El idealismo alemán se encuentra enlazado con la teoría francesa de revolución. Surge a raíz de teorizar los cambios producidos por la revolución francesa. La revolución como movimiento político y el pensamiento alemán, al teorizar los cambios producidos, contribuirán a la creación del socialismo.
Alemania no existe en el siglo XVIII como única entidad política. En vez de un Estado, existía el Sacro Imperio Romano, a cuya cabeza estaba un emperador de poder ficticio y formal. Este imperio estaba formado por más de trescientas entidades políticas, con algunos modelos cercanos al despotismo ilustrado. En este Sacro Imperio existía la competencia de Austria y Prusia por el liderazgo, y los pequeños Estados basculaban en torno a uno u otro.
La Ilustración alemana es peculiar, se asienta sobre el Renacimiento alemán y la reforma religiosa protestante. La Ilustración se preocupó poco de la política y la Razón y miró a asuntos morales y religiosos. La reforma luterana, el despotismo ilustrado, la racionalización del poder en base al enriquecimiento personal y bienestar… todo ello se complementa.
Los súbditos se someten al poder elegido por Dios, el despotismo es así “fácil” en Alemania. El Estado es identificado con la comunidad, todos desean el bienestar general, y la monarquía se configura como la garantía de la constitución de libertades y no como una amenaza. Se pretende reforzar y no reducir al Estado, se quieren funcionarios eficientes. Por tanto, la Ilustración y la Revolución francesa llegan a una Alemania no crítica con el poder establecido. Cuando Austria liquida el título de emperador germánico y disuelve el Sacro Imperio para que Napoleón no se apropie de él, éste descompone Alemania, reestructurada como Confederación del Rin sin Austria ni Prusia, para unir poco a poco los pequeños Estados.
El romanticismo alemán no sigue la Razón sino el instinto y busca las diferencias culturales alemanas respecto al resto. Este romanticismo es anti-intelectual, anticosmopolita y nacionalista. El Idealismo se aleja de la Ilustración alemana, queriendo llevar la Razón a su culminación, sustituir a Francia como cabeza cultural de Europa en base de que está más desarrollada que la patria de la revolución. Este movimiento quiere que los ideales rijan las acciones humanos, puesto que las ideas son siempre realizables; por último, con todo esto quiere intentar solventar los problemas del mundo, y específicamente, de Alemania.
Immanuel Kant
Nació en Königsberg (actual Kaliningrado) en 1724 y murió en la misma ciudad en 1804. En 1797 escribió la “Metafísica de las costumbres”. Kant se enfrenta al contraste de desarrollo científico y de las ciencias sociales, quiere establecer una ciencia exacta de la sociedad, una norma universal. El lenguaje es imperativo, prescribe conductas. Él ve dos imperativos: los condicionales, que son los que los individuos fijan su acción con un determinado fin; y los categóricos, una acción que es un fin en sí mismo. Kant cree que los individuos deben obrar libremente según dicta la conciencia: “obra de tal manera que tu conducta pueda ser una voluntad universal para todos”.
Kant tiene una visión positiva del hombre, que viene a este mundo para perfeccionarse, más cuando su razón es la legisladora, su conciencia. Esa voluntad necesita autonomía, actuar con el imperativo categórico es ser libre. Y la libertad es desarrollarse como personas, con autogobierno y perfeccionamiento. Esta idea de libertad es la que adopta la socialdemocracia.
La filosofía del derecho habla de dos libertades: frente a acciones interiores y frente a acciones exteriores. La primera es cuando uno no se deja dominar por las pasiones; la segunda, se cuestiones y colisiona por la acción del otro. Para cada una da una legislación ética o moral de obrar por respeto al deber y derecho.
El orden del derecho es necesario para la libertad interior, el derecho se contenta con la legalidad, la ética exige cumplimiento del deber por el deber, el orden del derecho es el imperativo categórico imprescindible para la libertad.
El derecho es abstracto, universal, natural para todos, plenamente coincidente con la moralidad, un acuerdo sobre el concepto de libertad establecido por los hombres. El derecho señala lo que no puede hacerse para garantizar la máxima libertad, es el establecimiento de las normas mínimas para que todos se hagan libres. El derecho quiere favorecer, no impedir, equilibrando las libertades.
Al derecho le acompaña la coacción, la violencia recíproca para garantizar la libertad: todo impedimento a la libertad debe ser eliminado. Es una legítima defensa, la negación de la negación, contra los que quieren arrebatar la libertad.
Hay que destacar este paso adelante que da Kant. Ya no es la libertad liberal negativa, sino una libertad positiva, de desarrollo y perfeccionamiento que todo hombre necesita para desarrollarse. La libertad es el único derecho innato del hombre por el simple hecho de ser hombre. La esencia del derecho y de la justicia.
