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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Aniversario del fallecimiento de Pablo Iglesias


Un día como hoy, hace 84 años, moría el padre del socialismo democrático español, Pablo Iglesias. Era 1925, un momento de plena consolidación de la dictadura de Miguel Primo de Riva, que pretendía regenerar España y tener éxito allí donde los viejos partidos dinásticos habían fracasado. Cuatro días después de la muerte de El abuelo, moría el prohombre del conservadurismo español, Antonio Maura, con quien tuvo no pocos encontronazos parlamentarios. Pablo Iglesias advertía en su primer año en el Parlamento del rechazo que causaba el viejo primer ministro en el seno del movimiento obrero por su represión en la Semana Trágica de Barcelona de 1909 (acontecimiento del que se cumple un siglo en este año), y que “antes de su señoría suba al poder debemos ir hasta el atentado personal” no refleja sino la distancia que se iba abriendo entre la España del progreso, la de nuevas fuerzas sociales que luchaban contra su discriminación, frente a las viejas élites que pervertían año tras año la voluntad popular.


¿Y qué queda de Pablo Iglesias en nosotros? “La voz de Pablo Iglesias tenía para mí el timbre inconfundible de la verdad humana”, decía Antonio Machado. ¿Nos ha llegado a nosotros, casi un siglo después, esa verdad? El Partido Socialista Obrero Español fue creado para defender los intereses de los explotados y de los que menos tienen; ésos son sus únicos fines. El partido, creación de Pablo Iglesias, no es sólo una máquina electoral, es su herencia, sus ideales, su vida consagrada a la lucha de los trabajadores. El partido es también muchas otras cosas, pero sin el sentido que le dio Pablo Iglesias el partido no es nada.


Alemania tiene su Kautsky, su Bernstein y su Rosa Luxemburgo; Francia su Jean Jaurès y su Léon Blum; Reino Unido su McDonald, la lista es larga… España tiene su Jaime Vera, su Julián Besteiro, su Fernando de los Ríos pero, sobre todo, su Pablo Iglesias, y ese es el patrimonio del que puede estar más orgulloso un socialista español, un patrimonio que nunca hay que olvidar. Caminar hacia delante, sin olvidar el camino recorrido.

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