlamentarias, sin olvidar constatar que dos de los partidos extraparlamentarios, el derechista DISY y el socialdemócrata KOISY, optaron el primero por presentarse con ND y el segundo por no hacerlo. El sistema que se está formando, de momento, apunta a una bipolarización en torno a ND y SYRIZA, con la existencia de formaciones menores. De estas, es importante apuntar el papel de bisagra de los socialdemócratas del PASOK y de DIMAR y la caída del KKE, sin duda por su negativa a integrarse en pactos, manteniendo una política maximalista. La caída comunista le supone no solo una pérdida de votos respecto a las elecciones de mayo, sino también una pérdida de votos respecto a niveles anteriores a la crisis económica o política: el KKE ha perdido la capitalización de la crisis griega.


El característico sistema electoral griego, que por una reforma constitucional pasaba a otorgar un premio de 50 diputados a la formación más votada, ha producido un perverso efecto distorsionador: como puede verse en el cuadro 2, superior a estas líneas: pese a que las formaciones de derecha tienen un nivel de votos inferior a la izquierda, su menor fragmentación y la concentración de voto en torno a ND ha venido a beneficiarle. Por el contrario, la división de la izquierda en cuatro partidos juega en su contra, aunque sumados los tres partidos democráticos de izquierda (SYRIZA, PASOK y DIMAR) su porcentaje de voto es mayor.



Pero como decía, la comparativa entre partidos por el eje clásico izquierda-derecha ya no es suficiente. No desaparece, pero no es suficiente. Por la división de posiciones respecto al memorándum, la política de pactos se condiciona a este. Los partidos democráticos están de acuerdo en su renegociación: ND y PASOK en cambios mínimos que consideren que pueden contentar a los griegos, y la izquierda de SYRIZA y DIMAR en cambios profundos que primen el crecimiento sobre el pago inmediato de la deuda. La negativa de la derecha nacionalista de ANEL, del KKE y de la extrema derecha de Amanecer Dorado directamente les deja excluidos. Como se ve en el cuadro superior, la solución triunfante, por votos y reforzado por la prima al más votado, es la de una negociación mínima, una salida que contenta bastante a los mercados financieros. La posición de los partidos maximalistas se reduce.

Esa mayoría parlamentaria clara a los partidarios de la negociación mínima, ND y PASOK, favorece su acuerdo para un gobierno de coalición. Es la solución querida por los mercados financieros y por el Gobierno alemán. No porque una victoria de la coalición de partidos que han arruinado a Grecia vaya a ser su salvación, sino porque son los partidos que están de acuerdo en el pago de la deuda por encima de todo. 

La posición de Nueva Democracia, como vimos, fue ambigua y con un claro objetivo político: neutralizar a los socialistas como fuerza de oposición y volver al poder. La satanización de la izquierda de SYRIZA pretende reforzar su papel como garante del sistema establecido y de la moderación, un juego en el que han caído no solo los socialistas griegos, sino también buena parte de la opinión pública progresista en Europa y de algunos partidos socialistas europeos. 

El PASOK, que ha capitalizado las iras de su más directo electorado y ha perdido la posición predominante que gozaba en las últimas décadas, se ve convertido en un complemento a la mayoría de Nueva Democracia, presionado por los mercados financieros y por la derecha europea a sostener a Samaras. Al parecer, esta nueva postura es acogida sin excesivas resistencias en el partido: huidos los grupos más izquierdistas a DIMAR y SYRIZA, en el partido quedan aquellos más afectos al poder que a las ideas progresistas. Nunca sabremos qué habría decidido el PASOK de haber ganado en estas elecciones SYRIZA.

La historia más reciente nos demuestra que la izquierda política tiene que ser capitaneada por un partido democrático y moderado. SYRIZA ha pasado de una pequeña coalición de partidos eurocomunistas, trostkistas y socialistas a, aun englobando a estos, moderar sus postulados para prepararse a ocupar, de momento, la primacía en el seno de la izquierda griega. Sin abandonar un discurso ciertamente populista, ha introducido elementos de izquierda responsable: defensa clara de la Unión Europea y del euro, lejos de la demagogia que hacen gala sobre este tema sus partidos homólogos en Europa. Si quiere mantener la posición conquistada de primer partido de la izquierda griega, es posible que entre en tensiones con sus sectores más radicales, y se acabe en la configuración definitiva de un partido de izquierda socialdemócrata, manteniendo su discurso de reforma radical del Estado griego. 

Perder esa oportunidad podría suponer la recuperación del PASOK -no olvidemos que el Partido Socialista griego aún conserva un gran poder regional y local que puede emplear para recuperar su capital político- o la apuesta de la izquierda social por DIMAR, que se sitúa en una tercera vía entre un PASOK más preocupado por el poder y SYRIZA. DIMAR hace gala de una izquierda pragmática, opuesta a los recortes por encima del crecimiento y partidaria de pactos de gobierno amplios.

En el campo de la derecha, la mala noticia es el apoyo estable a los neonazis de Amanecer Dorado. Que reciban votos es un dato preocupante. El nuevo gobierno tiene que dar soluciones destinadas a reducir ese apoyo, que se basa en el desempleo, la reducción de ayudas sociales y señalar al inmigrante como culpable de todo. No solo bastan decisiones políticas, sino legales: la violencia que está desatando XA debe ser combatida policial y jurídicamente. En democracia se pueden defender desde vías pacíficas todas las opiniones, pero aquellas actuaciones que siembran el odio, son violentas y antidemocráticas deben ser perseguidas y cortadas de raíz. Obviamente, no solo vale la vía legal, sino una labor de concienciación social.

En un aspecto más amplio, hay que destacar la presión internacional a la que han sido sometidos los griegos y que ha influido de manera notable en el resultado electoral. Una decisión libre ha sido condicionada por los miedos reflejados en los mercados financieros, todos temerosos de una victoria de SYRIZA, a la que han anatemizado previendo los mayores desastres para Grecia y la Unión Europea si esta ganaba, desde la salida del euro al cierre del grifo del dinero. Lo cierto es que, como ya temíamos, la derrota relativa de SYRIZA no ha supuesto un alivio en la economía. En España, como hemos comprobado, la prima de riesgo sigue desbocada y los intereses que se pagan por la deuda son inaceptables. En Grecia, habrá que ver si el nuevo gobierno es capaz de sacar adelante una renegociación del memorándum y hacer las reformas que el Estado necesita para generar crecimiento y recaudar impuestos. Grecia tiene un grave problema de liquidez y de credibilidad. La Unión Europea y el proyecto federalista están en peligro, no por Grecia, sino por los gestores de la crisis económica y su sumisión a los mercados. Se esperan respuestas progresistas. Estaremos atentos a Francia.

PD: os añado una tabla más, una descripción de los partidos parlamentarios griegos, no solo por situación ideológica sino por sus posturas referentes a pactos, memorándum, rescate...