Dos condenas por abusos, dos penas sin cumplirse. Así estuvo libre un pederasta y así pudo ocurrir el terrible asesinato de Mari Luz.
¿Qué ocurrió? ¿Dónde fue el fallo dentro de la Administración que impidió que Santiago del Valle cumpliera sus condenas de prisión?
La pederastia, las relaciones sexuales no consentidas con menores, es algo muy grave. No son relaciones consentidas. Es una violación, un problema psicológico. Del Valle, tendría que haber recibido tratamiento psicológico, y haber estado sometido a vigilancia. Y un simple fallo ha posibilitado que Del Valle raptara a Mari Luz, y la asesinara.
Hay algunos pederastas que gozan de muy altas protecciones: muchos de los sacerdotes denunciados por pederastia en el mundo han sido ocultados por el Vaticano donde la justicia no pueda actuar contra ellos. Esa tremenda hipocresía y protección debe acabar. Los que no gozan del beneficio de la Iglesia, la mayoría de los pederastas, no tienen quien les proteja de la justicia. Un error de la justicia a “protegido” a Del Valle, y desamparado al resto de ciudadanos, sobre todo los menores de edad, del peligro que esto conllevaba.
De errores se aprende. Por desgracia este error ha costado una vida inocente. La escrupulosa meticulosidad debe ser hecho y lema de la justicia. Para nuestra protección.
¿Qué ocurrió? ¿Dónde fue el fallo dentro de la Administración que impidió que Santiago del Valle cumpliera sus condenas de prisión?
La pederastia, las relaciones sexuales no consentidas con menores, es algo muy grave. No son relaciones consentidas. Es una violación, un problema psicológico. Del Valle, tendría que haber recibido tratamiento psicológico, y haber estado sometido a vigilancia. Y un simple fallo ha posibilitado que Del Valle raptara a Mari Luz, y la asesinara.
Hay algunos pederastas que gozan de muy altas protecciones: muchos de los sacerdotes denunciados por pederastia en el mundo han sido ocultados por el Vaticano donde la justicia no pueda actuar contra ellos. Esa tremenda hipocresía y protección debe acabar. Los que no gozan del beneficio de la Iglesia, la mayoría de los pederastas, no tienen quien les proteja de la justicia. Un error de la justicia a “protegido” a Del Valle, y desamparado al resto de ciudadanos, sobre todo los menores de edad, del peligro que esto conllevaba.
De errores se aprende. Por desgracia este error ha costado una vida inocente. La escrupulosa meticulosidad debe ser hecho y lema de la justicia. Para nuestra protección.
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