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miércoles, 4 de junio de 2014

Por un PSOE de los ciudadanos y no de los caciques


El PSOE está en un momento muy delicado. No le falta programa (la Conferencia Política) ni candidatos con ganas a encabezarlo en un momento muy duro. Pero al PSOE le sobran conservadores: conservadores ha habido entre los dirigentes, que no quieren arriesgar sus puestos por abrirse a la ciudadanía, que no quieren que la militancia pueda tener mayor capacidad de decisión. Y así hemos tenido "primarias a la andaluza" o declaraciones de apoyo a una posible candidata hechas por secretarios generales regionales sin haber hecho una consulta siquiera a sus ejecutivas o comités regionales. ¿Y qué más puestos tienen? El de jefe de la oposición, y poco más, y en el camino que van en 2015 no podrían ni tener eso. Sólo luchan por los puestos de la derrota. Patético.

Pero también ha habido conservadores en la militancia. Y es que todos esos que nos avergüenzan no estarían ahí si no es por nosotros. Sí, yo incluso voté a uno de ellos una vez. Pero lo vergonzoso es cómo les hemos aupado, cómo se ha jaleado a esos líderes como si fueran salvadores mesiánicos. Y también, cuando alguien como Beatriz Talegón apareció en los medios demandando un partido distinto (no nos descubrió el Mediterráneo, simplemente salió en los medios), la respuesta que se hizo fue brutal. ¡Qué miedo! La peor respuesta a las nuevas demandas es cerrarse.

El PSOE tiene 135 años de historia, un recorrido y una épica que ha dado lo mejor, y en ocasiones lo peor, por configurar la España del pasado, la del movimiento obrero, la de la democratización y la inclusión de las masas ajenas a la participación, y la España del presente, la de la democracia, el Estado del bienestar y el radicalismo democrático. De ser el portavoz del movimiento obrero socialista pudo ser el aglutinante de las fuerzas progresistas, socialdemócratas, liberales y radical-democráticas con un proyecto de progreso por España. Ese proyecto es el que ha contribuido, con otras fuerzas a buscar, esa España liberada de su maldición histórica. Es por eso que el PSOE es algo más que un simple partido político, no pertenece a sus líderes asustados ni tampoco a su militancia cada vez más desorientada; el PSOE y su patrimonio de pensamiento político y de acción de gobierno pertenece a los ciudadanos y es algo que no se puede perder por el conservadurismo y miedo de unos pocos.

Me gustaría que el Congreso Extraordinario no discuta, sino que difunda, el resultado de la Conferencia Política. Me gustaría que en el Congreso Extraordinario se pensara seriamente en cambiar la estructura del partido y buscar los medios de abrir el partido a la sociedad. Me gustaría que el Partido aceptara que la elección abierta y democrática de sus órganos internos por la militancia no quedara restringida o derogada por los intereses de uno o unos (porque si nos benefician estaremos contentos, pero si no se hablará en otros términos, ya se ve). Sobre todo, me gustaría que el Congreso no elimine las primarias, como parece pretender una baronesa o ciertos barones asustados. No estoy particularmente convencido de que unas primarias resuelvan el problema del PSOE, pero si son un medio para buscar la participación de la ciudadanía para elegir qué candidato, equipo y programa quiere que se presente a las elecciones, bienvenido sea.

Sobre todo, pido que reflexionemos, que nos rebelemos democráticamente como militantes contra un grupo que quiere cerrarnos el futuro. No quiero que luego nos lamentemos. El enfado de la sociedad es muy grande y el de muchos militantes también. El tren de la historia puede no volver a pasar de nuevo.

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