Parece que se van a enfrentar dos listas muy distintas en el próximo comité regional de las Juventudes Socialistas de Madrid. Una es la dirigida por su Secretario General, Daniel Méndez, y otra es una unión crítica a su forma de dirigir las Juventudes en Madrid, y básicamente una lista que apoya a Tomás Gómez.
Yo, personalmente, ya ha quedado muy claro que no veo bien que esté Tomás Gómez por una razón: no hace oposición. Pero es un socialista, y si resulta elegido lo apoyaré igualmente desde mi voz crítica, y si mejora y sabe dar lo mejor de sí mismo podré decir, ¡Eureka, era hora!
Pero yo, apoyaré siempre a alguien muy importante en mi concepción política: José Cepeda. Y diré por qué, contando una historia:
Era 2003, en la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas, con Trinidad Jiménez como candidata por el Ayuntamiento y Rafael Simancas por la Comunidad. Yo aún, con 14 años, acababa de tomar cuenta desde el año pasado de la necesidad de tener una idea política. Del marxismo leninista, hasta por el trotskismo, qué infantil era, llegué al socialismo. ¡Y en qué momento! En plena contestación política de la izquierda contra el aznarismo en el poder.
Y en eso, hubo un mitin en mi barrio, Aluche, donde vinieron los dos candidatos y también un candidato a la Asamblea que era también del mismo distrito, de Latina. Era José Cepeda. Aún recuerdo perfectamente aquel “vamos a llenar de puños y rosas las urnas”. ¡Y vaya si lo conseguimos! Tanto que el PSOE ganó aquellas elecciones. Lo triste vino después.
Pero, en aquel momento, yo me decanté definitivamente por el Partido Socialista. Era un gran discurso, la gran izquierda, el gran proyecto integrador por España y por Madrid. Y Cepeda, alguien que no es un político más, sino un vecino mío más. Y lo que pensaba me llegó.
Pasó mucho, hasta, lo recuerdo bien, el 2 de Febrero de 2006, cuando acudí a las Juventudes de mi distrito, a afiliarme. Tenía, al revés que mucha gente, una concepción de la política positiva. Pensaba, y pienso, que mucha gente sirve sin molestarse en tener unas ambiciones personales negativas. El Socialismo es algo superior, es la unión por hacer un mundo más justo. Y yo iba a poner mi particular grano de arena.
Pero, no pasaron muchos meses, hasta que desde la dirección regional de las Juventudes, desde su Secretaría de Organización, se montó, con prácticas detestables y en nada éticas, una moción de censura contra una ejecutiva elegida ¡un mes antes! Fue un tremendo jarro de agua fría, un despertar de mi ceguera. Porque, ¡resultaba que sí había gente despreciable en la política! Y no desde lo más alto, sino desde la escala más pequeña, incluso desde una organización juvenil cuyo principal propósito es ser el vehículo conductor de los problemas de los jóvenes según el socialismo.
Qué gran decepción, sinceramente. Se me partió el corazón, porque en las Juventudes, mis Juventudes, y en el Partido, mi Partido, que con todo mi corazón amo porque son la mayor obra que pudo hacer Pablo Iglesias por los trabajadores españoles, ¡había manzanas podridas en su interior!
Con mucho esfuerzo, de todos los que participábamos de dirigir las Juventudes de mi distrito, conseguimos tumbar aquel despropósito, y esos despreciables, habían recibido lo que merecían: la derrota. Las Juventudes, como Cádiz bajo la invasión francesa, habían resistido.
Y al año siguiente, tocó un proceso congresual en las Juventudes Socialistas de Madrid. Óscar Blanco dejaba la Secretaría General. Yo, que en entre 2006 y 2007 me dediqué a pensar únicamente en mi trabajo local, de cara a mis vecinos, no había reparado en nada más allá de Latina. Algún acto genera y poco más, pero, tonto de mi, pensaba que todo era igual de feliz que en Latina. Por eso, cada vez que alguien dice algo en contra de mi agrupación, pienso: “¿Pero, de qué va? Si nuestro trabajo, nuestra actividad, nuestra relación, es exquisita. Personalmente creo que el demérito propio crea resentimiento al mérito ajeno.
