El 27 de septiembre Portugal acudirá a las urnas. El PS, en el Gobierno, se enfrenta o a la repetición de la mayoría absoluta, o convertirse en la primera minoría o un nuevo Gobierno conservador.
Siempre se dice que las grandes opciones políticas son iguales; una y otra no ofrecen diferencias notables, tanto da que estén unos como los otros. Pero esto nunca es así. No habrá un cambio revolucionario o una involución conservadora. Pero sí hay diferentes visiones acerca de los derechos sociales, la familia, la política exterior o la económica.
José Sócrates es el candidato socialista y actual primer ministro. En su programa electoral se recoge el reconocimiento del aborto y del matrimonio del mismo sexo, hechos destacables que colocarían a Portugal en el mismo nivel que los países más avanzados de la Unión Europea. Sin embargo, no hay que olvidar que en 2007 se celebró un referéndum sobre la despenalización del aborto, con resultado positivo pero no vinculante por la baja participación. Tampoco hay que olvidar que hace casi un año rechazó la propuesta del Bloco de Esquerda y de los ecologistas en el Parlamento. En política exterior defiende la colaboración y el entendimiento con España y el mantenimiento de la construcción del tren de alta velocidad entre Lisboa y Madrid.
Sin embargo, su rival Manuela Ferreira Leite, del derechista Partido Social Demócrata, afirma todo lo contrario. Nada de aborto, nada de matrimonio del mismo sexo. La familia en términos restrictivos. Y en política exterior, promete devolver a Portugal a un rincón apartado de Europa. Sobre todo apartado de España: si gana, no habrá tren de alta velocidad, ya que Portugal “no es una provincia española” y se debe a los intereses de los portugueses. Quizás en los intereses de los portugueses esté el desarrollo económico y la mejora de las comunicaciones, ya que por vía terrestre, para llegar a la Europa más allá de los Pirineos se pasa por España. También exhibe un discurso falaz: en 2003 Ferreira Leite era ministra del Gobierno conservador y se llegó al acuerdo de la alta velocidad con el otro Gobierno conservador español.
Los sondeos pronostican la victoria socialista pero no la mayoría absoluta. Las opciones se reducen a un Gobierno en minoría, con la debilidad que ello supone, o el pacto de Gobierno. Socialistas y conservadores, o socialistas con la izquierda. Una “gran coalición” al estilo alemán, sea quien lo dirija, deparará en el argumento que los dos grandes partidos temen perder sus cuotas de poder. En cualquier caso será perjudicial para el Partido Socialista. La colaboración de la izquierda es esencial para evitar malograr la mayoría progresista y para que la izquierda de la izquierda demuestre su sentido de la realidad cuando puede gobernar.
Ferreira al parecer es del ala más derechista del PSD, afín al actual Presidente de la República, Aníbal Cavaco. Su discurso me parece bastante impresentable, la verdad. Sospecho que Sócrates lo tiene fácil frente a una rival tan extremista y que además cumple con todos los tópicos de la derecha rancia.
ResponderEliminarTodo apunta a que el PS repetirá, aunque retrocediendo respecto a 2005. No es un drama, los socialistas portugueses están acostumbrados a gobernar en coalición ya que esta ha sido la primera legislatura del Portugal democrático en que han disfrutado de mayoría absoluta. Antonio Guterres aguantó sus dos legislaturas casi al completo, si bien es cierto que probablemente sus mayorías fueron más amplias que a la que aspira ahora Sócrates.
En fin, parece que nos espera un septiembre interesante.
Mi mayor apoyo al candidato José Sócrates, esperemos que no gane, aunque lo dudo totalmente, la señora esta, que lo único que significa es retroceso en todos los sentidos.
ResponderEliminarUn saludo.
no hay debate de ideas, lo único que se debate es si se continúa o NO con las construcción del AVE de España a Portugal. Da igual quien gane, todo seguirá igual.
ResponderEliminarLas diferencias entre unos y otros son más amplias que una línea de ferrocarril. Es el Portugal abierto, que no tiene miedo de mirar a España, frente al Portugal que sí tiene miedo de España, por ese temor a que "nos los comamos". La reacción ha eso siempre es el nacionalismo. Nacionalismo desfasado.
ResponderEliminarcuando la política desaparece, ídolos y dioses aumentan su cotización y lo sagrado reaparece con fuerza
ResponderEliminarOjala la izquierda auténtica obtenga amplia representación para un gobierno de coalición. Es importante la dicotomía de la izquierda, porque la excesiva moderación de la misma acaba haciendo que asuma postulados liberales como dogmas inquebrantables. Ese ha sido el mayor error que tuvieron los socialistas en la anterior etapa de crecimiento económico desmesurado.
ResponderEliminarNo en vano Margaret Thatcher dijo en su día "Mi mejor obra ha sido el nuevo laborismo". Hay que refundar la izquierda..., creo que nos encontramos en una deriva ideológica. La UE ha significado un paso atrás, la venta de empresas públicas y la liberalización de todos los sectores no han mejorado la calidad de vida de los ciudadanos. Además estas condiciones solo se han impuesto en países como España, porque en Francia, Italia y Alemania aún hay empresas grandes cuyo accionariado sigue siendo estatal.
En 1975 se pensó que el Estado del Bienestar no tenía cabida, y 1989 lo acabó de rematar. Debemos creer en él.