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domingo, 20 de septiembre de 2009

El debate interno, a debate


Ayer pudimos leer la opinión de Juan Carlos Rodríguez Ibarra acerca del actual nivel de debate interno en el Partido Socialista y en la soledad, supuesta o no, del Presidente del Gobierno. Pero, ¿es esto cierto? ¿El Presidente está aislado? ¿El debate interno ha sido silenciado? El debate interno, a debate.


Antes de empezar, hay que intentar ser lo más riguroso posible, observando los distintos puntos de vista. Ibarra, junto con Joaquín Leguina, reprochan a Zapatero la eliminación de la vieja guardia del Partido. Personajes próximos a la era de Felipe González han sido reemplazados por hombres y mujeres nuevos. Los conocidos barones territoriales han desaparecido del mapa. En Extremadura ya no gobierna Ibarra; Castilla la Mancha sigue su curso sin Bono; Andalucía realizó hace pocos meses la sucesión; en Cataluña ya no está Maragall, pero Montilla no ha resultado ser el líder dócil esperado; en Madrid, la vieja FSM (hoy PSM) está “pacificada”.


Sin duda para muchas personas de la vieja guardia resulta desolador haber perdido el enorme papel acumulado durante decenios, desde la instauración de las autonomías. Zapatero ha conseguido acabar con todo poder regional con ambición de influir/imponer sobre un Presidente de Gobierno “nuevo” o “inexperto”. Por otra parte, la renovación en las autonomías socialistas permite dar un nuevo impulso al mensaje socialista, ya muy desgastado en muchos lugares. Ése es uno de los males endémicos en los partidos, la permanencia eterna en los cargos, donde los cambios no son verdaderas renovaciones sino un baile incesante de favores e intereses de corrientes, amigos y enemigos. Cambiar para que nada cambie. No sólo se da en las direcciones regionales, sino también en las municipales. Si hay que debatir sobre los partidos españoles, no puede faltar la limitación de mandatos, no sólo reglamentarios, sino ponerse límites uno mismo y saber ver cuándo hay que dar paso a la nueva generación. Y, por supuesto, esa nueva generación debe venir bien preparada.


¿Es verdad, como dice Ibarra, que si no hay una opinión distinta a la de Zapatero es por la cobardía de “los que han hecho dejación de su responsabilidad”? Sin embargo, no puede faltar el hecho que Zapatero ejerce un nuevo “presidencialismo”. No es nuevo, prácticas presidencialistas ya las tuvieron González y Aznar (Suárez lo intentó pero su partido era una jaula de grillos). A González le acompañaron en su Gobierno y en el partido personas que habían vivido el franquismo, gente con costumbre de deliberación pero también con mucha fidelidad, construida por la clandestinidad. Zapatero tiene un equipo que no ha vivido más en la etapa democrática que en la franquista. Pero la vieja guardia no ha sido eliminada del todo. Ahí sigue Rubalcaba, por ejemplo. Es un equipo, sin embargo, dependiente completamente de Zapatero.


No creo que los elogios y aplausos continuos sean el mejor camino a lo correcto. Sin quererlo, Zapatero ha caído en el mal de la Moncloa. Se ha quedado aislado de la ciudadanía por el escaso relieve de su equipo. Se suceden las declaraciones y las intenciones, pero la práctica es que todo sigue yendo muy lento, el apoyo de otras fuerzas es muy oscilante y habrá que ver el proyecto de los nuevos Presupuestos Generales para ver el cumplimiento en cifras de la batería de propuestas que Zapatero presento en el debate del Estado de la Nación. La ciudadanía se desespera ante la imagen que da el Gobierno. No se puede descuidar la imagen.


Un problema muy grave es la identificación de la discrepancia con el ataque. Muchas veces es cierto que se aprovechan los momentos de debilidad del contrario para derrumbarlo, sea de un partido o del propio. “Es ciertísimo que todo hombre odia a los que están colocados por encima de él”. Exigimos el apoyo ciego, nos gustan ver los aplausos, ¡a quién no!, pero nos inflan el ego y nos ciegan la percepción. Al líder fiel le interesan los apoyos fieles, y éste no puede ser el asentimiento continuo, sino la opinión sincera. Y si no es complaciente, mejor, porque es preferible oír errores o alternativas de alguien próximo, sin dejar la fidelidad al proyecto, que del contrario o comprobarlo recibiendo el castigo ciudadano.


