Ahora toca el turno a Alfredo Prada, que fue consejero de Justicia de Madrid en el momento del congreso del PP en 2008. Prada fue nombrado responsable de exterior de la dirección conservadora, y Aguirre lo destituyó en respuesta, por su “traición”. Pues bien, El País, en su dosificación de esta red de espionaje, anuncia que también él fue espiado por esta Stasi a pequeña escala y a sueldo de Francisco Granados.
González, Cobo, Prada… ¿cuál será el próximo? Tenemos a Cobo y a Prada. Los dos apoyaron al rival de la huidiza Aguirre, Cobo es la mano derecha de Gallardón e intentó presentarse a la presidencia del PP madrileño contra Aguirre. Prada pagó su apoyo a Rajoy con la destitución. ¿Y González? Ignacio González es el vicepresidente de la Comunidad, teóricamente, el número dos de Aguirre y por tanto, de su confianza. ¿Seguro? ¿Se le ha espiado “por si acaso”? ¿Para vigilar todos sus movimientos? Ya sabemos, desde aquello de la “excelente pintora Sara Mago”, que Aguirre no tiene unas grandes capacidades por sí sola. Asesores sí, capacidades no. González dirige la administración madrileña. ¿Ha sido espiado para averiguar si intenta hacer sombra a Aguirre?
Esto es vergüenza nacional. Aquí se revela la verdadera naturaleza conservadora: un partido unido por el negocio y el poder, con una débil carcasa ideológica de mentirijilla. Entre ellos no dudan de llegar a lo que sea para ponerse la zancadilla. El que gana, gana. Y su “ganar” es igual a “negocio”. ¡Fantásticos representantes de la ciudadanía!
Corruptos y mentirosos. ¡Ahí están los que dicen amar a España! Aman su sillón y su cuenta bancaria.
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