Hace 20 años ocurrió uno de esos hechos que marcan un hito en la Historia, un símbolo de un mundo que acaba y da paso a uno nuevo. El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. Esa fecha no marca sólo el fin de la Guerra Fría, o el fin del bloque socialista, sino del fin de toda una época.
Muchas personas recuerdan aquel histórico momento. Otros, nacidos pocos años antes o ya después, no conservamos ningún recuerdo directo de la época de la Guerra Fría y los dos mundos antagónicos. Creo que la caída del Muro es un hito que separa dos generaciones, dos formas de comprender el mundo y de responder a él. Con el correr de los años, aquel mundo de temor a la guerra nuclear, a la dialéctica del mundo libre y del mundo socialista va relegándose a la Historia pasada. De ser un recuerdo, a ser objeto de estudio y nuevas interpretaciones. La humanidad madura, vuelve a cometer errores, pero también toma conciencia.
¿Veremos los países socialistas con un mayor estudio de conjunto? ¿Es todo miedo, represión y mentiras lo que sostuvieron 40 años de democracias populares? ¿Qué hay de la sociedad del mundo socialista? ¿Acaso no tenían esperanzas, sueños e ideales como otras tantas más allá del Telón de Acero? El socialismo era para ellos una ideología redentora, y como en el otro lado o ahora, las élites sacrifican los ideales comunes por los intereses particulares.
La humanidad ha pasado por muchos sufrimientos en la Historia, los gobernantes han errado o acertado, han sido crueles o benevolentes, inteligentes o mediocres. Pero eso ya no es determinante, porque siglos de reflexión, dudas metódicas y divagación han permitido tener a millones de personas conciencia de sí mismas, hasta que cada vez sea más difícil controlarnos a todos, aunque se tenga la determinación de un Napoleón o la insustancialidad de un Bush hijo. Cada uno tiene su propio Muro de Berlín, impidiéndole su bien más preciado, la libertad.
Muchas personas recuerdan aquel histórico momento. Otros, nacidos pocos años antes o ya después, no conservamos ningún recuerdo directo de la época de la Guerra Fría y los dos mundos antagónicos. Creo que la caída del Muro es un hito que separa dos generaciones, dos formas de comprender el mundo y de responder a él. Con el correr de los años, aquel mundo de temor a la guerra nuclear, a la dialéctica del mundo libre y del mundo socialista va relegándose a la Historia pasada. De ser un recuerdo, a ser objeto de estudio y nuevas interpretaciones. La humanidad madura, vuelve a cometer errores, pero también toma conciencia.
¿Veremos los países socialistas con un mayor estudio de conjunto? ¿Es todo miedo, represión y mentiras lo que sostuvieron 40 años de democracias populares? ¿Qué hay de la sociedad del mundo socialista? ¿Acaso no tenían esperanzas, sueños e ideales como otras tantas más allá del Telón de Acero? El socialismo era para ellos una ideología redentora, y como en el otro lado o ahora, las élites sacrifican los ideales comunes por los intereses particulares.
La humanidad ha pasado por muchos sufrimientos en la Historia, los gobernantes han errado o acertado, han sido crueles o benevolentes, inteligentes o mediocres. Pero eso ya no es determinante, porque siglos de reflexión, dudas metódicas y divagación han permitido tener a millones de personas conciencia de sí mismas, hasta que cada vez sea más difícil controlarnos a todos, aunque se tenga la determinación de un Napoleón o la insustancialidad de un Bush hijo. Cada uno tiene su propio Muro de Berlín, impidiéndole su bien más preciado, la libertad.
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