Los sueldos de los directivos de las empresas del IBEX ganan de media 17 veces más que sus empleados, leo en la portada de Público. Del Banco Santander, por ejemplo, un directivo puede ganar 3.146.260 euros anuales. Un empleado, 49.698 euros.
¡Y hay crisis! Dicen. La economía en crisis, nos alertan las grandes empresas. Temen los números rojos, la caída de las ventas… pero más lo temen sus empleados, que son quienes deberán compensar la bajada de beneficios con su empleo. A la calle.
Y me pregunto, ¿qué puede hacer uno un año para tener que ganar más de tres millones de euros? Es demasiado dinero, ni toda una lista de lo que deseo podría llegar a la décima parte.
¿Por qué en las crisis capitalistas han de pagar siempre y sólo los trabajadores? ¡Un poco de solidaridad! Esa élite económica que tanto se asusta por los mercados cuando vienen Estatutos, proclamas secesionistas y gobiernos de izquierda, ¿lo hace por patriotismo? No, lo hace por el mercado, su cuota de mercado, que nadie se la quite y que se queden sus “amigos” en el gobierno (la élite económica suele tener muchos amigos en el gobierno cuando es la derecha quien gana).
La clase trabajadora lo ha dado todo por la economía nacional y por la patria: su fuerza en el trabajo, su vida en las guerras. Son las clases trabajadoras quienes nutrieron los ejércitos aliados y enemigos de las dos guerras mundiales. El sostén de las democracias fue el esfuerzo de esas personas anónimas que lo dieron todo por la libertad. ¿Qué hemos hecho? El mundo que existe sigue siendo infinitamente injusto.
El neoliberalismo imperante ha condenado a la miseria a la clase trabajadora, a su estancamiento y a arrebatarle las esperanzas: los gobiernos de la izquierda no son capaces de, o no quieren, destruir los privilegios de la élite económica. El neoliberalismo ha alzado a esa élite a un Olimpo protegido donde su mundo es todo lo que han ambicionado, frente a la gran masa de personas, entre las que pueden vivir y las que lo hacen muy a duras penas.
Es hora de cambiar. En primer lugar, poner en jaque a esas élites: si la derecha reclama tanto patriotismo, tanta nación y tanta tontería, exijamos a la élite el mismo sacrificio patriótico que hacen los trabajadores. Que sacrifiquen parte de sus abultados salarios para todos los recursos necesarios a la diversificación económica, a la investigación, al desarrollo, a la Seguridad Social. Exijamos ahorro, exijamos calidad comercial. Exijamos, básicamente, humanidad.
Sus salarios son muy abultados, pueden renunciar a una gran cifra sin problemas para su vida de lujo. Yo estoy a favor del libre comercio, de la libre competencia y del enriquecimiento personal, pues es el premio por el esfuerzo laboral y empresarial para llegar a la cima. Pero pongamos unas bases y una responsabilidad social, unas barreras, un “hasta aquí”. La propiedad es privada y está sujeta también al interés social. Que los salarios también.
Si no, ¿qué habrá de ese patriotismo? ¿Qué harán por la “gran nación”?
¡Y hay crisis! Dicen. La economía en crisis, nos alertan las grandes empresas. Temen los números rojos, la caída de las ventas… pero más lo temen sus empleados, que son quienes deberán compensar la bajada de beneficios con su empleo. A la calle.
Y me pregunto, ¿qué puede hacer uno un año para tener que ganar más de tres millones de euros? Es demasiado dinero, ni toda una lista de lo que deseo podría llegar a la décima parte.
¿Por qué en las crisis capitalistas han de pagar siempre y sólo los trabajadores? ¡Un poco de solidaridad! Esa élite económica que tanto se asusta por los mercados cuando vienen Estatutos, proclamas secesionistas y gobiernos de izquierda, ¿lo hace por patriotismo? No, lo hace por el mercado, su cuota de mercado, que nadie se la quite y que se queden sus “amigos” en el gobierno (la élite económica suele tener muchos amigos en el gobierno cuando es la derecha quien gana).
La clase trabajadora lo ha dado todo por la economía nacional y por la patria: su fuerza en el trabajo, su vida en las guerras. Son las clases trabajadoras quienes nutrieron los ejércitos aliados y enemigos de las dos guerras mundiales. El sostén de las democracias fue el esfuerzo de esas personas anónimas que lo dieron todo por la libertad. ¿Qué hemos hecho? El mundo que existe sigue siendo infinitamente injusto.
El neoliberalismo imperante ha condenado a la miseria a la clase trabajadora, a su estancamiento y a arrebatarle las esperanzas: los gobiernos de la izquierda no son capaces de, o no quieren, destruir los privilegios de la élite económica. El neoliberalismo ha alzado a esa élite a un Olimpo protegido donde su mundo es todo lo que han ambicionado, frente a la gran masa de personas, entre las que pueden vivir y las que lo hacen muy a duras penas.
Es hora de cambiar. En primer lugar, poner en jaque a esas élites: si la derecha reclama tanto patriotismo, tanta nación y tanta tontería, exijamos a la élite el mismo sacrificio patriótico que hacen los trabajadores. Que sacrifiquen parte de sus abultados salarios para todos los recursos necesarios a la diversificación económica, a la investigación, al desarrollo, a la Seguridad Social. Exijamos ahorro, exijamos calidad comercial. Exijamos, básicamente, humanidad.
Sus salarios son muy abultados, pueden renunciar a una gran cifra sin problemas para su vida de lujo. Yo estoy a favor del libre comercio, de la libre competencia y del enriquecimiento personal, pues es el premio por el esfuerzo laboral y empresarial para llegar a la cima. Pero pongamos unas bases y una responsabilidad social, unas barreras, un “hasta aquí”. La propiedad es privada y está sujeta también al interés social. Que los salarios también.
Si no, ¿qué habrá de ese patriotismo? ¿Qué harán por la “gran nación”?
Esos señores que cobran tanto no son los propietarios de las empresas, sino empleados.El dinero no lo reciben de los otros trabajadores, sino de los accionistas.
ResponderEliminarEstoy convencido de que los propietarios también querrían pagar menos a esos asalariados directivos, pero si lo hacen, se largarían a otro lado.
Nos encontramos con un hecho paradójico. Los asalariados explotan a los propietarios cobrando salarios injustos...
¡Cómo están los marxistas!