El lehendakari Ibarretxe ha acudido hoy al Palacio de la Moncloa a entrevistarse con el Presidente del Gobierno, durante más de dos horas. Frente a este plan Ibarretxe bis, Zapatero ha proclamado que el único camino es la Constitución, y lo que no se puede hacer no se hará, puesto que las consultas requieren autorización del Estado, y si son facultativos, del Parlamento. Como ante el primer plan Ibarretxe, no será puesto en práctica ni aceptado, aparte que desde el año 2001 esté siempre hablando de lo mismo, y para ejercer algo más beneficioso, reformar el Estatuto de Gernika.
El líder de la oposición conservadora, Rajoy, dijo que el Presidente del Gobierno ha dicho lo que él le pidió que dijera. Firme en la línea conservadora, ha repetido las consignas que se machacan estos días, “España será lo que decidan los españoles”, “España no es negociable”, “nunca antes se había cuestionado España como ahora”. Y Leopoldo Barrena, del PP vasco, ha declarado que si el PSE apoya los presupuestos vascos, da su apoyo implícito a la consulta porque los presupuestos financian la consulta de Ibarretxe.
Como viene ya siendo algo normal, frente al victimismo del PNV y frente a la crispación del PP esté el Gobierno y la izquierda tras él como factor sensato para el país, sin intención de crispar y enfrentar a españoles contra otros españoles (los vascos, catalanes, según le dé a la derecha), respondiendo con total normalidad, con la ley en la mano: sólo se puede actuar dentro de la Constitución, y cualquier consulta facultativa requiere autorización de Gobierno y Cortes. Para ello, para mejorar la gestión de las competencias de cada administración, mejorar el Estatuto, y dejar de hablar siempre de lo mismo (el famoso raca raca dale a la matraca).
La guinda fue el comentario de Rajoy, de que Zapatero ha dicho lo que él le ha pedido que dijera. ¡Pero si sabemos desde hace días que Zapatero iba a decirle exactamente lo que le dijo a Ibarretxe! Constitución, legalidad, preocuparse de los problemas de los vascos. Rajoy debería bajar de su nube conservadora y darse cuenta de la realidad, amén del revuelo que ha causado en la Casa Real. Él, sobre todo él y su partido, que tanto reivindica la Corona, hasta tal punto de apropiársela y casi de suplantarla, consiguiendo que tanto Corona como ciudadanía le tome por el pito del sereno. Repetir consignas fáciles no es contar la verdad, es mentir. Cómo va a dejar de ser España lo que los españoles quieren, cuando la Constitución ya lo establece y no se puede cambiar a menos que la Constitución se cambie.
Engañar a los españoles y enfrentarlos no es el camino a seguir para ser estadista o hacer político. Es comportamiento de perdedores.
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