Hace un año, en las elecciones regionales de Hesse, la CDU sufrió una estrepitosa caída, quedando a menos de una décima del SPD, con 36,8% y 36,7%, respectivamente. Liberales, verdes y poscomunistas se quedaron con el 9,4%, 7,5% y 5,1%. Sin llegar a un acuerdo de gran coalición, o a una alianza de izquierda SPD-Verdes-Die Linke, se volvieron a repetir elecciones. Antes, Ypsilanti, la candidata socialdemócrata, intentó llevar a cabo esa coalición, pero hasta cuatro diputados socialdemócratas se negaron a la existencia de un ejecutivo progresista con apoyo poscomunista. Sólo quedaban las elecciones anticipadas.
El domingo se repitieron las elecciones. La CDU amplió su porcentaje muy levemente, un 37,5%. El SPD, sin embargo, ha sufrido por su fracaso, quedándose en el 23,5%. Los votos no han ido a los democristianos, también muy castigados, pues anteriormente contaban con la mayoría absoluta. Los liberales y los verdes ganaron del voto socialista, subiendo al 17% y al 13,5%, respectivamente. La Izquierda, Die Linke, repite sus resultados, bailando el 5% para poder volver a entrar.
Esto indica que el enfado a los socialistas no se va a los poscomunistas, causantes de todo este lío de negociaciones fallidas. El enfado es momentáneo, dirigido a otras fuerzas próximas. Pero suficiente para dejar al SPD de nuevo en la fría oposición.
¿Por qué se niegan diputados del SPD a participar con Die Linke? Ese voto de izquierda de la izquierda va a seguir existiendo, por lo menos hasta que vean el verdadero rostro del populismo de Lafontaine. ¿Qué futuro le espera al SPD, si no es tender puentes con todo el espectro de la izquierda parlamentaria? A la derecha, sólo queda ser fagocitado por la CDU, en un momento que sería propicio, puesto que los democristianos demostraron que su programa neoliberal es impracticable.
El domingo se repitieron las elecciones. La CDU amplió su porcentaje muy levemente, un 37,5%. El SPD, sin embargo, ha sufrido por su fracaso, quedándose en el 23,5%. Los votos no han ido a los democristianos, también muy castigados, pues anteriormente contaban con la mayoría absoluta. Los liberales y los verdes ganaron del voto socialista, subiendo al 17% y al 13,5%, respectivamente. La Izquierda, Die Linke, repite sus resultados, bailando el 5% para poder volver a entrar.
Esto indica que el enfado a los socialistas no se va a los poscomunistas, causantes de todo este lío de negociaciones fallidas. El enfado es momentáneo, dirigido a otras fuerzas próximas. Pero suficiente para dejar al SPD de nuevo en la fría oposición.
¿Por qué se niegan diputados del SPD a participar con Die Linke? Ese voto de izquierda de la izquierda va a seguir existiendo, por lo menos hasta que vean el verdadero rostro del populismo de Lafontaine. ¿Qué futuro le espera al SPD, si no es tender puentes con todo el espectro de la izquierda parlamentaria? A la derecha, sólo queda ser fagocitado por la CDU, en un momento que sería propicio, puesto que los democristianos demostraron que su programa neoliberal es impracticable.
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