Volviendo al Congreso de 2007, se postulaba un único candidato a la Secretaría General: Daniel Méndez, el mismo Secretario de Organización que había orquestado la fracasada moción de censura. Estaba claro que, por coherencia, no se podía apoyar a una persona así. Pero ya reveló lo que ahora sigue siendo un constante de él: engañar. Y nos engañó, sí, tontos de nosotros. Pensábamos que había aprendido la lección y que ahora ejercería una labor exquisita. Le dimos los avales que necesitaba para postularse como candidato porque pensábamos que reconocería el peso y la labor de mi agrupación. ¡Pobre ilusos! Nada, absolutamente nada. Claro, y hay que reconocer, que nos ofreció un puesto florero, de no hacer nada y de callarnos la boca. Y claro, ya más tontos no fuimos. Y así, una de las agrupaciones de mayor actividad y mayor peso se quedó fuera.
Daba igual que nos dejáramos todo por los jóvenes de nuestro distrito, daba igual que estuviéramos siempre donde fuera necesario. Nuestro trabajo daba igual, porque, entre la ambición personal y el mérito colectivo, la inquina personal puede más. Ya digo que el mérito ajeno crea resentimiento.
Aún así, no nos rendimos. Continuamos con nuestra labor local, elegimos una nueva ejecutiva local y un nuevo Secretario General, pero el resentimiento hacia nuestra agrupación no cesó. Daba igual quien estuviese, porque era un enemigo a batir. Nosotros, por nuestra parte, conservamos la desconfianza hacia el aparato regional pero no hemos hecho nada desestabilizador, dimos la oportunidad de enmendar los viejos errores.
Pero nada, los grandes esfuerzos de las Juventudes de Madrid se dirigieron a asegurar unos cuantos puestos en las listas electorales en las elecciones generales. ¿Para qué? Para dar sillones. Todos los esfuerzos en dar sillones, cargos y prebendas a quien baile el agua. El mérito, y el trabajo, brillan por su ausencia.
Como resulta que quien ejerce una política basada en el reparto de cargos y premios, sin ningún proyecto ni ideas, pues es lógico que comiencen las desafecciones. Y poco a poco ha ido un pequeño goteo de críticas a la dirección. ¡Latina mantenía la coherencia! Y, además, todas las críticas son lo mismo que Latina mantenía: Daniel Méndez es un mafioso.
Aquí termina la historia, en el momento presente. Así, se explica el origen de las dos listas: una oficial, y otra crítica. Y la propia coherencia de Latina, que ha sido dedicarse por entero a su trabajo local, a buscar la integración y redimir a la ejecutiva regional de sus errores, y a mantener una postura crítica por los malos usos de las Juventudes de Madrid. Como desde la ejecutiva regional no se ha querido abrir los ojos, al final resulta que cuánto más caminas en el error más solo te quedas.
Sin meterse en el posicionamiento ideológico de otras agrupaciones, de su actuación interna, Latina se presenta como la coherencia misma, y es que el buen hacer no debe divorciarse de la política, porque eso representa frustrar las esperanzas tanto de los miles de militantes que trabajan por ella a cambio de nada y a millones de españoles que ansían una izquierda limpia y fuerte.
Yo creo que José Cepeda hizo muy bien en presentarse como alternativa tras la derrota de Rafael Simancas. El PSM, tras la traición de Tamayo, se vio privado de su autonomía para poseer un control excesivo por parte del PSOE federal, que, en este caso, no ha tenido buena mano. Los resultados del PSM son horrorosos, el discurso, aquel discurso que oí el 2003, se había evaporado. Ahora todo era el rencor, el rencor por la traición de Tamayo y la imposibilidad de llegar al poder.
Y Cepeda, aunque no ganara frente a Tomás Gómez, representa ese PSM de las bases que no quiere que le hagan un no-discurso, un socialismo derechista para caer bien a los poderosos a ver si así nos deja gobernar, un hacer y deshacer desde Ferraz sin tener en cuenta las bases de Madrid: por eso se perdió en 2007. Simancas, en su momento, en 2003, lo hizo bien: se acabó la mayoría absoluta conservadora. Simancas, al perder la oportunidad, lo hizo mal: se agarró al cargo y perdió el discurso. Y Cepeda lo que quería es volver al proyecto, porque desde la izquierda se gana Madrid. Y ni Simancas supo tener un discurso convincente en 2007 y espero que Tomás Gómez sea capaz de ofrecer un discurso que pueda llevar al PSM a donde le corresponde, que es a la Puerta del Sol a presidir Madrid.
Y tanto lo que pido al PSM, como a las JSM, es recuperar el discurso y el proyecto. Y algo muy importante: deshacerse de todos aquellos que nos rompen el corazón y la ilusión de una izquierda fuerte y convincente. Así, como lo he escrito en otro sitio, exclamo: ¡Daniel Méndez, rectifica!
