Páginas

lunes, 28 de junio de 2010

Eguiguren, Batasuna y EA


Hace pocos días venían de Euskadi dos noticias de gran interés. Una, el presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, pidiendo al gobierno vasco el liderazgo del proceso de paz y la reconciliación entre vascos, teniendo presente como punto final la legalización de Batasuna y algún tipo de compromiso entre vascos, ya que "hay unas realidades que no debemos olvidar". La otra, es el acto conjunto entre Eusko Alkartasuna y representantes de Batasuna, sin nombrar a ETA, acordando unir fuerzas para construir el tan buscado "Polo Soberanista".

La reflexión del presidente de los socialistas vascos entra dentro de la lógica de la racionalidad, así que bastantes de las críticas a su iniciativa han sido demagógicas.
Lo que se plantea es poder discutir de todo con dos cuestiones esenciales: consenso (nada podrá resolverse sin un acuerdo general en Euskadi) y condena y fin de la violencia (única barrera que separa a Batasuna de la legalidad). Simplemente, Eguiguren augura el futuro más racional pero, por desgracia, aún no el inevitable.

El
acto de EA-Batasuna, ¿significa la fagocitación del pequeño partido nacionalista por Batasuna? Son de esa opinión de politólogos. Eusko Alkartasuna, partido independentista socialdemócrata, nació como escisión del PNV, y su recorrido electoral parte del 15,84% (13 diputados) de 1986 al 8,69% (6 diputados) de 1998, último año en que concurrió en las elecciones regionales para formar un acuerdo con el PNV, hasta las de 2009, donde volvió a presentarse en solitario, quedándose con un 3,68% y 1 diputado.

En consecuencia,
EA ha ido perdiendo su espacio político, y el acuerdo con Batasuna sería la única vía para su supervivencia electoral, esperando recibir sus votos, que mayoritariamente ya van para Aralar, a la que también buscan atraer al nuevo Polo (por fuerza electoral, tendría que ser ésta, como partido mayoritario en la izquierda abertzale). ¿Este acuerdo supone la radicalización del partido socialdemócrata y una preocupación más laxa por la búsqueda de la paz? Realmente, sería una pena que esto fuera así.

Está claro que pese a su extrema debilidad, ETA sigue siendo una constante en la política vasca y nacional. Pese a toda la polémica que pueda tener la Ley de Partidos, parece evidente que sin ella no se habría presionado adecuadamente a Batasuna para empezar a soltar lastre. Los españoles ya no vivimos en la dictadura franquista, ahora existe realmente un Estado de derecho donde las propuestas deben pasar inevitablemente por el apoyo ciudadano, basado en las elecciones libres, el respeto a la libertad y conforme a las reglas de mayorías y respeto de las minorías. Una democracia, imperfecta (lo son todas), pero democracia, al fin y al cabo. Los viejos discursos no tienen validez, nadie oprime más que ETA.

Sería una verdadera inmoralidad pensar que la existencia de ETA es lo único que mantiene a raya cualquier proyecto serio de independencia de Euskadi
. No son pocos los que creen que es el precio a pagar, pero no es más que la constatación de su incapacidad política. Hay mucho en juego: cómo llegar al poder en la dialéctica de polos nacionalista/no nacionalista, cómo mantener sus estructuras de dominio y clientelismo sobre la sociedad, cómo no perder influencia política para las pequeñas opciones... una gran serie de combinaciones donde ha ocurrido de todo: ver un acuerdo PSOE-PP, que en el resto de España es imposible; un PNV que aún sin poder se comporta como si Euskadi fuera suyo; una IU que ha llegado a subordinarse al nacionalismo de derechas y al lenguaje confederalista; y una izquierda abertzale en el dilema de definirse ante la violencia.

Verdaderamente, el discurso nacionalista ha traido mucho daño. Tras el nacionalismo, la reescritura de la historia y el ensalzamiento de una identidad común pero diferenciadora siempre está lo mismo, o los mismos: la lucha de élites por el control de la sociedad. No hay naciones enfrentadas, no hay historias de glorias milenarias ni pasados utópicos ni perfectos, sólo bloques dominantes, intereses contrapuestos y muchos tontos útiles. La historia, cuando está condicionada por las relaciones de poder, deja de ser historia para ser cuento. Sinceramente, no sólo espero que se acabe el "problema vasco", y que se hable solamente de Euskadi con normalidad, sino que también se hable de ciudadanos y de libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario