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jueves, 3 de abril de 2008

La rectificación del PNV

El PNV vive una crisis desde su derrota electoral. Un diputado menos, 120.000 votos perdidos y la primacía electoral arrasada por el socialismo, y al nacionalismo vasco se le han caído todas sus esperanzas soberanistas. No desde “fuera” de Euskadi, sino los propios vascos, han dicho basta ya de mentiras.

Desde entonces el nacionalismo atraviesa una incertidumbre. ¿Consulta sí, consulta no? Su temor es perder el gobierno regional, y con ello todo su poder institucional, por primera vez. Algo por cierto que ya es necesario. Al igual que Cataluña, Baleares o Galicia, la pérdida de poder del conservadurismo nacionalista o españolista ha deparado su declive de poder elección tras elección. Esa es la preocupación de la que parte el nacionalismo vasco.

Por otra parte el PNV se mueve en su misma línea ambigua referente al tema del nacionalismo abertzale. No se atreve, y se beneficia, a plantarle cara en serio a todo movimiento político que secunde las acciones terroristas. Una cosa cierta, y es que no sufre como otros partidos las amenazas directas y asesinas de ETA. La palabra ya no basta y hace falta el hecho. Su hecho: erróneo, no apoyar la moción de censura contra la alcaldesa de Mondragón.

Es una falta de moralidad absoluta, sea de la ideología que sea, comparta o no tesis de independencia o autonomismo, no condenar tal vil asesinato de un inocente como lo es Isaías Carrasco. Y no sólo Isaías, sino el resto de asesinados por ETA. La alcaldesa Inocencia Galparsoro no ha tenido la valentía de condenar el asesinato ni el valor de dimitir definitivamente por su cobardía frente al terrorismo.

Y tras esta marcha atrás del PNV y no apoyar la moción, ha llegado la rectificación. Que se haga realidad aún hay que esperar. Pero ya ha dicho Iñigo Urkullu que o ANV condena la violencia o permitirá que prosperen las mociones de donde ostenta la alcaldía los abertzales. Lo único que podemos es lamentar que sea con tardanza y perdiendo una oportunidad como la de Mondragón.

ETA ha puesto a los militantes socialistas en el punto de mira. Por si no lo estábamos ya, como el resto de españoles, siendo víctimas directas o indirectas de sus crímenes fascistas. "¿No se creerán que ETA se va a quedar de brazos cruzados mientras ve cómo se tortura, se detiene, se condena de por vida o se ilegalizan partidos con total impunidad?", es lo que proclama. Semejante hipocresía que sólo puede albergar un pseudo raciocinio en sus mentes fascistas. ¿Torturas, impunidad? ¡Mentiras! Aquí sólo rige el imperio de la ley, no la ley del más fuerte. ¡Si condenan sus propios actos, tan hipócritas son! Porque en España quien tortura, quien secuestra, quien asesina y quien restringe las libertades es ella, es ETA.

Ni sus amenazas, ni sus mentiras. No podrán imponer por las armas sus dictados y sus veleidades totalmente fascistas y genocidas. ¡La libertad no se rinde!

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