Ya está. Por fin se dio a conocer la sentencia del 11-M, que no ha dejado a nadie sin opinar. Es, por encima de todo, la sentencia del fin de la conspiración, de la paranoia, de la infamia y de la mentira que durante más de tres años ha venido llevando la derecha mediática y política.
Más allá de España nadie da crédito a cualquier autoría de ETA, ni menos aún a una conspiración de ETA más un grupo mediático y un partido político español. Y es que las mentiras cuestan mucho que sean creídas.
Se ha caído el arma con que la derecha ha desgarrado al país en dos, situando a una mitad como apoyo de conspiradores etarro-socialistas inmorales y a la otra como becerros crédulos.
Adiós ácido bórico, adiós cintas de Orquesta Mondragón. Los paranoicos se pueden curar, al menos hay suficientes psicólogos.
"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza". Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano
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