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lunes, 19 de abril de 2010

PSM y PP-Madrid o cómo David puede derrotar a Goliat (II)


El objetivo de este artículo es realizar un breve análisis comparado de la evolución electoral en la Comunidad de Madrid, analizar los diversos factores y teniendo en cuenta hechos inapelables como son los resultados oficiales, no sólo en porcentajes, sino en términos absolutos: censo, votantes, abstencionistas y votos a los partidos.


Desde el inicio de la autonomía se registra un cierto vaivén en la participación, que ha rondado siempre entre el 70-59% del electorado. Los registros con mayor participación se dieron en 1983 (69,7%), con las primeras elecciones regionales; 1987 (69,5%), con un fuerte descenso de la entonces FSM; 1995 (70,4%), con la mayoría absoluta del PP, que ganó medio millón de votos; mayo de 2003 (69,3%), con mayor incremento para la FSM, devolviéndole casi los mismos votos que en 1983 y un 40% del voto total; y 2007 (68,9%), donde el PP ganó 200.000 nuevos votos respecto a octubre de 2003.


Es de destacar que, quitando las primeras elecciones, dos de las cuatro convocatorias con mayor participación posibilitaron cambios de gobierno, 1995 y mayo de 2003, esta última imposibilitada por el tamayazo. Así pues, una mayor participación puede dar tanto mayorías de izquierda como de derecha. 1983, 1987, 1991 y mayo de 2003 son la prueba de mayorías de izquierda.


El PP es quien ha tenido mayor facilidad para obtener grandes crecidas en votos. De las elecciones de 1987 a las de 1991 la participación bajó del 69,5% al mínimo histórico del 58,7%, con casi 200.000 votantes menos. La FSM perdió 100.000 votos, que previsiblemente ganó en su mayor parte IU (90.000 votos más), pero el PP fagocitó al CDS, que perdió 330.000 votos, repartidos entre los conservadores y la abstención. Así, el PP, con menor participación, ganó casi 195.000 votos.


De 1991 a 1995 hubo 650.000 votos más, con el 70,4% de participación. En estas elecciones, la FSM reunió 40.000 nuevos votantes, pero bajó en términos porcentuales, del 37 al 30%. IU llegó a su máximo, nunca repetido, de 464.000 votos, ganando casi 194.000 votantes. Pero el PP de Gallardón se llevó la palma ganando nada más y nada menos que 520.000 votos, ganando la mayoría absoluta y accediendo por primera vez al gobierno regional. La movilización masiva permitió la alternancia de gobierno.


De 1995 a 1999 se dio el segundo mínimo de participación: 300.000 votantes menos y 60,9%. De estos, el PP gobernante perdió 150.000. IU se redujo a la mitad con 265.000 votos menos y fue la FSM quien mejoró bastante sus decepcionantes resultados anteriores. Ganó sólo unos 85.000 votos pero subió 7 puntos porcentuales. Sin embargo, la abstención no mejoró la suma de la izquierda FSM-IU: 180.000 votos menos y la baja de un punto porcentual.


De 1999 a mayo de 2003 llegaron a las urnas 472.000 votos más. IU ganó 35.000 votos, pero estancándose porcentualmente. El PP, estrenándose Esperanza Aguirre, ganó 105.000 votos y pero bajando 4,5 puntos porcentuales. La FSM con Simancas a la cabeza ganó casi 281.000 votos y rebasó el techo del 40% de votos, el segundo mejor resultado desde aquel 50,8% de 1983. La movilización, otra vez, propició una nueva alternancia, que el tamayazo y las nuevas elecciones impidieron.


La diferencia respecto a las dos elecciones de 2003 fue una bajada en la participación de 300.000 votantes que, sin embargo, afectó a los dos grandes partidos, más perjudicada la FSM, con 142.000 votos menos, que el PP, que perdió sólo 83.000. IU se mantuvo con prácticamente los mismos votos. Sin embargo, la diferencia fue suficiente para cambiar la mayoría parlamentaria.


Las últimas elecciones celebradas, 2007, revelan un comportamiento diferente a otras elecciones. Subió la participación y mejoró los resultados del partido gobernante, dos circunstancias que nunca se habían dado. En todas las demás, los ciclos de gobierno de FSM o PP se iniciaron con alta participación para posteriormente disminuir. En el caso de la FSM la abstención y el desgaste se llevaron consigo a 320.000 votantes en el período 1983-1995. En 1991 la FSM dejó de ser el partido más votado pero no con ello se consiguió la alternancia, y la participación fue la menor en la historia. El ciclo de Gallardón se inició con el récord del 70,4% de participación y entre 1995 y 2003 perdió, en términos generales, 47.000 votos (pero unos 100.000 en 1999), con unas participaciones de 70,4%, 60,9% y 69,3%. Sólo en el período actual de Aguirre el partido en el gobierno consigue más participación y más apoyos en todos los aspectos.


No hay que olvidarse de que la región madrileña no ha estado exenta de la política nacional de nuestro país en estos años de democracia. Así, las elecciones de 1983 se celebraron bajo la luna de miel de los españoles con el gobierno socialista de Felipe González. En 1991 comenzaban a hacer mella los escándalos de corrupción y el desencanto con el gobierno, pero la oposición de Aznar aún no era convincente. 1995 fue el momento de mayor acoso y derribo contra Felipe González y el Partido Socialista, no pasaba un día sin nuevas noticias del GAL o de la corrupción de cargos del partido. 2003 coincidía con el declive del gobierno Aznar. Por último, en 2007 hizo efecto la campaña de tensión de los conservadores contra Zapatero y la estrategia de victimización de Esperanza Aguirre contra el gobierno central.


En conclusión, el objetivo de este artículo era averiguar las causas, en cuestión de votos y movilización electoral, que explicaran las victorias y derrotas de los tres principales partidos madrileños. A riesgo de equivocarme, quedando un año para las elecciones regionales de 2011, la situación general en España y en Europa anticipa un previsible descenso de la participación, y es bastante posible que el mapa electoral de Madrid se vea ampliado por la entrada de UPyD, con lo que se añade un factor más, esencial si ello crea una Asamblea madrileña sin mayorías absolutas.


Mi intención era ver si, como muchos dicen, la Comunidad de Madrid se ha derechizado sociológicamente, y por extensión, si la izquierda madrileña lo tiene muy complicado para darle la vuelta a la tortilla. Realizado el análisis, tengo que decir que no, que Madrid no se ha derechizado irreversiblemente. El problema está en la izquierda política, que en las últimas elecciones no ha sabido responder acertadamente a las aspiraciones de la sociedad madrileña. Todos esos planteamientos están recogidos en el artículo anterior del 9 de abril. Pero, a pesar de que Madrid puede otorgar una victoria potencial a la izquierda, no deja de ser evidente que los conservadores, en las dos últimas décadas, consiguen con facilidad un mayor número de votos en los momentos de gran movilización.

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