Páginas

martes, 29 de septiembre de 2009

¿Quién gana? Los pequeños partidos (y II)


Portugal

PS (socialistas): 36,56% (-8,4) y 96 escaños (-25)

PSD (conservadores): 29,1% (+0,3) y 78 escaños (+3)

CDS-PP (democristianos): 10,46% (3,2%) y 21 escaños (+9)

Bloque de Izquierda: 9,85% (+3,4) y 16 escaños (+8)

CDU (alianza de comunistas y verdes): 7,88% (+0,3) y 15 escaños (+1)


Como en Alemania, los grandes resultados los dan los tres pequeños partidos y, como allí, se consolida un quinto partido, el Bloque de Izquierda, y supera en votos y escaños a un clásico partido, los comunistas en este caso. La abstención, como en Alemania, también ha batido récords, aún más impresionantes, más del 40% de electores no han ido a votar. Es cierto que cuando no hay necesidad de cambios en el Gobierno la abstención aumenta. ¿Es sólo eso? ¿Apatía ante los grandes partidos y desconfianza hacia los pequeños? ¿Descontento con el sistema de partidos?


Los portugueses han sancionado que el Gobierno socialista ha podido hacer más con su mayoría absoluta. Les ha sabido a poco, pero no han querido devolver al Partido Social Demócrata al poder. Éste sigue en su segundo resultado más bajo en el nuevo siglo, el 29% de votos, con una subida mínima de porcentajes y escaños. Para ver la magnitud del desastre de los conservadores, con Aníbal Cavaco Silva como primer ministro llegaron a un techo del 50% de los votos. Si pensamos que la historia es cíclica, antes de ese 50%, conseguido en 1987, en 1985 obtuvieron el 29,9% (y formaron una gran coalición con el PS)... ¿Pasará lo mismo? Depende de cómo actúe el triunfante Partido Socialista.


Éste ha perdido no sólo la mayoría absoluta, sino la capacidad de pacto con una de las dos fuerzas a su izquierda. Sólo suma mayoría absoluta (116 escaños) sumando los diputados del Bloque de Izquierda y del Partido Comunista. Al otro lado del espectro político sólo necesita un aliado, el CDS o el PSD. Con el primero la alianza sería rara, aunque no improbable, pues ya existe el precedente de 1978. Con los social demócratas se pondría en marcha el llamado “bloco central”, como la grosse koalition en Alemania. Sus consecuencias serían las mismas que en Alemania para el PS (y entonces la historia cíclica del PSD se convertiría en cierta). Esta posibilidad es muy plausible, el electorado portugués es muy flexible, más que el electorado español (allí el suelo del PS es del 20% y su techo comprobado del 45%, por el 27% y el 50% del PSD, nuestros grandes partidos apenas oscilan un estrecho 10%, entre el 35 y el 45 por ciento). Esa flexibilidad es una virtud para la vitalidad de la democracia.


¿Qué situaciones pueden llevar al “bloco central”? Que la izquierda se niegue a colaborar con el PS. Los dos pequeños partidos de la izquierda se han llevado un gran chasco. El Bloque de Izquierda, pese a su ascenso imparable desde su fundación, no niega de participar en el Gobierno. Lo desea. Pero su ascenso no ha sido el esperado, de un 12% según sondeos. El Partido Comunista y el Partido Ecologista tampoco han tenido el resultado deseado, también de casi un 12% por las encuestas, y han sido relegados por CDS y Bloque de Izquierda de tercero a quinto partido, algo sin precedentes en la democracia portuguesa. Recogen el mismo sector electoral que obtenía el PCP en los ochenta, el 15% de los votos (en las europeas tuvieron el 21% y se esperaba el 25% en estas). Ambos deseaban que el PS perdiera la mayoría absoluta, pero que pudiese gobernar con los apoyos de uno de los dos. Compiten por el mismo espacio, la presencia en el Gobierno es siempre una gran oportunidad para imponerse sobre el otro directo competidor.


¿Querrán los dos entrar en el Gobierno? ¿Competirán en él? ¿Quiere el PS que participen en el Gobierno? Entonces la izquierda se vería una vez más derrotada por su incapacidad de llegar a acuerdos, como ocurre en Alemania entre SPD y La Izquierda. Obviamente, lo deseable sería un Gobierno socialista con el apoyo o participación del resto de la izquierda, comprometidos a sacar adelante una política con sentido de la realidad y transformista. Pero, ¿y si entregan al PS a los brazos del PSD? ¿A quién se culpabilizaría del retorno de la derecha al poder? Sarkozy ya pone en marcha esta estrategia en Francia, haciendo todo lo posible para que el NPA y el Frente de Izquierda tengan tanta relevancia que desgasten al PS y anulen las posibilidades de concentración de la izquierda.


