El resultado de la Comisión fraude de investigación no depara sorpresas. Ya es significativo que quien está dictando su resolución no es la misma Comisión, sino Granados.
¡Ay, pobre democracia madrileña, entregada a esta satrapía que no conoce vergüenza, decencia ni buen hacer!
¡Ay, qué risa esta separación de poderes, donde un miembro del ejecutivo dicta las resoluciones de una comisión del legislativo!
¡Ay, máxime siendo él el que está al frente de la consejería donde trabajan los espías!
¡Ay, qué sería de la justicia si el acusado ocupara el lugar del juez!
No, no es ya asunto de risa, aunque la risa sea preferible a llorar.
Granados, junto a la labor de David Pérez, portavoz de los conservadores madrileños, dicen que se ha demostrado que no se ha espiado, que no hay presuntos espiados y que todo es una mentira de El País… en suma, el PP es bueno, el PP no espía, todo es un engaño de la oposición y de El País, que son muy malos, tan malos que no consiguen su objetivo de desgastar al Gobierno de Madrid. ¿No era ya un resultado anunciado? En esto el PP demuestra no fallar, aunque sea la insignia más deshonrosa: insultando la inteligencia de los madrileños.
Pero lo que el Partido Popular no puede ocultar es que sí ha habido un desgaste real del Gobierno de la satrapía de Madrid. Esperanza Aguirre, patrona de las empresas que explotan la sanidad y de las sectas religiosas que obtienen terrenos gratis para la educación, está rodeada. El Partido Popular es el Partido de los Presuntos. Por un lado está el presunto espionaje, que muestra una conducta mafiosa, dando una imagen realmente deprimente de la política. Por otro lado está el caso Gürtel, los presuntos que meten la manita en la caja, chantajean y pagan trajes ajenos. Por otro, Rajoy se está volviendo a quedar entre la espada y la pared, por muchas elecciones gallegas que le quieran salvar, apostando todo por Camps y advirtiendo a Aguirre de volver a hacer investigación interna, aunque al final prefiera no hacerlo, para que la gente no se distraiga con lo evidente. Rajoy inclina la cabeza, adiós a esos aires de líder que venían de Galicia.
Eso demuestra que no todo el Partido de los Presuntos cree a Aguirre y su séquito de la satrapía, ¿no?
¿Les renovarán la confianza los madrileños? Quizás, quizás… es una pena, pero los madrileños tienen que ver una alternativa mejor a lo que hay. Se empieza a vislumbrar, pero… siempre está el pero, y si no se quita ese pero, no se podrán quitar a los peperos.
¡Ay, pobre democracia madrileña, entregada a esta satrapía que no conoce vergüenza, decencia ni buen hacer!
¡Ay, qué risa esta separación de poderes, donde un miembro del ejecutivo dicta las resoluciones de una comisión del legislativo!
¡Ay, máxime siendo él el que está al frente de la consejería donde trabajan los espías!
¡Ay, qué sería de la justicia si el acusado ocupara el lugar del juez!
No, no es ya asunto de risa, aunque la risa sea preferible a llorar.
Granados, junto a la labor de David Pérez, portavoz de los conservadores madrileños, dicen que se ha demostrado que no se ha espiado, que no hay presuntos espiados y que todo es una mentira de El País… en suma, el PP es bueno, el PP no espía, todo es un engaño de la oposición y de El País, que son muy malos, tan malos que no consiguen su objetivo de desgastar al Gobierno de Madrid. ¿No era ya un resultado anunciado? En esto el PP demuestra no fallar, aunque sea la insignia más deshonrosa: insultando la inteligencia de los madrileños.
Pero lo que el Partido Popular no puede ocultar es que sí ha habido un desgaste real del Gobierno de la satrapía de Madrid. Esperanza Aguirre, patrona de las empresas que explotan la sanidad y de las sectas religiosas que obtienen terrenos gratis para la educación, está rodeada. El Partido Popular es el Partido de los Presuntos. Por un lado está el presunto espionaje, que muestra una conducta mafiosa, dando una imagen realmente deprimente de la política. Por otro lado está el caso Gürtel, los presuntos que meten la manita en la caja, chantajean y pagan trajes ajenos. Por otro, Rajoy se está volviendo a quedar entre la espada y la pared, por muchas elecciones gallegas que le quieran salvar, apostando todo por Camps y advirtiendo a Aguirre de volver a hacer investigación interna, aunque al final prefiera no hacerlo, para que la gente no se distraiga con lo evidente. Rajoy inclina la cabeza, adiós a esos aires de líder que venían de Galicia.
Eso demuestra que no todo el Partido de los Presuntos cree a Aguirre y su séquito de la satrapía, ¿no?
¿Les renovarán la confianza los madrileños? Quizás, quizás… es una pena, pero los madrileños tienen que ver una alternativa mejor a lo que hay. Se empieza a vislumbrar, pero… siempre está el pero, y si no se quita ese pero, no se podrán quitar a los peperos.
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