Zapatero es un dirigente socialista que se ganó su puesto con ahínco y decisión (…) Me temo que, de ahí para abajo, las figuras que han ido surgiendo, en distintos ámbitos de responsabilidad, no siguieron el camino de Zapatero, sino que creen que deben su puesto a la voluntad de Zapatero, lo que anula o difumina su capacidad para ser libres y aportar visiones personales a la difícil tarea de gobernar un país desde la perspectiva socialista (…) ¡Miles de militantes nunca llegaron ni a concejal y ahí siguen peleando y defendiendo sus ideas, sin pensar que, si no llegan a ministros, no merece la pena seguir en este apasionante proyecto!”. Es desalentador comprobar que mucha gente piensa que sin tener un puesto no hay motivo para continuar. El puesto, desde el más humilde de una agrupación hasta el más grande, debería venir por el mérito y el trabajo realizado, además de saber aportar una visión/opinión más al proyecto. Y un buen número de éstos es así. Pero otros vienen por las luchas y los intereses. No nos diferenciamos de la derecha.


Ahora que persisten las dificultades para el Gobierno y para el Partido Socialista, muchos parecen querer irse. En estos momentos no podemos dejarnos gobernar por la cobardía, sino apoyar con más ahínco el proyecto socialista, intentando limar sus errores y devolverlo a la opinión pública como garantía de éxito. El trabajo de la base y de los cuadros es no desistir de ver los errores y exigir su resolución. No podemos dar la imagen de parálisis. La fidelidad al socialismo y a la libertad estará siempre intacta, por eso mismo nadie puede callarse. La política exige un gran sacrificio por la comunidad, no lo olvidemos. El sacrificio por mantener la libertad.


No nos confiemos en los medios de comunicación. Más que información, transmiten los intereses del momento, la confusión y el adormecimiento, con muy pocos momentos de lucidez crítica. El País, aunque dirigido a un público progresista, no deja de llevar los intereses de su grupo por encima de todo. Se nota cuándo apoyan y cuando no, esa es una de las revelaciones del artículo de Ibarra. Confiemos más que nunca en nuestra percepción de la realidad, la variedad de puntos de vista y siempre, siempre, en la opinión propia.

4 comentarios:

  1. Brillante entrada pero unas cositas para la reflexion te dejo por aca.

    1) Existe un verdadero proyecto socialista de esta generacion? Hacia donde quieren llevar a Espana? En cuanto tiempo? Cual es la meta? Me refiero a cosas concretas...

    2) El Pais, medio progresista? No. El Pais como otros medios, son imperios economicos que apoyan a unos u otros para obtener rentabilidades futuras. Son parasitos que pueden desestabilizar la democracia. Por ejemplo, apoyarian esos medios cambios sociales y estructurales profundos que amenazaran las redes del poder actuales??

    3) Cuando un Gobierno cabrea a unos y otros puede ser por dos opciones. 1) Lo estan haciendo rematadamente bien y 2) Lo estan haciendo rematadamente mal.

    Conclusion, tendremos PP durante 4 anios o mas...

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  2. Estoy de acuerdo contigo Javier. Pero como apuntaba Bitdrain no es un problema de imagen, sino de ideas. Creo yo.
    Un saludo.
    PD: Te enlazo.

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  3. Hola:

    Llego a este blog 'enlazado' por Alberto Alonso.

    Me alegra que, siendo de mi quinta, tengas esa visión de la política, pues parece que no es una actitud que abunde entre los jóvenes militantes socialistas.

    Ahora bien: ¿cuál es el proyecto del PSOE? No tengo la menor idea. La 'ampliación de derechos sociales' da muestras de agotamiento. Se renunció a una reforma fiscal más redistributiva que ahora se pretende poner en marcha para tapar los agujeros y los errores. El proyecto de máximos socialdemócrata se olvidó hace mucho. Hasta 2008 Zapatero se vanagloriaba de nuestro crecimiento y no hizo nada por cambiar el modelo productivo, y ahora es su prioridad.

    Hay mucha confusión y poco debate. Se dice que las Ejecutivas de la época de Felipe González duraban horas y que las de Zapatero no pasan de los 60 minutos. Los coetáneos de Felipe eran fieles pero tenían legitimidad propia, se habían ganado el puesto por currículum y solidez intelectual. Los de ahora sólo son fieles porque no tienen atributos de peso para estar donde están y dependen sólo de un nexo afectivo que convierte las más mínimas críticas en traiciones.

    Dicho todo esto, estoy enormemente satisfecho de que, por fin, el debate se abra en el PSOE. ¡Por fin!

    Un saludo.

    Borja Arrue

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  4. El problema es que esta recesión económica esta destapando todas las vergüenzas de Zapatero. El oficialismo del Partido lo arropa (de momento)pero algo me dice que no será para siempre.La suicida subida de impuestos que plantea será la puntilla definitiva. La protección de los servicios sociales que esgrime como barricada,no convence.La gente en la calle piensa que ZP quiere convertinos es un país limosnero y la gente no quiere limosnas:quiere trabajo.

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