Es posible defender una causa y la contraria: el sensacionalista El Mundo pone una de cal y otra de arena al brazo político conservador según actúe, aunque sea del mismo procedimiento.
Defiende y aprueba la escalada meteórica de Cayetana Álvarez de Toledo en las filas del partido conservador, por encima de los militantes derechistas que llevan años trabajándose su posición y cargos en el partido. Ni cursus honorum ni mérito ni veteranía: el dedo pasa de Aznar a Mariano, tal es la era digital.
Defendió y aprobó el nombramiento de Eduardo Zaplana como portavoz parlamentario de la oposición. Sin embargo hete aquí que no defiende ni aprueba el nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría porque “ha sido designada a dedo y pone en relieve la falta de democracia interna de los partidos”. Que la democracia interna de los partidos no existe o es mínima es, por desgracia, un hecho en todos ellos. Pero, en su mayor exponente, que es el partido conservador, lleva desde su fundación. Y ahora, al igual que Sáenz de Santamaría, la niña mimada de El Mundo que es Álvarez de Toledo, o Zaplana en su momento, el dedo ha actuado. Y en quien también el periódico sensacionalista ponía los ojos como candidato a portavoz, Manuel Pizarro, fue número dos por Madrid igualmente a dedo y por encima del resto de militantes veteranos.
Conociendo la falta de sentido común de la derecha mediática, qué podemos esperar. No es ignorancia al hecho, lo conocen perfectamente. Tan bien lo conocen que deciden no exponerlo a la opinión ni conocimiento público de sus lectores, para, bien dosificadas las opiniones y noticias, no alberguen un pensamiento crítico hacia la línea editorial del periódico y actúen como un buen rebaño manso. Me recuerda a una imagen que vi hace poco en el telediario de la ceremonia de la antorcha olímpica en la Plaza de Tiannanmen: un ejército de mujeres actuando como comparsa de la dictadura, cantando al unísono los lemas vertidos por el régimen chino para mayor propaganda y gloria del gobierno opresor.
Ojalá fuese la alternativa la izquierda a estos comportamientos “digitales”. Pero es Ferraz quien quita y otorga. Y, si quitó el liderazgo a Simancas y se lo otorgó a Tomás Gómez, en el congreso regional (uno de esos congresos a la búlgara) los delegados de la militancia actuaron como meros comparsas. Tampoco se les puede culpar: es muy difícil elevar la voz crítica cuando la dirección nacional eleva otra en distinta dirección. Y quien dice Madrid dice Valencia. Y en los conservadores quien dice Cataluña dice Baleares, dice Andalucía, dice Galicia, y, ¿dice Madrid? Porque en Madrid el líder (en funciones) del conservadurismo se arruga ante su subordinada Aguirre. Y menos mal que en otras regiones se levantan contra la ambición de Aguirre.
Lo que la izquierda madrileña no pudo en 2003, esto es, cortar de seco las aspiraciones presidencialistas de Aguirre lo pueden cortar los barones regionales conservadores. No hay mal que por bien no venga que otros hagan el trabajo sucio.
Defiende y aprueba la escalada meteórica de Cayetana Álvarez de Toledo en las filas del partido conservador, por encima de los militantes derechistas que llevan años trabajándose su posición y cargos en el partido. Ni cursus honorum ni mérito ni veteranía: el dedo pasa de Aznar a Mariano, tal es la era digital.
Defendió y aprobó el nombramiento de Eduardo Zaplana como portavoz parlamentario de la oposición. Sin embargo hete aquí que no defiende ni aprueba el nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría porque “ha sido designada a dedo y pone en relieve la falta de democracia interna de los partidos”. Que la democracia interna de los partidos no existe o es mínima es, por desgracia, un hecho en todos ellos. Pero, en su mayor exponente, que es el partido conservador, lleva desde su fundación. Y ahora, al igual que Sáenz de Santamaría, la niña mimada de El Mundo que es Álvarez de Toledo, o Zaplana en su momento, el dedo ha actuado. Y en quien también el periódico sensacionalista ponía los ojos como candidato a portavoz, Manuel Pizarro, fue número dos por Madrid igualmente a dedo y por encima del resto de militantes veteranos.
Conociendo la falta de sentido común de la derecha mediática, qué podemos esperar. No es ignorancia al hecho, lo conocen perfectamente. Tan bien lo conocen que deciden no exponerlo a la opinión ni conocimiento público de sus lectores, para, bien dosificadas las opiniones y noticias, no alberguen un pensamiento crítico hacia la línea editorial del periódico y actúen como un buen rebaño manso. Me recuerda a una imagen que vi hace poco en el telediario de la ceremonia de la antorcha olímpica en la Plaza de Tiannanmen: un ejército de mujeres actuando como comparsa de la dictadura, cantando al unísono los lemas vertidos por el régimen chino para mayor propaganda y gloria del gobierno opresor.
Ojalá fuese la alternativa la izquierda a estos comportamientos “digitales”. Pero es Ferraz quien quita y otorga. Y, si quitó el liderazgo a Simancas y se lo otorgó a Tomás Gómez, en el congreso regional (uno de esos congresos a la búlgara) los delegados de la militancia actuaron como meros comparsas. Tampoco se les puede culpar: es muy difícil elevar la voz crítica cuando la dirección nacional eleva otra en distinta dirección. Y quien dice Madrid dice Valencia. Y en los conservadores quien dice Cataluña dice Baleares, dice Andalucía, dice Galicia, y, ¿dice Madrid? Porque en Madrid el líder (en funciones) del conservadurismo se arruga ante su subordinada Aguirre. Y menos mal que en otras regiones se levantan contra la ambición de Aguirre.
Lo que la izquierda madrileña no pudo en 2003, esto es, cortar de seco las aspiraciones presidencialistas de Aguirre lo pueden cortar los barones regionales conservadores. No hay mal que por bien no venga que otros hagan el trabajo sucio.
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