Nuestra conciencia es lo último que nos quedará, y es la única a la que debemos tener lealtad. Yo la guardo, ¿y los demás?
Yo, personalmente, ya ha quedado muy claro que no veo bien que esté Tomás Gómez por una razón: no hace oposición. Pero es un socialista, y si resulta elegido lo apoyaré igualmente desde mi voz crítica, y si mejora y sabe dar lo mejor de sí mismo podré decir, ¡Eureka, era hora!
Pero yo, apoyaré siempre a alguien muy importante en mi concepción política: José Cepeda. Y diré por qué, contando una historia:
Era 2003, en la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas, con Trinidad Jiménez como candidata por el Ayuntamiento y Rafael Simancas por la Comunidad. Yo aún, con 14 años, acababa de tomar cuenta desde el año pasado de la necesidad de tener una idea política. Del marxismo leninista, hasta por el trotskismo, qué infantil era, llegué al socialismo. ¡Y en qué momento! En plena contestación política de la izquierda contra el aznarismo en el poder.
Y en eso, hubo un mitin en mi barrio, Aluche, donde vinieron los dos candidatos y también un candidato a la Asamblea que era también del mismo distrito, de Latina. Era José Cepeda. Aún recuerdo perfectamente aquel “vamos a llenar de puños y rosas las urnas”. ¡Y vaya si lo conseguimos! Tanto que el PSOE ganó aquellas elecciones. Lo triste vino después.
Pero, en aquel momento, yo me decanté definitivamente por el Partido Socialista. Era un gran discurso, la gran izquierda, el gran proyecto integrador por España y por Madrid. Y Cepeda, alguien que no es un político más, sino un vecino mío más. Y lo que pensaba me llegó.
Pasó mucho, hasta, lo recuerdo bien, el 2 de Febrero de 2006, cuando acudí a las Juventudes de mi distrito, a afiliarme. Tenía, al revés que mucha gente, una concepción de la política positiva. Pensaba, y pienso, que mucha gente sirve sin molestarse en tener unas ambiciones personales negativas. El Socialismo es algo superior, es la unión por hacer un mundo más justo. Y yo iba a poner mi particular grano de arena.
Pero, no pasaron muchos meses, hasta que desde la dirección regional de las Juventudes, desde su Secretaría de Organización, se montó, con prácticas detestables y en nada éticas, una moción de censura contra una ejecutiva elegida ¡un mes antes! Fue un tremendo jarro de agua fría, un despertar de mi ceguera. Porque, ¡resultaba que sí había gente despreciable en la política! Y no desde lo más alto, sino desde la escala más pequeña, incluso desde una organización juvenil cuyo principal propósito es ser el vehículo conductor de los problemas de los jóvenes según el socialismo.
Qué gran decepción, sinceramente. Se me partió el corazón, porque en las Juventudes, mis Juventudes, y en el Partido, mi Partido, que con todo mi corazón amo porque son la mayor obra que pudo hacer Pablo Iglesias por los trabajadores españoles, ¡había manzanas podridas en su interior!
Con mucho esfuerzo, de todos los que participábamos de dirigir las Juventudes de mi distrito, conseguimos tumbar aquel despropósito, y esos despreciables, habían recibido lo que merecían: la derrota. Las Juventudes, como Cádiz bajo la invasión francesa, habían resistido.
Y al año siguiente, tocó un proceso congresual en las Juventudes Socialistas de Madrid. Óscar Blanco dejaba la Secretaría General. Yo, que en entre 2006 y 2007 me dediqué a pensar únicamente en mi trabajo local, de cara a mis vecinos, no había reparado en nada más allá de Latina. Algún acto genera y poco más, pero, tonto de mi, pensaba que todo era igual de feliz que en Latina. Por eso, cada vez que alguien dice algo en contra de mi agrupación, pienso: “¿Pero, de qué va? Si nuestro trabajo, nuestra actividad, nuestra relación, es exquisita. Personalmente creo que el demérito propio crea resentimiento al mérito ajeno.
