"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".
Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano
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viernes, 13 de febrero de 2009
¿Consideráis que...?
¿Consideráis que realmente los ciudadanos son libres y dueños de la soberanía?
Desde luego que no. Llevamos 70 años de dictadura (36 con Franco y 34 con el Bribon).
Partitocracia, ausencia de separación de poderes, ley electoral injusta y que crea desigualdad, no podemos elegir ni el jefe del Estado ni el Jefe del Gobierno,...
Esto provoca que la sociedad española este enferma y atrofiada: da igual los escandolos políticos, corrupción, que el juez de la audiencia nacion, el ministro y el comisario se vayan de cenida.... la gente no se escandaliza ni cambia su voto...
En mi opinión el dogma de soberanía democrática se está deteriorando y desnaturalizando progresivamente en España, puesto que la actuación de nuestros diputados (los cuáles si están legitimados) son dictadas y marcadas por los distintos partidos políticos (que en sí no tienen legitimación alguna), es decir el diputado no actúa con independencia y eso desnaturaliza la idea de la representatividad, al contrario que en EEUU, donde cada diputado vota con independencia de las directrices de su partido. Eso provoca la confusión del poder ejecutivo con el legislativo, teniendo en cuenta también el bicameralismo imperfecto en el que nos encontramos con un Senado "muerto" sin apenas una función útil y eficaz. Además la invasión del poder ejecutivo en el poder judicial es notoria debido a la politización de las principales instituciones judiciales(en el T.C. en el CGPJ en la Fiscalía...) También otro defecto para mí es el progresivo bipartidismo implantado en el sistema, puesto que esto provoca como dice snake que la gente no se escandalice ante los escándolos políticos y de corrupción, ya que cada ciudadano suele votar según su ideología, y al no haber más alternativas de la misma seguirán votando al mismo partido pase lo que pase.
¿Pero de qué estamos hablando en concreto? ¿De la legitimidad de un gobierno representativo? ¿De la práctica política? ¿De la ley electoral? ¿De...?
Sea como sea, ya sabes que por mi fe en las instituciones del Estado Liberal-democrático mi respuesta será siempre un rotundo sí.
Desde un punto de vista orgánico es cierto que la separación de poderes es imperfecta, pero a mi entender eso no cercena la soberanía del pueblo, sino que es el pueblo (por medio del ejercicio de dicha soberanía) el que perfecciona dicha separación de poderes. Dicho de otro modo, los resultados electorales son un elemento cambiante que los mediatiza y garantiza el equilibrio entre ellos. Esa es la verdadera grandeza de las elecciones, más que el echar o poner a un partido o elegir un programa determinado. Muchos dirán que no es plan, pero ya decía Mill que un pueblo tiene que ser responsable y estar preparado para hacer posible esta forma de gobierno.
Me explico mejor. En principio parece razonable poner el grito en el cielo por la elección parlamentaria de los miembros del CGPG. El consenso que exige la mayoría reforzada en las cámaras lleva al reparto de cuotas entre los partidos, pero el equilibrio del órgano varía porque sus miembros no pueden ser reelegidos (de forma que su "lealtad" no puede ser premiada con esa reelección) y queda a merced del equilibrio parlamentario en cada momento. Otra solución es la estadounidense para el supremo, con nombramientos vitalicios que teóricamente también libera de lealtades partidistas. No veo muchas más salidas, porque suponer que un juez no tiene ideología no tiene sentido. De hecho, que fueran los propios jueces quienes nombraran al CGPG sería peor porque esos vocales aún tendrían su ideología, pero sin depender de la voluntad popular expresada en las elecciones.
Decir que se inmiscuye el ejecutivo en el legislativo también me parece simplificar la cuestión. Es cierto que las clásicas funciones del parlamento (control del ejecutivo, inspección de las leyes) se ejercen de forma dudosa, pero eso es porque se ha convertido en la práctica en un centro de protesta política. Dicho de otro modo, los discursos parlamentarios ya no se hacen para los diputados, se hacen para las cámaras. Se hacen para los votantes. Esa es la mejor prueba de lo que los ciudadanos tienen que decir aún importa.
En lo tocante al poder del ejecutivo, Jiménez de Parga (que no es santo de mi devoción, pero en esto es muy lúcido) publicó hace poco un muy buen artículo en ABC sobre "cesarismo empírico y presidencialismo encubierto" en España. Eso es una característica o quizá, si se prefiere, una anomalía de nuestro sistema. Pero no necesariamente un perjuicio para el ciudadano. Y es cierto que un Gobierno en España tiene siempre mayoría en el Parlamento...porque en el momento en que no la tenga, inevitablemente caerá.
En cuanto a nuestra ley electoral. En mi opinión es de las mejores del mundo. Todas tienen sus desventajas, pero en general la española me parece de las más ponderadas, ecuánimes y lúcidas. La gran lacra, el gran pero del sistema: las listas cerradas y bloqueadas. Lo que falla, el talón de Aquiles del sistema, es al artículo 6 de nuestra Constitución...la necesidad de partidos organizados de forma democrática.
Disfruta!
