En el mismo Gobierno de la Comunidad de Madrid no hay ni confianza entre los consejeros. Ignacio González, vicepresidente y espiado por Granados, pensó en junio de 2008 crear un servicio secreto de la Comunidad ante la sospecha de que altos cargos de la Comunidad estaban siendo espiados desde dentro para intentar campañas de desprestigio. Para esto, González tuvo el asesoramiento de un ex agente del CNI y de un ex alto cargo del Gobierno Aznar.
Por lo visto la sospecha del servicio secreto de Granados ya existía. A tal punto llegan las cosas en un Gobierno que es una coalición de intereses por hacer negocio, prostituyendo la voluntad popular de la ciudadanía madrileña, renunciando a los intereses generales o confundiéndolos con los propios. A tal punto llegan que se tienen que contra espionar.
Es desesperante tener por Gobierno a una pandilla de profesionales de la mentira, de amiguetes de colegio, de negocios secretos, de comisiones bajo la mesa, de recalificaciones millonarias, de tamayazos, de casos Majadahonda, Coslada, Sevilla la Nueva… toda una máscara de los que dicen ser los baluartes de la libertad ¡Ja! Las mentiras acaban cayendo por su propio peso. Ante ellos está la ciudadanía, la ciudadanía asombrada con un partido que es una jaula no de grillos, sino de espurios intereses económicos. Ante la ciudadanía, está una banda de simples mafiosos, del engaño masivo y de la hipocresía continua.
Se les ha caído la máscara, y ahora tienen miedo. Miedo porque ha salido la verdad.
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