El derecho no debía sobrepasar la libertad, sino crear ámbitos de libertad. Sigue los planteamientos optimistas de Locke y lo reinterpreta. La diferencia la sitúa en el Estado de libertad y de naturaleza con un poder coercitivo, para el cumplimiento del derecho como orden cierto de convivencia; el poder coercitivo garantiza la libertad y la seguridad, los derechos y deberes sociales que conforman la sociedad civil.
El contrato social y el estado de naturaleza son ideas de la Razón, no hechos históricos, sino imperativos categóricos: es un imperativo categórico abandonar el estado de naturaleza y dotarse del contrato social.
El contrato que plantea Kant es un hecho de una voluntad unida para hacer posible el derecho y la libertad de individuos que se autogobiernan por el imperativo categórico. El soberano es la forma en que se expresa esa voluntad, la expresión jurídica, no un rey o un pueblo. El soberano es el ordenamiento jurídico del Estado.
El hombre que realiza el contrato, según Rousseau y Locke, es libre, y pasa a ciudadano, conservando autonomía e independencia. La finalidad del Estado kantiano es limitado: hacer posible el derecho, no la libertad o felicidad de los individuos, sólo crear el marco para hacerlo posible, distanciándose de las ideas de la Ilustración de Estado paternalista, que puede derivar en absolutismo. El Estado kantiano es un Estado liberal que busca la mayor libertad posible. Es un Estado de libre iniciativa, donde sólo pueden participar los que son dueños de sí mismos, los ciudadanos activos, frente a los que dependen de otros, los ciudadanos pasivos, que no tienen derecho a participar.
Los poderes existente son el ejecutivo (irresistible), legislativo (irrepensible) y judicial (inapelable). El poder fundamental es el legislativo. Las formas de Estado que distingue según el poder de mando son: la autocracia, la aristocracia, la democracia; y las de régimen republicano, si hay separación de poderes, y despotismo, si no hay separación de poderes.
Kant apuesta por la forma republicana, cuando existe la separación de poderes. La autocracia republicana es la monarquía, porque los poderes están separados. Es plena si el rey está limitado por una monarquía parlamentaria, o es en espíritu si el rey reina solo porque se identifica con el pueblo, y ambas son legítimas para Kant.
No admite la revocación de los representantes porque son la manifestación del derecho y por tanto tampoco el derecho a la resistencia existe porque sería considerar ilegítimo al Estado. Sólo la revolución triunfante es admisible porque el Estado prerrevolucionario era una apariencia de sociedad civil incapaz de cumplir el derecho.
Alemania no existe en el siglo XVIII como única entidad política. En vez de un Estado, existía el Sacro Imperio Romano, a cuya cabeza estaba un emperador de poder ficticio y formal. Este imperio estaba formado por más de trescientas entidades políticas, con algunos modelos cercanos al despotismo ilustrado. En este Sacro Imperio existía la competencia de Austria y Prusia por el liderazgo, y los pequeños Estados basculaban en torno a uno u otro.
La Ilustración alemana es peculiar, se asienta sobre el Renacimiento alemán y la reforma religiosa protestante. La Ilustración se preocupó poco de la política y la Razón y miró a asuntos morales y religiosos. La reforma luterana, el despotismo ilustrado, la racionalización del poder en base al enriquecimiento personal y bienestar… todo ello se complementa.
Los súbditos se someten al poder elegido por Dios, el despotismo es así “fácil” en Alemania. El Estado es identificado con la comunidad, todos desean el bienestar general, y la monarquía se configura como la garantía de la constitución de libertades y no como una amenaza. Se pretende reforzar y no reducir al Estado, se quieren funcionarios eficientes. Por tanto, la Ilustración y la Revolución francesa llegan a una Alemania no crítica con el poder establecido. Cuando Austria liquida el título de emperador germánico y disuelve el Sacro Imperio para que Napoleón no se apropie de él, éste descompone Alemania, reestructurada como Confederación del Rin sin Austria ni Prusia, para unir poco a poco los pequeños Estados.
El romanticismo alemán no sigue la Razón sino el instinto y busca las diferencias culturales alemanas respecto al resto. Este romanticismo es anti-intelectual, anticosmopolita y nacionalista. El Idealismo se aleja de la Ilustración alemana, queriendo llevar la Razón a su culminación, sustituir a Francia como cabeza cultural de Europa en base de que está más desarrollada que la patria de la revolución. Este movimiento quiere que los ideales rijan las acciones humanos, puesto que las ideas son siempre realizables; por último, con todo esto quiere intentar solventar los problemas del mundo, y específicamente, de Alemania.
