Gracias a Dios, y a la intervención militar colombiana, que Ingrid Betancourt está al fin, tras seis largos y duros años de cautiverio, libre. Libre de esos terroristas asesinos y narcotraficantes de las FARC, revestidos de un marxismo de hojalata, abdicando de esos principios por algo más rentable, las drogas.
Pero por fin, Ingrid es libre. Francia, Colombia, y el resto del mundo, nos alegramos profundamente desde lo más profundo del corazón por este triunfo frente al horror.
Pero por fin, Ingrid es libre. Francia, Colombia, y el resto del mundo, nos alegramos profundamente desde lo más profundo del corazón por este triunfo frente al horror.
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