El País de hoy publica que el PS y el CDS podrían alcanzar un acuerdo de Gobierno. En Portugal, el Diário de Notícias revela la negativa del sector más izquierdista del PS a un pacto de este tipo. El CDS ha desplazado al Bloque de Izquierda de la categoría de sorpresa política. El partido derechista estaba hundido en las encuestas (hasta un 2% del voto, muestra una vez más de la escasa base electoral de los partidos portugueses), su líder, Paulo Portas, había colaborado con el Gobierno de Durão Barroso como ministro de Defensa, el partido perdió muchos votos en las elecciones de 2005 y Portas hubo de dimitir. Su vuelta ha dado los frutos deseados a su partido y se ha alzado con el tercer puesto.


Definitivamente, el PS no lo tiene fácil en la nueva legislatura. Manuel Alegre (poeta y candidato socialista independiente a la Presidencia de la República) quiere que los tres partidos de la izquierda se entiendan. Como todo Gobierno, su ley más importante serán los Presupuestos. El CDS pide rebajas fiscales; el PSD la renuncia a las obras públicas, como la Alta Velocidad con España; la izquierda una política de nacionalizaciones públicas y una fuerte inversión social (a esto último el CDS no es ajeno, dado su componente democristiano)… A todo esto hay que añadirle la promesa electoral estrella del PS, como el matrimonio del mismo sexo. ¿”Geometría variable”, como las alianzas del PSOE? Son estos momentos cuando se desea un civismo de la izquierda comparable con el de los países nórdicos.


Por cierto que el rechazo de la candidata derechista a la Alta Velocidad con España no es algo extraño. Es algo que muy pocos se plantean en voz alta, menos Saramago, de más trascendencia mediática. Ferreira Leite fue la voz del miedo ancestral de Portugal a ser “comida” por España. Qué error comete. La unión. El iberismo. No debemos dejar de anhelar la supresión de las naciones (con sus fronteras) inventadas y trazadas por las élites, no por los pueblos, y avanzar en la unión. Iberia. ¡Europa!.

2 comentarios:

  1. Una Portugal conformada como autonomia de Iberia seria impulsada muy rapido. Dejaria de ser el pais mas pobre de la UE. Y la Union naciente seria un estado potente, tanto dentro de la UE como fuera.

    ResponderEliminar
  2. De nuevo la izquierda moderada vuelve a perder, y es normal. Es algo que estamos viendo en cada país europeo, y no es casualidad. El pacto con los democristianos puede ser el fin del Partido Socialista Portugués, porque el apoyo de la derecha nunca será bien recibido por un votante de izquierdas por muy moderado que sea. Aún así no tenemos que confundir a los democristianos con los liberales o los conservadores, son muy distintos y defienden el estado social a su manera. El problema es que es una ideología demasiado pragmática, y como los socialdemócratas, han abrazo el liberalismo en muchos casos.

    El caso paradigmático europeo es ZP, ha conseguido desactivar a la auténtica izquierda española, no radicalizando su discurso, sino apoyándose en sus partidos en la primera legislatura. Son partidos que no pueden tocar el gobierno, porque su electorado es antisistema. Ese es el caso de la irracionalidad que se asienta en algunos votantes de IU, que se han escindido en España en el despropósito de la Izquierda Anticapitalista…, antitodo… La izquierda radical se erosiona en el poder, no puede sostenerlo porque sus pretensiones son demasiado utópicas.

    Las personas que votaban a la izquierda auténtica en este país dejaron de votarla, los moderados se pasaron a votar al PSOE y los extremistas no votaron. Además se llego a convencer a los abstencionistas de izquierdas de la necesidad del voto, esa es la clave siempre para que los socialistas ganen. Todo con una dialéctica de izquierdas, pero con una praxis liberal más que cuestionable.

    Sócrates no ha logrado convencer a la izquierda auténtica, su mayoría absoluta le ha erosionado… Y es ahí donde los votantes de extrema izquierda han ido a los partidos minoritarios. Una coalición de izquierdas solo desgastará a los partidos minoritarios, la praxis política se volverá mucho más progresista y el Partido Socialista de Portugal saldrá reforzado tras el mandato. Sería un error el pacto con los conservadores.

    ResponderEliminar