Resultados:
VVD (liberales de derecha): 20,4% y 31 diputados (+9)
PvdA (socialdemócratas): 19,6% y 30 diputados (-3)
PVV (extrema derecha): 15,5% y 24 diputados (+15)
CDA (democristianos): 13,7% y 21 diputados (-20)
SP (socialistas de izquierda): 9,9% y 15 diputados (-10)
D'66 (liberales de izquierda): 6,9% y 10 diputados (+7)
GL (verdes): 6,6% y 10 diputados (+3)
CU (calvinistas): 3,3% y 5 diputados (-1)
SGP (protestantes): 1,8% y 2 diputados (=)
PvdD (defensores de los derechos de los animales): 1,3% y 2 diputados (=)
Posibles coaliciones (mayoría absoluta en 76 diputados):
VVD+PvdA+D'66+GL (coalición "púrpura): 81 diputados
VVD+PVV+CDA (coalición de centro-derecha): 76 diputados
PvdA+SP+D'66+GL (coalición de centro-izquierda): 65 diputados
VVD+PvdA+CDA (coalición de unidad nacional): 82 diputados
VVD+PVV+D'66 (coalición liberal): 65 diputados
El resultado de las elecciones neerlandesas va a dar mucho juego en las negociaciones para formar un gobierno de coalición. De primeras, hay que fijarse en los sondeos electorales de la campaña electoral, mostrando la caída paulatina de la democracia cristiana de primer a tercer lugar, y el desinfle de la opción anti-islámica del Partido por la Libertad de Wilders, que en algunos momentos se situó en primer lugar. Aunque la sorpresa ha sido que tal desinfle no era tan acusado, al quedar por encima de las predicciones de los sondeos y sobrepasar a la CDA, cuyo resultado ha sido el peor en toda su historia y perder su condición de principal fuerza política. La etapa de Jan Peter Balkenende, primer ministro democristiano (2002-2010), ha tocado a su fin.
En su lugar, el liderazgo del gobierno corresponderá sin lugar a dudas a Mark Rutte, dirigente del partido liberal VVD que, por primera vez, accederá a la jefatura del gobierno. Una coalición alternativa liderada por el socialdemócrata PvdA, que juntara al Partido Socialista (SP), Demócratas'66 e Izquierda Verde, no tiene los apoyos suficientes en los Estados Generales.
Existen muchas opciones para lograr un ejecutivo más o menos estable. La preferida por los liberales, VVD+PVV+CDA, reuniría a toda la derecha, tendría mayoría ajustada en el Parlamento, tendría pocos miramientos en cuestiones de inmigración o estrechez hacia el Islam, programa estrella de Wilders, y podría plantearse sin muchos problemas recortes sociales para reducir el déficit y austeridad económica. Una alianza con los partidos progresistas, PvdA y D'66, aceptaría igualmente recortes presupuestarios pero manteniendo el desvelo por la cuestión social, necesitando además el apoyo de la Izquierda Verde, que entraría por ver primera en el ejecutivo neerlandés. Una coalición semejante ya funcionó de 1994 a 2002 con el socialdemócrata Wim Kok, con PvdA, VVD y D'66, la coalición "púrpura", precisamente la que aprobó los matrimonios del mismo sexo. Una última coalición bastante probable es la "unidad nacional", con liberales, socialdemócratas y democristianos, libres de partidos extremistas como el de Wilders para acometer las reformas económicas.
Quiero centrarme en una posible coalición, la de centro-derecha. Implicaría la participación obligada del Partido por la Libertad en el gobierno. Siempre ha sido un duro debate la participación o exclusión de estos partidos en los gobiernos nacionales: el partido democristiano austríaco fue muy criticado por incluir en su gobierno al FPÖ de Haider, en Bélgica los partidos flamencos practican el "cordón sanitario" contra el ultraderechista Interés Flamenco. La extrema derecha austríaca, actualmente, se halla dividida, la flamenca en decadencia. Sin duda la participación del PVV podría repetir la situación de 2002-2003, cuando el primer gobierno Balkenende incluyó a la Lista Pim Fortuyn (LPF) en su gobierno, que cayó por los conflictos de este partido, y en las siguientes elecciones el partido desapareció. Es decir, la participación del PVV, heredero del "fortuynismo", podría demostrar su inconsistencia como partido de gobierno, la de su programa y de la insensatez que provocaría violentar la convivencia social entre neerlandeses. Ello, a costa de sacrificar un gobierno, una legislatura y provocar nuevas elecciones.
