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viernes, 6 de mayo de 2011

Bildu


Confieso que ayer, mientras la campaña electoral estaba a punto de dar comienzo, iba revisando continuamente el móvil en la espera de una noticia: si Bildu iba a estar o no en las elecciones. Cuando al fín llegó, ya volviendo a casa, no pude ocultar mi alegría.

No estoy alegre porque simpatice con los ideales de Bildu, ni los de sus partidos integrantes, EA y Alternatiba ni de los independientes abertzales que incorporan. Estoy alegre porque el Tribunal Constitucional, pese a contar sólo con la mayoría progresista, ha salvado uno de los obstáculos que se encuentran en el camino de la paz y el entendimiento en Euskadi. Hoy, la izquierda abertzale tiene mucho que agradecer al TC por quitarles uno de sus queridos argumentos. Hoy, la izquierda abertzale no puede decir que está criminalizada por ideas, no puede decir que tiene en frente suya un Estado que le niega sus derechos. Como he dicho, no estoy alegre porque simpatice con ellos, porque nunca les votaría, pero en una democracia deben estar presentes todas las opciones democráticas para que los ciudadanos puedan elegir con libertad.

Estas semanas, y todos los meses que han pasado, han sido una auténtica vergüenza. Como dijo un amigo en mi facebook, se ha demostrado que la ley de partidos ha funcionado y ha sido necesaria porque ha obligado a la izquierda abertzale ha mover ficha, renunciar la tutela de los terroristas e iniciar su viaje a la democracia.

Comparto impedir que los que defendieron a ETA y justificaron sus atentados no pudieran estar en las elecciones. Hay que recordar que no fue la ilegalización de la izquierda abertzale, sino la de Batasuna, ya que los abertzales que sí condenaban la violencia estaban presentes: Aralar.

Pero frente a este paso tan esperado por todos los que queremos la paz y el entendimiento, ha sido una completa decepción que el Gobierno socialista haya tenido tanto miedo a la reacción de la derecha y que se uniera a ella para intentar echar a perder una oportunidad histórica. La ilegalización de Sortu y luego la prohibición a Bildu de concurrir a las elecciones hubiera podido haber marchitado el histórico paso abertzale, dando argumentos a los "duros" de que frente al Estado sólo cabe la "lucha". No sólo eso, sino que hubiera herido gravemente a la legitimidad de las instituciones por su empeño en criminalizar a partidos democráticos de amplio recorrido como Eusko Alkartasuna.


Los argumentos de la derecha y del Gobierno han sido descabellados. ¿Cómo se "contaminan" personas? Puede ser verdad que muchos de los candidatos de Bildu procedan del movimiento abertzale, pero es la pertenencia a ETA lo que es delito, no las ideas. Pero, ¿acaso no ha habido/hay antiguos etarras militando en las filas socialistas? ¿Qué hicieron antes? Rechazar la violencia. ¿Qué hizo Sortu? Rechazar la violencia. La caza de brujas ha sido esperpéntica: no tiene sentido intentar leer de forma fundamentalista la ley de partidos como una ley anti-abertzale, como tampoco tiene sentido ir pidiendo nuevas reclamaciones a los abertzales como si esto fuera una carrera de obstáculos: primero rechazar la violencia, luego exigir tal cosa a ETA, luego decir que no pueden estar hasta que desaparezca ETA, etcétera...

Yo me pregunto si este rigorismo "democrático" lo tendrían a la hora de impugnar listas electorales donde hubiera corruptos, presuntos o implicados. Porque si se argumenta que hay que impedir que los etarras lleguen a los cargos para financiar el terrorismo, ¿es que acaso dejar que otros se corrompan para enriquecerse es preferible? Como en cualquier democracia seria, son los individuos los que deben ser llamados ante la justicia si cometen delitos.

Bildu debe estar en las elecciones. Espero que en estas dos semanas de campaña no haya nuevos impedimentos que truncen esta oportunidad. Es por las urnas donde se deben confrontar las ideas. Como no soy ningún simpatizante de Bildu, sino que me defino como socialdemócrata y europeísta, espero que por la vía democrática se derrote al nacionalismo. Es imperante superar el eje nacionalismo-autonomismo por el eje izquierda-derecha para discutir los planteamientos. Dudo que para arreglar las calles o los problemas de vivienda sea necesario discutir que bajo tal o cual Estado o nación puede conseguirse.

Recientemente hemos visto el caso de Canadá, donde los electores quebequeses han dado la espalda al nacionalismo para apostar por un partido socialdemócrata que habla de los verdaderos problemas de la ciudadanía. En Escocia, los nacionalistas han conseguido la victoria ha costa de abandonar el prometido referéndum independentista y de apostar por hablar de los problemas de los escoceses.

En España, es de recibo esperar que en Galicia, Madrid, Euskadi, La Rioja, etcétera, en todas las regiones españolas, se hable en todos y cada uno de los municipios de sus problemas y del método de resolverlas, no para hacer perder el tiempo a la gente, adormecerla y espantarla de la política, que no es patrimonio de los partidos, sino de la sociedad.

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