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lunes, 21 de septiembre de 2009

Sobre los dioses

«Anoche me senté y escribí el edicto que abolía el Colegio de Augures y declaraba que de aquí en adelante no existían días que debieran considerarse nefastos. Lo escribí dando a mi pueblo las razones de tal acción. ¿Cuándo he sido más feliz? ¿Qué placeres son mayores que la honradez? Escribía y las constelaciones se deslizaban ante mi ventana. Dispersé el Colegio de Vírgenes Vestales; casé a las hijas de nuestras primeras casas y dieron hijos e hijas a Roma. Cerré las puertas de todos nuestros templos, excepto los de Júpiter. Arrumbé los dioses en el abismo de la ignorancia y temor del que habían salido en ese semimundo traidor en que la fantasía inventa mentiras consoladoras. Y por fin llegó el momento en que use a u lado lo que había hecho, y empecé a escribir de nuevo para anunciar que ni siquiera Júpiter había existido nunca; que el hombre estaba solo en un mundo donde n se oían más voces que la suya, un mundo ni amigo ni enemigo sino como él mismo lo hacía.


Y volviendo a leer lo que había escrito, lo destruí.»


(De la mano de Julio César en la obra de Thornton Wilder, Los Idus de Marzo)

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