ResponderEliminarDesde luego que no. Llevamos 70 años de dictadura (36 con Franco y 34 con el Bribon).
ResponderEliminarPartitocracia, ausencia de separación de poderes, ley electoral injusta y que crea desigualdad, no podemos elegir ni el jefe del Estado ni el Jefe del Gobierno,...
Esto provoca que la sociedad española este enferma y atrofiada: da igual los escandolos políticos, corrupción, que el juez de la audiencia nacion, el ministro y el comisario se vayan de cenida.... la gente no se escandaliza ni cambia su voto...
En mi opinión el dogma de soberanía democrática se está deteriorando y desnaturalizando progresivamente en España, puesto que la actuación de nuestros diputados (los cuáles si están legitimados) son dictadas y marcadas por los distintos partidos políticos (que en sí no tienen legitimación alguna), es decir el diputado no actúa con independencia y eso desnaturaliza la idea de la representatividad, al contrario que en EEUU, donde cada diputado vota con independencia de las directrices de su partido. Eso provoca la confusión del poder ejecutivo con el legislativo, teniendo en cuenta también el bicameralismo imperfecto en el que nos encontramos con un Senado "muerto" sin apenas una función útil y eficaz. Además la invasión del poder ejecutivo en el poder judicial es notoria debido a la politización de las principales instituciones judiciales(en el T.C. en el CGPJ en la Fiscalía...) También otro defecto para mí es el progresivo bipartidismo implantado en el sistema, puesto que esto provoca como dice snake que la gente no se escandalice ante los escándolos políticos y de corrupción, ya que cada ciudadano suele votar según su ideología, y al no haber más alternativas de la misma seguirán votando al mismo partido pase lo que pase.
ResponderEliminarMira que eres puñetero con la preguntita. ;D
ResponderEliminar¿Pero de qué estamos hablando en concreto? ¿De la legitimidad de un gobierno representativo? ¿De la práctica política? ¿De la ley electoral? ¿De...?
Sea como sea, ya sabes que por mi fe en las instituciones del Estado Liberal-democrático mi respuesta será siempre un rotundo sí.
Desde un punto de vista orgánico es cierto que la separación de poderes es imperfecta, pero a mi entender eso no cercena la soberanía del pueblo, sino que es el pueblo (por medio del ejercicio de dicha soberanía) el que perfecciona dicha separación de poderes. Dicho de otro modo, los resultados electorales son un elemento cambiante que los mediatiza y garantiza el equilibrio entre ellos. Esa es la verdadera grandeza de las elecciones, más que el echar o poner a un partido o elegir un programa determinado. Muchos dirán que no es plan, pero ya decía Mill que un pueblo tiene que ser responsable y estar preparado para hacer posible esta forma de gobierno.
Me explico mejor. En principio parece razonable poner el grito en el cielo por la elección parlamentaria de los miembros del CGPG. El consenso que exige la mayoría reforzada en las cámaras lleva al reparto de cuotas entre los partidos, pero el equilibrio del órgano varía porque sus miembros no pueden ser reelegidos (de forma que su "lealtad" no puede ser premiada con esa reelección) y queda a merced del equilibrio parlamentario en cada momento. Otra solución es la estadounidense para el supremo, con nombramientos vitalicios que teóricamente también libera de lealtades partidistas. No veo muchas más salidas, porque suponer que un juez no tiene ideología no tiene sentido. De hecho, que fueran los propios jueces quienes nombraran al CGPG sería peor porque esos vocales aún tendrían su ideología, pero sin depender de la voluntad popular expresada en las elecciones.
Decir que se inmiscuye el ejecutivo en el legislativo también me parece simplificar la cuestión. Es cierto que las clásicas funciones del parlamento (control del ejecutivo, inspección de las leyes) se ejercen de forma dudosa, pero eso es porque se ha convertido en la práctica en un centro de protesta política. Dicho de otro modo, los discursos parlamentarios ya no se hacen para los diputados, se hacen para las cámaras. Se hacen para los votantes. Esa es la mejor prueba de lo que los ciudadanos tienen que decir aún importa.
En lo tocante al poder del ejecutivo, Jiménez de Parga (que no es santo de mi devoción, pero en esto es muy lúcido) publicó hace poco un muy buen artículo en ABC sobre "cesarismo empírico y presidencialismo encubierto" en España. Eso es una característica o quizá, si se prefiere, una anomalía de nuestro sistema. Pero no necesariamente un perjuicio para el ciudadano. Y es cierto que un Gobierno en España tiene siempre mayoría en el Parlamento...porque en el momento en que no la tenga, inevitablemente caerá.
En cuanto a nuestra ley electoral. En mi opinión es de las mejores del mundo. Todas tienen sus desventajas, pero en general la española me parece de las más ponderadas, ecuánimes y lúcidas. La gran lacra, el gran pero del sistema: las listas cerradas y bloqueadas. Lo que falla, el talón de Aquiles del sistema, es al artículo 6 de nuestra Constitución...la necesidad de partidos organizados de forma democrática.
Y lo dejamos aquí, que si no me dan las uvas.