Páginas

miércoles, 17 de marzo de 2010

Hatmatzan



¿Israel está derivando hacia un régimen de Apartheid? Basta coger un mapa de la región geográfica de Palestina, fijarnos en la situación actual de Cisjordania y comprobar que los territorios administrados directamente por la ANP se asemejan a los bantustanes de la Sudáfrica de los nats. El ejército israelí controla todas los checkpoints, no solo hacia afuera de Cisjordania, sino dentro del propio territorio. Las familias están incomunicadas. Aquel árabe que se vaya de Jerusalén a ver a un familiar no le dejarán volver.


El muro, (llamado por la sociedad israelí, junto a todo el conflicto, eufemísticamente hatmatzan, “la situación”), no es un único muro. Son varios, en la frontera o dentro de Cisjordania. Se ha llegado al extremo de hacer muros “electrónicos”, donde cualquier persona que toque un punto del muro inmediatamente está controlado por una cámara de vigilancia que, además, viene acompañada de una ametralladora. Ni Orwell se lo imaginó así.

Los árabes palestinos sufren la crueldad de verse encerrados en su tierra. Sin futuro, sin esperanza. Su desgracia es mayor por los líderes que tienen. Todos corruptos, todos dando vagas promesas sobre todo, incluso de los refugiados en los países vecinos. Para comprobar esto, y con un toque de humor, recomiendo ver “El cumpleaños de Laila”, una película palestina.


La sociedad israelí se ve también en una cárcel de sus propias palabras. Por un lado reivindican la naturaleza democrática de Israel. Esa naturaleza democrática impide al Tsahal perpetrar un número mayor de “asesinatos selectivos”, ejecuciones sumarias, y lo que sería la verdadera deportación de todo un pueblo. Por otro lado, Israel mantiene lagunas democráticas que tarde o temprano la llevarán a una contradicción irreversible. Sus ciudadanos árabes israelíes poco a poco van perdiendo sus derechos de ciudadanía (que siempre fueron de segunda) al ir incorporando el régimen militar de Gaza y Cisjordania al interior del propio Israel. Los judíos israelíes que atacan esta tropelía sufren también: los que critican la acción del ejército o la política para Palestina corren el riesgo de verse tildados de “antisionistas” o lo que es lo mismo: traidores. Y verse sometidos a un proceso judicial.


El viernes, en una conferencia en la UAM con Sergio Yahni, de la AIC, oí que el ejército mantiene a una mujer israelí en prisión a la espera de juicio, sin información transparente sobre el proceso. Realmente, no hay información transparente en ninguno de estos procesos.


Intelectuales, escritores y periodistas israelíes sufren la indiferencia social, como el escritor David Grossman o Michel Warschawski, defensor de una solución binacional. El Estado judío camina a una militarización irreversible en búsqueda de la seguridad, jugando con los miedos de los ciudadanos y manipulándolos. Ello conllevará, a medio plazo, el fin de la democracia, a la disgregación de una sociedad ya muy dividida y al recurso autoritario como salvación de la nación.


Si la comunidad internacional y el rigor legal del Tribunal Supremo israelí impiden que la situación se convierta en un infierno aún más grave, en cambio, no pueden hacer nada, o no quieren, frente a la tortura. Es una “expulsión interior”. Los palestinos no pueden irse, pero los humillan, acaban con su futuro, con sus familiares, les llevan a una tortura psicológica colectiva y les anulan su condición humana. Que muchos palestinos opten por el martirio no debería de extrañar. Más que esa promesa del cielo de los mártires, los suicidas se están también liberando de esa cárcel gigantesca. Donde los jóvenes sueñan con el martirio, al otro lado del muro sueñan con cumplir el servicio militar. Todo conduce a la violencia.


¿Qué pasará? La tragedia. Si no se llega a una convivencia, aunque sea la más mínima, uno de los dos pueblos acabará bajo el peso de los bulldozers o bajo el mar. Hay que llegar al compromiso, aunque acabe con la separación estricta, uno al lado del otro y sin poderse ver. Pero el odio y el miedo han llegado a límites muy extremos como para permitir una convivencia pacífica general.


¿Qué puede hacer la sociedad internacional? ¿Qué pueden hacen los Estados y los ciudadanos? Los Estados occidentales callan ante los abusos israelíes. Sólo quedará por ver qué resulta del pulso que Obama ha lanzado a Netanyahu. Dudo que Estados Unidos corte con su aliado de Oriente Próximo, pero sin el agónico imperio americano Israel quedaría en una situación muy comprometida en la región en su afán de colonizar Jerusalén y Cisjordania. En el otro lado, los Estados orientales siguen con sus juegos de equilibrio, no enfadar al gigante americano pero tampoco verse como pusilánimes frente al empuje iraní.


El antisemitismo que exudan los discursos de Ahmadineyad, soñando con echar a los judíos al mar, en la más “moderada” de las situaciones, ponen a la sociedad internacional en un dilema difícil de salir. Los que somos defensores de los derechos humanos, de la paz y de la vida no podemos permitir la deportación palestina, pero tampoco otro genocidio. La desgracia es que ese dilema no se lo plantean muchas voces en Occidente, favorables a la causa palestina. Israel es culpable, piensan, y si debe desaparecer físicamente, mejor.


ShImon Peres se pregunta “por qué resulta tan difícil hacer las paces con los palestinos”, algo que saliendo de él no deja de tener un sesgo hipócrita. Pero yo me pregunto, si nos resulta tan difícil tener unos sinceros sentimientos democráticos y humanos en el continente de la Ilustración, ¿cómo no será difícil en una región tan desgarrada por la violencia?


Finalizo con una frase de David Grossman: “sólo pido un poco de aburrimiento, sinónimo de normalidad".



Enlaces de interés:

Entrevista a Shimon Peres

Entrevista a David Grossman

Israel y EEUU atraviesan su peor crisis

El cumpleaños de Laila (sinopsis)

El cumpleaños de Laila (tráiler)

Checkpoint Rock (tráiler)

Grupo palestino DAM

1 comentario:

  1. ¡PERO QUE MALOS SON LOS ISRRAELITAS POR INTENTAR MEDIDAS DE AUTO DEFENSA!

    "El Custodio de Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa, ha acusado a la ANP de no hacer nada para impedir terribles vejaciones a las que son sometidos miembros de la comunidad cristiana y permitir que sus propias fuerzas de seguridad participen en este tipo de actos."

    http://terranoticias.terra.es/sociedad/articulo/custodia_tierra_santa_anp_476512.htm

    "Libros de primaria en Palestina incitan a violencia contra misioneros cristianos"

    http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=2778

    ¡QUÉ BIEN SE ENTIENDE LA DEMOCRACIA EN EL ISLAM!

    ResponderEliminar