Volviendo al Congreso de 2007, se postulaba un único candidato a la Secretaría General: Daniel Méndez, el mismo Secretario de Organización que había orquestado la fracasada moción de censura. Estaba claro que, por coherencia, no se podía apoyar a una persona así. Pero ya reveló lo que ahora sigue siendo un constante de él: engañar. Y nos engañó, sí, tontos de nosotros. Pensábamos que había aprendido la lección y que ahora ejercería una labor exquisita. Le dimos los avales que necesitaba para postularse como candidato porque pensábamos que reconocería el peso y la labor de mi agrupación. ¡Pobre ilusos! Nada, absolutamente nada. Claro, y hay que reconocer, que nos ofreció un puesto florero, de no hacer nada y de callarnos la boca. Y claro, ya más tontos no fuimos. Y así, una de las agrupaciones de mayor actividad y mayor peso se quedó fuera.
Daba igual que nos dejáramos todo por los jóvenes de nuestro distrito, daba igual que estuviéramos siempre donde fuera necesario. Nuestro trabajo daba igual, porque, entre la ambición personal y el mérito colectivo, la inquina personal puede más. Ya digo que el mérito ajeno crea resentimiento.
Aún así, no nos rendimos. Continuamos con nuestra labor local, elegimos una nueva ejecutiva local y un nuevo Secretario General, pero el resentimiento hacia nuestra agrupación no cesó. Daba igual quien estuviese, porque era un enemigo a batir. Nosotros, por nuestra parte, conservamos la desconfianza hacia el aparato regional pero no hemos hecho nada desestabilizador, dimos la oportunidad de enmendar los viejos errores.
Pero nada, los grandes esfuerzos de las Juventudes de Madrid se dirigieron a asegurar unos cuantos puestos en las listas electorales en las elecciones generales. ¿Para qué? Para dar sillones. Todos los esfuerzos en dar sillones, cargos y prebendas a quien baile el agua. El mérito, y el trabajo, brillan por su ausencia.
Como resulta que quien ejerce una política basada en el reparto de cargos y premios, sin ningún proyecto ni ideas, pues es lógico que comiencen las desafecciones. Y poco a poco ha ido un pequeño goteo de críticas a la dirección. ¡Latina mantenía la coherencia! Y, además, todas las críticas son lo mismo que Latina mantenía: Daniel Méndez es un mafioso.
Aquí termina la historia, en el momento presente. Así, se explica el origen de las dos listas: una oficial, y otra crítica. Y la propia coherencia de Latina, que ha sido dedicarse por entero a su trabajo local, a buscar la integración y redimir a la ejecutiva regional de sus errores, y a mantener una postura crítica por los malos usos de las Juventudes de Madrid. Como desde la ejecutiva regional no se ha querido abrir los ojos, al final resulta que cuánto más caminas en el error más solo te quedas.
Sin meterse en el posicionamiento ideológico de otras agrupaciones, de su actuación interna, Latina se presenta como la coherencia misma, y es que el buen hacer no debe divorciarse de la política, porque eso representa frustrar las esperanzas tanto de los miles de militantes que trabajan por ella a cambio de nada y a millones de españoles que ansían una izquierda limpia y fuerte.
Yo creo que José Cepeda hizo muy bien en presentarse como alternativa tras la derrota de Rafael Simancas. El PSM, tras la traición de Tamayo, se vio privado de su autonomía para poseer un control excesivo por parte del PSOE federal, que, en este caso, no ha tenido buena mano. Los resultados del PSM son horrorosos, el discurso, aquel discurso que oí el 2003, se había evaporado. Ahora todo era el rencor, el rencor por la traición de Tamayo y la imposibilidad de llegar al poder.
Y Cepeda, aunque no ganara frente a Tomás Gómez, representa ese PSM de las bases que no quiere que le hagan un no-discurso, un socialismo derechista para caer bien a los poderosos a ver si así nos deja gobernar, un hacer y deshacer desde Ferraz sin tener en cuenta las bases de Madrid: por eso se perdió en 2007. Simancas, en su momento, en 2003, lo hizo bien: se acabó la mayoría absoluta conservadora. Simancas, al perder la oportunidad, lo hizo mal: se agarró al cargo y perdió el discurso. Y Cepeda lo que quería es volver al proyecto, porque desde la izquierda se gana Madrid. Y ni Simancas supo tener un discurso convincente en 2007 y espero que Tomás Gómez sea capaz de ofrecer un discurso que pueda llevar al PSM a donde le corresponde, que es a la Puerta del Sol a presidir Madrid.
Y tanto lo que pido al PSM, como a las JSM, es recuperar el discurso y el proyecto. Y algo muy importante: deshacerse de todos aquellos que nos rompen el corazón y la ilusión de una izquierda fuerte y convincente. Así, como lo he escrito en otro sitio, exclamo: ¡Daniel Méndez, rectifica!
