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miércoles, 6 de mayo de 2009

La corrupción acorrala al Partido de los Presuntos


No habrá gripes o crisis que oculten la realidad. El Partido de los Presuntos (PP), carece de una respuesta a la crisis y de un modelo alternativo. Su respuesta y su modelo, al igual que su no-líder y sus miembros imputados, son altamente negativos tanto para Europa como para España. Hay que criticar al Gobierno, sin duda, y exigirle mucho, pero ahora, todo voto y todo apoyo por “castigo” no puede ir a él.


No podemos consentir que tener presuntos corruptos, muchos imputados y muchos claramente enfangados en la corrupción, se convierta en una menudencia. Tener eso en un partido es repugnante, y eso se tiene que demostrar tanto judicial como electoralmente. Por responsabilidad y por regeneración. No se puede sacrificar a los que menos tienen votando al Partido de los Presuntos, porque es su condena. Una mayoría conservadora en Europa y en España sólo significará una cosa: no cambiará nada, todo seguirá igual, y los ciudadanos jamás serán tenidos en cuenta. Eso es caldo de cultivo para situaciones revolucionarias.


Está claro que en las elecciones europeas habrá un voto de castigo, algo totalmente comprensible. Pero el mejor castigo, a unos por corrupción y a otros por no responder debidamente, es a otras opciones. Sin ascos a IU, UPyD, o a otras formaciones, de las que en otro post habrá que hablar.


Por todas partes, el Partido de los Presuntos tiene corrupción bajo sus pies. Baleares, que junto con la Costa del Sol, Madrid, Valencia y Canarias son los ejemplos más claros que política, urbanismo, negocio e ilegalidad van íntimamente ligados. En Canarias, José Manuel Soria está imputado por un delito de cohecho por el caso Salmón.


En Madrid, Benjamín Martín Vasco se niega a declarar. Pero tal debe ser lo que hay en Madrid, que tanto él como los parlamentarios Alfonso Bosch y Alberto López Viejo (ex consejero de Aguirre) han sido suspendidos de militancia. Pero nuestra memoria dura más allá de cuatro días y recordaremos de qué partido eran cuando cometieron los delitos de corrupción. No olvidamos quién era consejero de Esperanza Aguirre y quién presidió la comisión fraude. El dinero de todas las operaciones, según las fiscales del caso en Madrid, lo desviaba Correa a paraísos fiscales, y que está en las Islas Caimán, Reino Unido, Colombia, Suiza, Antillas Holandesas y Panamá. “De cada acto que hacíamos de la Comunidad de Madrid, se llevaba una pasta Alberto, lo sabes tú”, decía Correa a su ayudante Pablo Crespo en una grabación.


En Valencia, Camps ha sido derrotado. Pretendía impedir las actuaciones que ha realizado Garzón en la investigación, y el magistrado instructor lo ha desestimado. También se investiga por delitos de cohecho a Ricardo Costa, secretario general del PP valenciano y hermano del ex ministro de Aznar, Juan Costa.

Igualmente, en Castellón, la fiscalía ha pedido siete años de cárcel para Vicente Aparici, brazo derecho del imputado Carlos Fabra en la Diputación, por prevaricación medioambiental.


No hay que dejar de lado a otra noticia relevante. Las luchas del PSOE de Elche y las investigaciones de presuntos delitos de malversación han llevado a excluir a María Ángeles Avilés de la lista al Parlamento Europeo. Junto con el conservador Gerardo Galeote, implicado en el Gürtel, son dos candidatos desplazados de las listas europeas. Estas son las cosas que hay que hacer, aunque lo que hay que hacer mucho más es no haber hecho ninguna práctica que desemboque en que te acusen de corrupción.


Corrupción, corrupción y corrupción. En el Partido de los Presuntos no hay más que corrupción, y amparada por sus dirigentes y su no-líder. Ni sus delfines forzosos, Aguirre y Camps, salen bien parados, sino quemados. No nos olvidemos tampoco a Gallardón ni el caso Guateque.


Los ciudadanos, en estos casos, tienen que mantener en su plenitud su conciencia crítica. En la izquierda se ve que hay una gran presión para que los partidos progresistas no caigan en esas prácticas. En la derecha esto no es así, y es una desgracia para la lógica democrática. Quizás el gran problema es la falta de una alternativa conservadora al Partido de los Presuntos, para que los ciudadanos de mentalidad derechista puedan decidir libremente.


Y falta la crítica. Hay que criticar. Y discrepar.

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