Aminatu Haidar, ¿final feliz? ¿Final?

La activista saharaui ha vuelto a El Aaiún tras 32 días en huelga de hambre. Que Marruecos haya permitido que Aminatu Haidar vuelva al Sahara Occidental no ha sido gratis, pese a lo que diga Moratinos. Francia ha estado negociando con Marruecos, y ésta, a su vez, ha obtenido mientras un sustancioso tratado agrícola con la Unión Europea.

El Gobierno mantiene su intención de apoyar un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental, pero Francia, que es la que mantiene un gran influjo sobre el régimen marroquí, es partidaria de la propuesta de la monarquía alauita, una “gran” autonomía dentro de Marruecos. Un gran concepto vacío. ¿Qué autonomía puede haber en un régimen autoritario? ¿Es que van a ser más libres los saharauis en su “autonomía” que los marroquíes?

Sin embargo, Marruecos ha salido muy mal del caso Haidar. El rey Mohamed VI inició su reinado con una promesa de modernidad y apertura. Que Marruecos sigue su propio camino a la modernidad no se discute, pero la apertura es una falacia: censura a la prensa “libre”, fraude electoral con un partido dinástico incluido, corrupción, ostentación de la fastuosidad y frivolidad de la monarquía…

Sus grandes apoyos internacionales son los Estados Unidos de Obama y la Francia de Sarkozy, esos grandes países con un discurso de defensa de la libertad y la democracia como bandera. Una bandera cargada de mentiras, ocultando la verdad bien escrita: los intereses económicos de las grandes fortunas. La opinión pública no se cree ya ningún discurso de los gobernantes. En Marruecos hay censura gubernamental para ocultar la verdad, pero en el “mundo libre”, para ocultarla, hay mentira gubernamental.