Nuestra conciencia es lo último que nos quedará, y es la única a la que debemos tener lealtad. Yo la guardo, ¿y los demás?
Javier, te animo a echarle un vistazo a este blog para socialistas de izquierda, que tiene muy buena pinta:
ResponderEliminarhttp://heterodoxo-relapso.blogspot.com/
Saludos cordiales.
Os invito a visitar y leer la nueva entrada sobre el Comite Regional de JSM
ResponderEliminarhttp://alucheconzp.blogspot.com/2008/07/comite-regional-jsm.html
muy bien! a seguir con ese espíritu crítico!!
ResponderEliminarla mafia caerá!
ResponderEliminarJavier no te conozco en persona, pero si dices tantas cuestiones como verdad absoluta pues terminarás convirtiendote en un totalitario. Recuerda que todo tiene su perspectiva. Si quieres criticar al Sº General de JSM me parece bien, pero hazlo en los cauces que tienes para ello. Por cierto 2 cuestiones te habla un militante de las JSM desde hace 9 años, echa cuentas. Una persona que le tiene un gran aprecio a Cepeda.
ResponderEliminarPd- Ten cuidado con las evoluciones si vienes del marxismo y el troskismo y has acabado siendo socialista o socialdemócrata (siendo las dos cosas diferentes) igual terminas en otras posiciones. Algunos somos socialistas desde que tenemos uso de razón porque es una filosofía de vida. Y no te sientas ofendido que no expuesto nada que te lo pudiera producir. Y por cierto noentro a debatir en blogs sobre cuestiones internas si quieres te pones en contacto conmigo y cuando quieras una cañita.
Al primer anónimo, gracias por el link, lo leeré con interés ;)
ResponderEliminarA Sera, siento decirte que yo no me creo un totalitario por pensar que hay determinadas cosas que son verdad. La verdad es, todo hay que decirlo, absolutamente relativa, yo creo unas cosas, tú puedes verlas desde otra óptica. Pero todo gira para mí en torno a esto: socialismo, socialismo y socialismo. Socialismo como trabajo desinteresado por la ciudadanía, socialismo como defensa a ultranza de la libertad y la democracia, socialismo como ideales máximos y no palabras vacías de contenido. Toda crítica que yo hago, mucho antes de haberla expuesto aquí, la he transmitido a Chema, al igual que el resto de compañeros de la agrupación de Latina, para que se sepa que no nos callamos por mucho que nos quieran desestabilizar, acallar o ignorar desde otras capas.
Yo creo que en este mundo de la información, en esta época de explosión del fenómeno blog, es bueno hacer llegar estos pensamientos de muchas maneras. La crítica es buena, es constructiva (“Dani Méndez, rectifica”, recuerda), porque para callarme tendría que irme a la derecha. Y te juro, que aunque en mis inicios tuviera débiles, porque eran débiles, y con 14 años tampoco creo que tuviera una ideología formada, ideas comunistas y revolucionarias. Leer es la clave para avanzar, culturalmente, políticamente, mentalmente. Socialdemócrata no es para mí lo que los comunistas lo tacharon cuando se creo la KOMINTERN, no es moderación, es socialismo, como lo eran los socialistas del SPD.
Creo que no me siento ofendido por nada, toda deliberación amistosa es buena. Un saludo compañero, y cualquier cosa, aquí está mi blog para lo que quieras.
Javi me puedes contestar a ¿por qué ha renunciado Cepeda a la presidencia del Grupo Parlamentario en la Asamblea de Madrid sólo tres semanas después de haber sido nombrado y ahora ocupa la vicepresidencia?
ResponderEliminarSimple curiosidad
Ahora mismo no conozco la noticia (escribo desde la universidad) y estoy leyendo la prensa digital, así que cuando lo lea me pronunciaré más detenidamente.
ResponderEliminarSólo digo de entrada que si esa noticia es cierta, es una gran pena por el PSM.
Por mí, podría quedarse como portavoz parlamentario y así al menos habría una voz fuerte contra el ultraliberalismo doctrinario que nos intenta imponer Esperanza Aguirre y que puede suponer arruinar a la sociedad madrileña.
Javi ojala Dios (es decir ZP o su hijo Tomás que está en la tierra) te oiga, pero parece raro, ¿no? No crea que haya sido una decisión personal de Cepeda pero cosas más raras se han visto.
ResponderEliminarUn abrazo