Finalmente, quiero destacar los resultados de otros partidos neerlandeses. No es agradable seguir viendo el paulatino descenso de la socialdemocracia del PvdA, lejos de mejores resultados electorales de los años 50-90 (entre 30 y 55 escaños), y su incapacidad, junto la de la socialdemocracia europea, de saber conjugar política social con buena imagen de gestor económico. Si hay que destacar, es que el ascenso del PVV no proviene de los votos socialdemócratas, como ocurrió con Pim Fortuyn, sino de la caída de los democristianos y, muy probablemente, del Partido Socialista. Éste, que en 2006 logró una espectacular tercera posición, queda relegado a quinto partido, sin duda tiene mucho que ver con su nula capacidad de influencia para formar parte de un gobierno estable. El otro partido que más crece, los social-liberales de D'66, son la apuesta de los progresistas que sí tienen más facilidad para participar en el gobierno y mantener el Estado del bienestar. Por otro lado, la Izquierda Verde (GL), recupera el nivel de diputados de finales de los años 90, con un electorado que viene en su mayor parte del Partido Socialista.
¿Cuál es exactamente el ideario del Partido por la Libertad? Geert Wilders, su líder, es un antiguo miembro del partido liberal VVD, y su partido recoge las aspiraciones del asesinado Pim Fortuyn: no es conservador, sino que tiene ideas liberales llevadas al extremo, mantener la economía de mercado capitalista, poner freno a la inmigración, sobre todo de los países musulmanes, y una idea de ser neerlandés como europeo, cristiano, contrapuesto a lo que no reuna esas condiciones. Esa idea de mantener una democracia a la defensiva es destruir la democracia, además de expresar una profunda intolerancia y un evidente racismo, disfrazado de cuestión religiosa. ¿Pero acaso no es su modo de lucha de civilizaciones de Samuel P. Huntington? Perdemos lo que nos caracteriza, el respeto a los derechos civiles, como puede ser la libertad de expresión o el derecho a las minorías. No podemos reaccionar negándolos, sino difundiéndolos, porque por encima de las culturas son universales, ya que aseguran la convivencia pacífica.
El programa del PVV se centra en la frustración y en la búsqueda del chivo expiatorio como fuente de todos los males, costumbres no ajenas a la historia europea. Pero esos odios no son programa de gobierno. El mantenimiento o auge de la extrema derecha se debe a que el miedo que provoca (ya tuvo Europa a Hitler) y al aislamiento en la oposición, un excelente medio para desgastar al gobierno y al resto de fuerzas políticas y seguir conquistando apoyos. Una hipotética participación ministerial podría revelar a la opinión pública la esterilidad del odio como programa político, unido a que el resto de la sociedad y los medios de comunicación encabecen una crítica constante a su ejercicio de gobierno, si la hubiera, y consigan retirarle todos los apoyos.
Por último, os pongo el enlace del blog de Andrés Boto, que también trata estas elecciones.
VVD (liberales de derecha): 20,4% y 31 diputados (+9)
PvdA (socialdemócratas): 19,6% y 30 diputados (-3)
PVV (extrema derecha): 15,5% y 24 diputados (+15)
CDA (democristianos): 13,7% y 21 diputados (-20)
SP (socialistas de izquierda): 9,9% y 15 diputados (-10)
D'66 (liberales de izquierda): 6,9% y 10 diputados (+7)
GL (verdes): 6,6% y 10 diputados (+3)
CU (calvinistas): 3,3% y 5 diputados (-1)
SGP (protestantes): 1,8% y 2 diputados (=)
PvdD (defensores de los derechos de los animales): 1,3% y 2 diputados (=)
Posibles coaliciones (mayoría absoluta en 76 diputados):
VVD+PvdA+D'66+GL (coalición "púrpura): 81 diputados
VVD+PVV+CDA (coalición de centro-derecha): 76 diputados
PvdA+SP+D'66+GL (coalición de centro-izquierda): 65 diputados
VVD+PvdA+CDA (coalición de unidad nacional): 82 diputados
VVD+PVV+D'66 (coalición liberal): 65 diputados
El resultado de las elecciones neerlandesas va a dar mucho juego en las negociaciones para formar un gobierno de coalición. De primeras, hay que fijarse en los sondeos electorales de la campaña electoral, mostrando la caída paulatina de la democracia cristiana de primer a tercer lugar, y el desinfle de la opción anti-islámica del Partido por la Libertad de Wilders, que en algunos momentos se situó en primer lugar. Aunque la sorpresa ha sido que tal desinfle no era tan acusado, al quedar por encima de las predicciones de los sondeos y sobrepasar a la CDA, cuyo resultado ha sido el peor en toda su historia y perder su condición de principal fuerza política. La etapa de Jan Peter Balkenende, primer ministro democristiano (2002-2010), ha tocado a su fin.
En su lugar, el liderazgo del gobierno corresponderá sin lugar a dudas a Mark Rutte, dirigente del partido liberal VVD que, por primera vez, accederá a la jefatura del gobierno. Una coalición alternativa liderada por el socialdemócrata PvdA, que juntara al Partido Socialista (SP), Demócratas'66 e Izquierda Verde, no tiene los apoyos suficientes en los Estados Generales.
