Estos días Grecia vive inmersa en una convulsión social. La muerte de Alexandros Grigoropoulos ha dado rienda suelta a la violencia y al vandalismo; como aquí la muerte de Carlos Palomino, bien vale de excusa para desahogar los instintos violentos.
Al Gobierno conservador de Karamanlis se le ha escapado la situación de las manos, lo mismo que el futuro político de su mayoría. Su política neoliberal muestra, como en el resto de los países con políticas similares, síntomas de haber muerto, incapaz de resolver la crisis. El paro joven es muy superior al del resto de Europa, las clases humildes viven en una situación más precaria, no olvidemos que Grecia es de los países que están muy por debajo de la media de la UE, donde el Estado del bienestar aún no ha sido plenamente desarrollado y donde la inversión educativa o social es ridícula.
Las manifestaciones de violencia estudiantil es la minoría de lo existente, de un movimiento amplio de protesta y rechazo al Gobierno griego. Pero esta minoría hábilmente ha sabido protagonizar lo que más ruido hace, a costa de la violencia callejera y de propagar el miedo. Igual que aquí hace un año, pero llevado a la máxima potencia. Allí los jóvenes sí tienen más motivos para quejarse de su situación, no en vano se les llama la "generación de los 700".
Si el movimiento torna a una deriva de violencia simple, perderá toda razón y será cada vez más minoritaria. Si el movimiento se desprende de la minoría radical, gozará de mayor coherencia y mejor mensaje, y esto sí será peligroso para el Gobierno conservador, y podría propiciar el cambio que Grecia necesita. A esto hay que añadirle que los socialistas renueven su mensaje para hacer frente a la situación económica y social, ya no valen las viejas fórmulas.
El problema de Grecia no es tanto el actual gobierno de Nueva Democracia sino la descarada endogamia de la clase política. Andreas Papandreu fue posiblemente uno de los más grandes intelectuales del llamado "socialismo mediterráneo" y uno de los padres de la Grecia actual. Lo que no es de recibo es que el PASOK vuelva a ganar (cosa que le auguran las encuestas)con su hijo al frente y para sustituír al sobrino de Constantinos Caramanlis. Alguno me dirá que en Estados Unidos ha habido una dinastía Bush y no pasa nada. Sí, es verdad. Pero por lo menos los Bush ganaron unas primarias y son una excepción en el sistema; en Grecia estamos ante la norma. Ante este panorama creo que puede hablarse de un "pequeño 68 a la griega" que va a cambiar bastante más que el color del Gobierno. No olvidemos que también fueron este tipo de protestas las que ayudaron a acabar con la dictadura de los coroneles.
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