Immanuel Kant
Nació en Königsberg (actual Kaliningrado) en 1724 y murió en la misma ciudad en 1804. En 1797 escribió la “Metafísica de las costumbres”. Kant se enfrenta al contraste de desarrollo científico y de las ciencias sociales, quiere establecer una ciencia exacta de la sociedad, una norma universal. El lenguaje es imperativo, prescribe conductas. Él ve dos imperativos: los condicionales, que son los que los individuos fijan su acción con un determinado fin; y los categóricos, una acción que es un fin en sí mismo. Kant cree que los individuos deben obrar libremente según dicta la conciencia: “obra de tal manera que tu conducta pueda ser una voluntad universal para todos”.
Kant tiene una visión positiva del hombre, que viene a este mundo para perfeccionarse, más cuando su razón es la legisladora, su conciencia. Esa voluntad necesita autonomía, actuar con el imperativo categórico es ser libre. Y la libertad es desarrollarse como personas, con autogobierno y perfeccionamiento. Esta idea de libertad es la que adopta la socialdemocracia.
La filosofía del derecho habla de dos libertades: frente a acciones interiores y frente a acciones exteriores. La primera es cuando uno no se deja dominar por las pasiones; la segunda, se cuestiones y colisiona por la acción del otro. Para cada una da una legislación ética o moral de obrar por respeto al deber y derecho.
El orden del derecho es necesario para la libertad interior, el derecho se contenta con la legalidad, la ética exige cumplimiento del deber por el deber, el orden del derecho es el imperativo categórico imprescindible para la libertad.
El derecho es abstracto, universal, natural para todos, plenamente coincidente con la moralidad, un acuerdo sobre el concepto de libertad establecido por los hombres. El derecho señala lo que no puede hacerse para garantizar la máxima libertad, es el establecimiento de las normas mínimas para que todos se hagan libres. El derecho quiere favorecer, no impedir, equilibrando las libertades.
Al derecho le acompaña la coacción, la violencia recíproca para garantizar la libertad: todo impedimento a la libertad debe ser eliminado. Es una legítima defensa, la negación de la negación, contra los que quieren arrebatar la libertad.
Hay que destacar este paso adelante que da Kant. Ya no es la libertad liberal negativa, sino una libertad positiva, de desarrollo y perfeccionamiento que todo hombre necesita para desarrollarse. La libertad es el único derecho innato del hombre por el simple hecho de ser hombre. La esencia del derecho y de la justicia.
El derecho no debía sobrepasar la libertad, sino crear ámbitos de libertad. Sigue los planteamientos optimistas de Locke y lo reinterpreta. La diferencia la sitúa en el Estado de libertad y de naturaleza con un poder coercitivo, para el cumplimiento del derecho como orden cierto de convivencia; el poder coercitivo garantiza la libertad y la seguridad, los derechos y deberes sociales que conforman la sociedad civil.
El contrato social y el estado de naturaleza son ideas de la Razón, no hechos históricos, sino imperativos categóricos: es un imperativo categórico abandonar el estado de naturaleza y dotarse del contrato social.
El contrato que plantea Kant es un hecho de una voluntad unida para hacer posible el derecho y la libertad de individuos que se autogobiernan por el imperativo categórico. El soberano es la forma en que se expresa esa voluntad, la expresión jurídica, no un rey o un pueblo. El soberano es el ordenamiento jurídico del Estado.
El hombre que realiza el contrato, según Rousseau y Locke, es libre, y pasa a ciudadano, conservando autonomía e independencia. La finalidad del Estado kantiano es limitado: hacer posible el derecho, no la libertad o felicidad de los individuos, sólo crear el marco para hacerlo posible, distanciándose de las ideas de la Ilustración de Estado paternalista, que puede derivar en absolutismo. El Estado kantiano es un Estado liberal que busca la mayor libertad posible. Es un Estado de libre iniciativa, donde sólo pueden participar los que son dueños de sí mismos, los ciudadanos activos, frente a los que dependen de otros, los ciudadanos pasivos, que no tienen derecho a participar.
Los poderes existente son el ejecutivo (irresistible), legislativo (irrepensible) y judicial (inapelable). El poder fundamental es el legislativo. Las formas de Estado que distingue según el poder de mando son: la autocracia, la aristocracia, la democracia; y las de régimen republicano, si hay separación de poderes, y despotismo, si no hay separación de poderes.
Kant apuesta por la forma republicana, cuando existe la separación de poderes. La autocracia republicana es la monarquía, porque los poderes están separados. Es plena si el rey está limitado por una monarquía parlamentaria, o es en espíritu si el rey reina solo porque se identifica con el pueblo, y ambas son legítimas para Kant.
No admite la revocación de los representantes porque son la manifestación del derecho y por tanto tampoco el derecho a la resistencia existe porque sería considerar ilegítimo al Estado. Sólo la revolución triunfante es admisible porque el Estado prerrevolucionario era una apariencia de sociedad civil incapaz de cumplir el derecho.
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