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domingo, 30 de noviembre de 2008

Bombay


Estos días Bombay es un infierno, un infierno de muerte provocado por el odio de los islamistas a lo que es diferente a ellos. Paradójicamente, esto puede mejorar las relaciones entre India y Pakistán para unir fuerzas contra el terrorismo, ésa es una buena noticia, necesaria sabiendo que son dos potencias nucleares rivales.

Ignasi Guardans consiguió ayer llegar a Barcelona, tras estar encerrado en un restaurante de Bombay junto con el resto de la delegación de eurodiputados. Recoge Guardans en Público: "el cónsul alemán vino al restaurante y sólo puso en lugar seguro a los suyos, sólo quiso coger a los alemanes y a los demás nos dejó tirados. Este señor no sabe dónde está".

Al constatar que la UE no existe para coordinar la evacuación de sus ciudadanos se ha comprometido a presentar un protocolo de actuación a los 27 miembros de la Unión. Guardans ha hablado ante la prensa la parafernalia mediática de quien abandonó a su delegación, sin preocuparse de repatriar a sus compañeros, mientras estuviese refugiada en una de las embajadas de la ciudad, hasta conseguir que toda su comitiva hubiese podido conseguir pasajes para abandonar la ciudad. Por supuesto, es una alegría que haya salvado la vida, pero quizás es una pena observar que no halla tenido una talla de estadista para con los suyos. "Sólo digo que me sorprende que el sentimiento de alarma que tuvo para ella no lo tuviera para con los demás", dice Guardans en Público. Luego, su rueda de prensa de "superviviente" es de lo más grotesco, todo para crearse un aire de indestructible a lo Molly Brown.

Esto no la convierte en una héroe, a mi parecer, como quiere hacernos creer la derecha mediática. Cuando el capitán Edward Smith tuvo la desgracia de que su barco, el Titanic, se encontrara con su destino en forma de iceberg y hundimiento, mandó coordinar la evacuación del transatlántico, y, como buen capitán, se quedó en él hasta que se hundió, uniéndose al destino de otros 1.500 ahogados. El capitán es el último en escapar del barco. Sin embargo, el dueño de la compañía transatlántica, Bruce Ismay, se subió a un bote salvavidas en cuanto tuvo la oportunidad, antes de que evacuaran las mujeres y los niños. Esperanza Aguirre es Bruce Ismay, creo sinceramente que tendría que haberse quedado la última hasta que se hubiera repatriado a toda su delegación. Sin embargo, Ignasi Guardans ha tenido más madera de buen político y sin tardanza ya ha lanzado una propuesta para mejorar las evacuaciones de ciudadanos comunitarios de estas tragedias. Pero también, los habitantes de allí, los muertos de allí, los afectados de allí, están olvidados.

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