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jueves, 3 de abril de 2008

Sin mayoría

Podemos asistir a tener un Presidente de Gobierno elegido en segunda vuelta por no recabar la mayoría absoluta. No sería el primero en ser no ser elegido en segunda ronda: Leopoldo Calvo-Sotelo se sometió a dos votaciones al no tenerla. Fue en la segunda cuando sucedió el 23-F.

La necesidad de mayoría absoluta para el socialismo era una cuestión de necesidad: la liberación de los caprichos de los pequeños partidos y el triunfo absoluto sobre la derecha. La pequeña distancia entre los dos grandes, a pesar de que el número de votos del Partido Socialista son los mayores de toda su historia, como 1982, o más aún que los de los conservadores en su época de mayoría absoluta; impide esta premisa. No ha podido ser. El PSOE se ha consolidado en su posición preeminente y la pequeña izquierda se ha minimizado a su escasa existencia: los partidos nacionalistas de izquierdas e Izquierda Unida mantienen justa la mayoría. Pero estos partidos ya no van a condicionar más la política central en esta legislatura. La alternativa es los nacionalistas catalanes, pero su exigencia de regresar al poder en Cataluña es un precio muy alto: el socialismo catalán no saldrá de Sant Jaume.

Esta precariedad parlamentaria es una incapacidad muy grande del Partido Socialista por asegurarse aliados estables. Los españoles hemos votado en una línea destinada a eliminar lo máximo la capacidad de influencia de los nacionalismos en el Parlamento, pero éstos no están por la labor de recuperar una línea política coherente de sentido de Estado.

A esto se añade lo que es una victoria moral del Partido Socialista. A ver quién dirá que los nacionalismos condicionan la investidura del Presidente, a ver quién dice que se ha cercenado el Estado central frente a la periferia, a ver quién sigue en la matraca del “se rompe España”. Sin ningún pacto, Zapatero será Presidente de España, con más de 11 millones y el 44% de los votos. De un plumazo el argumentario de la derecha mediática y política (los restos del naufragio del Conglomerado Conservador) queda barrido. La derecha sin discurso y el socialismo fuerte.

Tampoco la derecha puede argumentar con su alternativa. Si hubiera sido Rajoy, hubiera sido por mayoría simple: ya contaban que el resto del arco parlamentario les es hostil y pedían y repetían que en su caso el socialismo se abstuviera en la votación. Que se apliquen su tesis y sean coherentes: renuncien al voto negativo. No lo harán, saben que dar a Zapatero la imagen de Presidente del Gobierno sin votos en contra puede hacer crecer más a un gigante.

Por sus actos los conoceréis.

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