Chile acoge la VI cumbre de líderes progresistas, con los líderes socialdemócratas latinoamericanos (el uruguayo Tabaré Vázquez, la argentina Fernández de Kichner, la chilena Bachelet, el brasileño Lula da Silva), de los primeros ministros europeos (el británico Gordon Brown, el noruego Stoltenberg y el español Rodríguez Zapatero), así como del vicepresidente “progresista” estadounidense, Joseph Biden.
Hay que quedarse con la conclusión de Lula da Silva, que pidió soluciones profundas y estructurales, además de que el progresismo tome la iniciativa: “El mundo entero está pagando el precio del fracaso de una aventura irresponsable de aquellos que transformaron la economía en un gigantesco casino”. Brown defendió el control de la banca y Zapatero las energías renovables (economía verde), la democracia ciudadana y la lucha contra la pobreza (“Estamos aquí la generación de líderes que no vamos a consentir toda la pobreza y la miseria que hay en el mundo”).
Mientras tanto, en Madrid se ha celebrado un acto de políticas de igualdad en la Unión Europea del Partido de los Socialistas Europeos. En él se contó con la presencia de Juan Fernando López Aguilar, candidato del socialismo español al Parlamento Europeo, diputadas socialdemócratas del Partido Socialista francés y del Partido Socialdemócrata Rumano, así como de Isabel Serrano, presidenta de la Federación Española de Planificación Familiar. Es una gran alegría que en cada acto del Partido Socialista la palabra “socialdemocracia” es cada vez más pronunciada, lo que supone una declaración de intenciones de que las cosas tienen que cambiar.
El capitalismo no puede ser salvado ya. ¿El capitalismo de los paraísos fiscales? ¿El capitalismo sin el control de los mercados? ¿El capitalismo de las primas de AIG? ¿El capitalismo que nos ha llevado al paro generalizado en toda Europa? No, ese capitalismo no puede ser salvado, son los ciudadanos quienes tienen que ser salvados de ese sistema.
No deja de ser una mala noticia la existencia de cumbres de “líderes”, porque potencia un personalismo innecesario en la política. ¿Qué queda de la Internacional Socialista? No son los foros reducidos de líderes que pueden cambiar de la noche a la mañana; son los foros multitudinarios donde se pueden discutir los problemas, y los líderes son la manifestación de toda esa estructura enriquecida. No hay que quedarse prisionero de paradigmas que se derribaron, dijo Lula, y dice bien. Los problemas actuales hay que plantearlos con ideas actuales, ideas renovadas y estructuradas.
Marx hizo un desarrollo científico a la hora de ver el desarrollo de la historia. En este caso, hay que ser “marxista” para ver la actualidad de manera científica. Atrás deben quedar las visiones sectarias del dinero por el dinero o del centralismo bolchevique. El mundo ha cambiado, y es a ese mundo al que hay que transformar. Con la socialdemocracia, porque sin socialdemocracia este mundo de progreso, de democracia y de ciudadanos no puede sobrevivir. Más allá queda el mundo de regresión, de autoritarismo y de servidumbre, el mundo sin la socialdemocracia.
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