Existen muchas opciones para lograr un ejecutivo más o menos estable. La preferida por los liberales, VVD+PVV+CDA, reuniría a toda la derecha, tendría mayoría ajustada en el Parlamento, tendría pocos miramientos en cuestiones de inmigración o estrechez hacia el Islam, programa estrella de Wilders, y podría plantearse sin muchos problemas recortes sociales para reducir el déficit y austeridad económica. Una alianza con los partidos progresistas, PvdA y D'66, aceptaría igualmente recortes presupuestarios pero manteniendo el desvelo por la cuestión social, necesitando además el apoyo de la Izquierda Verde, que entraría por ver primera en el ejecutivo neerlandés. Una coalición semejante ya funcionó de 1994 a 2002 con el socialdemócrata Wim Kok, con PvdA, VVD y D'66, la coalición "púrpura", precisamente la que aprobó los matrimonios del mismo sexo. Una última coalición bastante probable es la "unidad nacional", con liberales, socialdemócratas y democristianos, libres de partidos extremistas como el de Wilders para acometer las reformas económicas.
Quiero centrarme en una posible coalición, la de centro-derecha. Implicaría la participación obligada del Partido por la Libertad en el gobierno. Siempre ha sido un duro debate la participación o exclusión de estos partidos en los gobiernos nacionales: el partido democristiano austríaco fue muy criticado por incluir en su gobierno al FPÖ de Haider, en Bélgica los partidos flamencos practican el "cordón sanitario" contra el ultraderechista Interés Flamenco. La extrema derecha austríaca, actualmente, se halla dividida, la flamenca en decadencia. Sin duda la participación del PVV podría repetir la situación de 2002-2003, cuando el primer gobierno Balkenende incluyó a la Lista Pim Fortuyn (LPF) en su gobierno, que cayó por los conflictos de este partido, y en las siguientes elecciones el partido desapareció. Es decir, la participación del PVV, heredero del "fortuynismo", podría demostrar su inconsistencia como partido de gobierno, la de su programa y de la insensatez que provocaría violentar la convivencia social entre neerlandeses. Ello, a costa de sacrificar un gobierno, una legislatura y provocar nuevas elecciones.
Finalmente, quiero destacar los resultados de otros partidos neerlandeses. No es agradable seguir viendo el paulatino descenso de la socialdemocracia del PvdA, lejos de mejores resultados electorales de los años 50-90 (entre 30 y 55 escaños), y su incapacidad, junto la de la socialdemocracia europea, de saber conjugar política social con buena imagen de gestor económico. Si hay que destacar, es que el ascenso del PVV no proviene de los votos socialdemócratas, como ocurrió con Pim Fortuyn, sino de la caída de los democristianos y, muy probablemente, del Partido Socialista. Éste, que en 2006 logró una espectacular tercera posición, queda relegado a quinto partido, sin duda tiene mucho que ver con su nula capacidad de influencia para formar parte de un gobierno estable. El otro partido que más crece, los social-liberales de D'66, son la apuesta de los progresistas que sí tienen más facilidad para participar en el gobierno y mantener el Estado del bienestar. Por otro lado, la Izquierda Verde (GL), recupera el nivel de diputados de finales de los años 90, con un electorado que viene en su mayor parte del Partido Socialista.
¿Cuál es exactamente el ideario del Partido por la Libertad? Geert Wilders, su líder, es un antiguo miembro del partido liberal VVD, y su partido recoge las aspiraciones del asesinado Pim Fortuyn: no es conservador, sino que tiene ideas liberales llevadas al extremo, mantener la economía de mercado capitalista, poner freno a la inmigración, sobre todo de los países musulmanes, y una idea de ser neerlandés como europeo, cristiano, contrapuesto a lo que no reuna esas condiciones. Esa idea de mantener una democracia a la defensiva es destruir la democracia, además de expresar una profunda intolerancia y un evidente racismo, disfrazado de cuestión religiosa. ¿Pero acaso no es su modo de lucha de civilizaciones de Samuel P. Huntington? Perdemos lo que nos caracteriza, el respeto a los derechos civiles, como puede ser la libertad de expresión o el derecho a las minorías. No podemos reaccionar negándolos, sino difundiéndolos, porque por encima de las culturas son universales, ya que aseguran la convivencia pacífica.
El programa del PVV se centra en la frustración y en la búsqueda del chivo expiatorio como fuente de todos los males, costumbres no ajenas a la historia europea. Pero esos odios no son programa de gobierno. El mantenimiento o auge de la extrema derecha se debe a que el miedo que provoca (ya tuvo Europa a Hitler) y al aislamiento en la oposición, un excelente medio para desgastar al gobierno y al resto de fuerzas políticas y seguir conquistando apoyos. Una hipotética participación ministerial podría revelar a la opinión pública la esterilidad del odio como programa político, unido a que el resto de la sociedad y los medios de comunicación encabecen una crítica constante a su ejercicio de gobierno, si la hubiera, y consigan retirarle todos los apoyos.
Por último, os pongo el enlace del blog de Andrés Boto, que también trata estas elecciones.
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