No sé si Francisco Camps habría deseado que Carlos Fabra se mantuviese callado y evitara darle apoyo, un apoyo envenenado. El imputado por cohecho y fraude, Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón y suegro de Juan José Güemes, no es el más indicado para hablar de limpieza.
La Fiscalía anticorrupción alude a que Francisco Camps aceptó un soborno de 30.000 euros en trajes, por los negocios facilitados desde la Comunidad Valenciana para la trama corrupta.
El PP (Partido de los Presuntos) se vuelve a ver acorralado, al tener ahora como sospechoso a uno de sus pesos pesados. Y vuelve a la teoría conspirativa, de que todo es para acorralar al PP. Camps ha salido como mártir de la persecución, en una de esas comparencias ante la prensa sin preguntas, y a explotar el Canal 9 autonómico para defender su imagen.
A todo esto, la prensa no debería aguantar esa desfachatez de comparecer sin permitir preguntas. No sólo hay que responder en los plenos parlamentarios, hay que someterse a las preguntas de quienes transmiten la información. Y en los mítines poder grabar lo que se quiera y no ceñirse a lo que quiera dar el partido. Si eso sigue, toda la prensa debería hacer causa común y negarse a cubrir este tipo de faltas a la democracia. De cualquier político y de cualquier partido.
Corrupción, espionaje, comisiones ilegales… el Partido de los Presuntos está rodeado, no por una campaña antiPP, sino por sus mismos errores, sus mismos miembros imputados. ¿Será un Tangentópolis a la española? No es tan grave como aquella ocasión, aunque si el partido conservador se empeña en mojarse por gente que puede que no esté tan limpia como quisiera podría ser que se cayera con todo el equipo. No sólo el no-líder, sino también el no-alcalde, la huidiza de Bombay y el trajeado valenciano.
La Fiscalía anticorrupción alude a que Francisco Camps aceptó un soborno de 30.000 euros en trajes, por los negocios facilitados desde la Comunidad Valenciana para la trama corrupta.
El PP (Partido de los Presuntos) se vuelve a ver acorralado, al tener ahora como sospechoso a uno de sus pesos pesados. Y vuelve a la teoría conspirativa, de que todo es para acorralar al PP. Camps ha salido como mártir de la persecución, en una de esas comparencias ante la prensa sin preguntas, y a explotar el Canal 9 autonómico para defender su imagen.
A todo esto, la prensa no debería aguantar esa desfachatez de comparecer sin permitir preguntas. No sólo hay que responder en los plenos parlamentarios, hay que someterse a las preguntas de quienes transmiten la información. Y en los mítines poder grabar lo que se quiera y no ceñirse a lo que quiera dar el partido. Si eso sigue, toda la prensa debería hacer causa común y negarse a cubrir este tipo de faltas a la democracia. De cualquier político y de cualquier partido.
Corrupción, espionaje, comisiones ilegales… el Partido de los Presuntos está rodeado, no por una campaña antiPP, sino por sus mismos errores, sus mismos miembros imputados. ¿Será un Tangentópolis a la española? No es tan grave como aquella ocasión, aunque si el partido conservador se empeña en mojarse por gente que puede que no esté tan limpia como quisiera podría ser que se cayera con todo el equipo. No sólo el no-líder, sino también el no-alcalde, la huidiza de Bombay y el trajeado valenciano.
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