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martes, 4 de marzo de 2008

Valoración del segundo debate Zapatero-Rajoy

Guardaba una esperanza de que Zapatero evitara los errores del primer debate y plantara cara a Rajoy. Me temo que no ha sido así. Zapatero ha estado correcto, ha inquirido en los momentos necesarios, pero ha sido tan correcto que se ha dejado comer terreno por Rajoy, y éste no ha aportado nada en absoluto, más que sacar a su "niña", llegar a decir que Zapatero apoyó la guerra de Irak (¡!).

Rajoy ha intentado llegar a los electores desde el mensaje populista: que el candidato liberal-conservador hable de salarios, de fin de mes, de vivienda… es, más que nada, un acto de hipocresía. Ese partido que quiere suprimir el Ministerio de la Vivienda y con ello sus actuaciones (ejemplo: Operación Campamento), que se niega a subir los salarios, que quiere bajar impuestos a los más ricos, ¿cómo puede llegar a pensar que la gente se lo va a creer? Ante su imposibilidad por controlar los terrenos del debate, ha preferido por atacar con saña.

Zapatero ha cometido un gran acierto y desafío: comprometerse con la derrota a ETA en el caso de que los conservadores ganaran las elecciones. Un apoyo total al Gobierno. Cosa que la derecha no puede cumplir, ni desea.

Su otro acierto y sorpresa ha sido poner a disposición un libro blanco sobre los resultados de la labor del Gobierno: datos contrastados y fiables, datos seguros, frente a los catastrofismos de la derecha. A diferencia del primer debate, éste ha contenido las propuestas de futuro del Partido Socialista: acuerdo social con sindicatos y empresarios, acelerar el plan de infraestructuras, 150.000 viviendas de protección oficial, recolocación de parados de la construcción, pago de 400 euros, ampliación del plazo de hipotecas y acuerdo con el sector de distribución para el autocontrol de precios.

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