Parece mentira que en la actualidad se digan tantas tonterías, contradictorias al sentido común. Luego no lo parecen tanto sabiendo de quién viene y a qué sector se clasifica.
Es muy fácil decir lo que dice para quien ahora se gana la vida con discursos, en uno de esos retiros dorados que sólo pueden gozar los futbolistas, los famosos, los concursantes de Operación Triunfo o los políticos bien situados o los que necesitan ser apartados. Esos siempre tendrán algo para llenar sus bolsillos y los titulares del corazón.
En la vida real, las propuestas de Aznar, el dueño del dedo que señaló al Señor de los Hilillos, no tienen ni pies ni cabeza. ¡Cuán fácil es para el invitado de las Azores criticar que en la Unión Europea existan los subsidios del paro! ¿Sabe lo que él significa realmente “estar en el paro”? Él, el creador del decretazo, él, el que fue contestado con una gran huelga general.
Quiere que se “incentive” al desempleado a buscar un nuevo trabajo, cosa que, según él, no se hace porque el sistema actual el poco flexible y falto de dinamismo. ¡Claro, al parado lo que más le gusta es que su familia pase hambre!
¿En qué mundo vive Aznar ahora?
La misma condición de parado es ya un incentivo para buscar trabajo. Porque, a diferencia del señor Aznar, el común de los mortales tiene ingresos para ir tirando, muchos tienen dificultades para llegar a fin de mes, Aznar no tiene ni dificultades para ir a la pista de pádel.
Una pregunta, en esta coyuntura económica, ¿cómo va Aznar a incentivar la búsqueda del empleo, si el empleo se está destruyendo actualmente? Lo que el Gobierno hace, en cambio, es promover el empleo por iniciativa pública, ya que la privada está por los suelos en este moribundo capitalismo. Lo que hace el Gobierno socialista de este país es no sacar las tijeras por lo más fácil, que es la inversión social. ¿En qué espiral entraríamos si se dificultan las pequeñas economías? En un círculo vicioso sin salida. En un círculo, además, en el que las grandes economías, de las que Aznar es adalid, no tienen grandes problemas. A menos que ganar un porcentaje menor que el año pasado sea una tragedia… Para el Banco Santander, pero que Aznar se lo pregunte a alguien que gane mil euros al mes, y ve como le suben los gastos y puede perder su empleo.
Esta derecha dice proponer mucho, pero no es concreta en nada, más que de doce puntos de demagogia de arriba abajo, porque lo que quieren es lo que ha dicho Aznar, cuyas tesis son las defendidas por los halcones del Partido de los Presuntos, los mismos presuntos que espían o reciben trajes como regalos, más su brazo mediático.
Pese a lo que proponen, lo que sueñan se acerca más a esto: facilidad del despido, contratos precarios, salarios de pena, descontrol del precio de la vivienda y muchos, muchos tratos de favor, muchos negocios y muchas mentiras. ¿Por qué? Porque incluso en la oposición demuestran todos sus chanchullos y porque son los adalides de la explotación, los títeres de las grandes fortunas.
Sin embargo, lo que ellos hagan o dejen de hacer no es sinónimo de no hacer nada. Ahora, con un Gobierno con nuevas fuerzas, se deben dar los pasos económicos por la vía de lo social. Fracasar es permitir que los presuntos vuelvan a hacer de las suyas, no volverán porque tengan nuevas ideas, sino porque los que gobiernan demostrarían no ser capaces de llevar a cabo las propias. O las exigidas por el sentido común, por mucho que duela.
Lo que hace esta derecha es un ejercicio de insensibilidad, más propio de la burguesía del siglo XIX que de la sociedad del siglo XXI. La socialdemocracia está en el siglo XXI, ellos… ¿dónde están?
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