Páginas

viernes, 26 de marzo de 2010

Rusia: pervivencia imperial (y II)


La II Guerra Mundial, conocida como “gran guerra patria”, es otra prueba de ese nacionalismo granruso. No es que el estalinismo fracasara en erradicar el nacionalismo, es que vio que alentarlo era la única forma de legitimar su régimen de terror. La contribución soviética a la victoria permitió a Rusia recuperar su afán imperialista y paneslavista, teniendo a toda la Europa del Este bajo su órbita.


La caída del comunismo entre 1989 y 1991 desmontó todo este sistema-mundo soviético. Casi que la caída del imperio rojo emulaba a la caída del imperio zarista, con un nuevo aislamiento en su periferia. Es necesario recordar que en Europa del Este la mayoría de países, excepto Ucrania y Bielorrusia, de momento, pertenecen a la OTAN. Toda una clara declaración de intenciones de a quién no quieren como potencia dominante.


Pero la era Putin parece haber acabado con este aislamiento. En el Cáucaso se ha hecho una fuerte apuesta por el control de la zona, no sólo de sus pequeñas regiones autónomas díscolas, como Chechenia, sino que ha jugado a desestabilizar a sus vecinos como Georgia, apoyando las secesiones de Abjasia y Osetia del Sur. En Europa del Este, Putin demuestra tener a la mitad de la Unión bajo la dependencia energética del gas ruso, castigando de paso a Ucrania si muestra veleidades más europeístas que rusófilas. El nuevo imperialismo ruso no es una resurrección de la vieja Unión Soviética, pero si un imperialismo de nuevo cuño para Rusia, de control económico más que político, que ya consiguen indirectamente con sus chantajes energéticos.


Teniendo en cuenta estas premisas, ¿qué le depara a Rusia en el futuro? Políticamente, la era Putin aún tiene capacidad de duración, y cabe preguntarse si “después de Putin, las instituciones”. Una evolución clara hacia la democracia está, desgraciadamente, muy alejada, si se mantiene el actual poder de la nueva oligarquía y la corrupción en la administración. La vieja élite soviética y sus herederos no han sido desplazados, han mutado.


En la economía, la crisis mundial supone un traspié por la caída de los beneficios en la producción petrolífera, pero Rusia cuenta con grandes recursos en Siberia, que adquirirán cada vez más importancia a medida que el crudo vaya escaseando. Cabe preguntarse a qué destinará Rusia esos grandes ingresos, si en la recuperación del nivel de vida, la producción industrial y científica que una vez tanto alardeó la URSS, o en el enquistamiento de las “nuevas” viejas élites de poder. Como en la URSS. De momento, la renovación de su poderío militar parece volver a apostar por la industria pesada.

Un nuevo imperio ruso ha comenzado…

No hay comentarios:

Publicar un comentario