El Estado de bienestar, según Vicenç Navarro, comprende las intervenciones del Estado, tanto a nivel central, autonómico o local, que van dirigidas a mejorar el bienestar social y la calidad de vida de la población. De estas intervenciones, las más directas son:
-Los servicios públicos: Sanidad, educación, ayuda a las familias, servicios sociales, política de vivienda, entre otros.
-Las transferencias sociales: Pensiones de vejez, viudedad o discapacidad, mediante cotizaciones de trabajadores y empresarios a la Seguridad Social; o prestaciones por desempleo.
-Intervenciones normativas: El Estado dicta normas y sanciones para proteger al ciudadano en su condición de trabajador, consumidor o residente.
-Intervenciones públicas: Producir buenos puestos de trabajo, con buenas condiciones en el sector público o privado.
En el estudio del Estado del bienestar, Adelantado, Noguera y Rambla, distinguen tres corrientes, la marxista, la no marxista y la «socialdemócrata». La tradición marxista concibe el Estado de bienestar desde dos puntos de vista: en clave funcional, como instrumentos al servicio del sistema capitalista, o en clave de lucha de clases, como resultado de la presión y los esfuerzos de la clase trabajadora. Para los marxistas, son las relaciones de producción del capitalismo y la contradicción entre capital y trabajo los que explican el desarrollo del Estado de bienestar. Sin embargo, su pensamiento centrado en las clases sociales ignora otros aspectos como otros tipos de desigualdades y variables como puede ser el género.
La tradición no marxista, donde se engloba a los estructural-funcionalistas, los weberianos y positivistas, entre otros, orientan su estudio en clave empiricista. Para ellos, la cuestión está en los factores causales o variables explicativas del surgimiento del Estado de bienestar. Así, muchos de estos estudios suelen concentrarse en una única variable, como industrialización, partidos de izquierda, el desarrollo de la burocracia, etcétera, donde se les critica que el objeto de investigación no es el Estado de bienestar, sino las variables que lo determinan.
La corriente socialdemócrata, representada desde finales de los años 80 por Gøsta Esping-Andersen, con su libro Los tres mundos del Estado de bienestar, supone una nueva línea de estudio que incorpora los aspectos de la desmercantilización, o la búsqueda entre la conexión entre política social y la estructura social, distinguiendo distintos modelos de Estado de bienestar en base a su estratificación social y las alianzas de clases. Esta corriente es criticada por llevar a cabo un esquema dualista mercantilización-desmercantilización, pensando un Estado «bueno» que desmercantiliza a los ciudadanos para compensar los efectos de un sistema capitalista «malo», ocultando que Estado y mercado no son las únicas esferas de la estructura social, que la desmercantilización no es el único impacto posible de la política social sobre las desigualdades y que la política social no sólo compensa o reduce estas desigualdades, sino que también puede reproducirlas, aumentarlas o constituirlas.
Consultas de interés:
ADELANTADO, J. (Coord.): Cambios en el Estado del bienestar, Icaria, 2000.
NAVARRO, V: El Estado del bienestar en España, Tecnos, 2004.
Hola Javier, me han dado está página para que lea tus artículos, a decir verdad una visión muy humanista y realista pero demasiado cargada de contenido ideológico.
ResponderEliminarA.G.R
Saludos
Hola, A.G.R! Muchas gracias por tu comentario, te animo a seguir leyéndome, ahora va a ser una época de descanso por exámenes, pero siempre habrá algo por aquí de interés.
ResponderEliminarEs cierto, tiene mucho contenido ideológico, no lo voy a negar. Sin embargo, intento, a la vez que transmitir mi pensamiento, que todos puedan participar compartiendo ideas.
Muchas gracias de nuevo ;)