Primero un breve resumen de lo que ha pasado: a raíz del ataque bárbaro, desmedido y pirata del ejército israelí a la flotilla turca, la FELGTB y COGAM han pedido a la delegación del ayuntamiento de Tel Aviv que no participe en la marcha del Orgullo, el 3 de julio, ya que el ayuntamiento no ha condenado el ataque a la flotilla y no pueden garantizar su seguridad. A raíz de esto, Colegas, colectivo LGTB cercano al Partido Popular, acusa a la organización de dejarse llevar por la ola antisemita, los medios de la derecha ultraliberal, como Libertad Digital, aprovechan para hacer apología de las actitudes piratas del ejército de Israel.
Ante la ola de reacciones, donde también está la opinión pública progresista ha visto mal la gestión de la noticia por los organizadores del Orgullo, éstos han tenido que defenderse, primero diciendo que venían a promocionar el turismo a Tel Aviv (buena capital para el turismo LGTB, por cierto, la más liberal de Oriente Próximo), y posteriormente anunciando que buscan la colaboración con organizaciones LGTB israelíes, que signifique participen y resuelvan este desaguisado es otra cuestión que aún está por verse. Una actuación muy pobre y lamentable.
Tenemos la mala gestión de los organizadores de la marcha del Orgullo LGTB, a los que se les ha venido encima la patata caliente de lidiar con lo que iba a suceder: que les acusen de discriminación y antisemitismo, idea en la que coincido bastante, y de buscarse apresuradamente una salida claramente rápida e improvisada.
Está claro que, ante una noticia de este calibre, la derecha mediática, sin liberarse aún de una notoria pulsión homófoba, iba a aprovecharla para atacar el Orgullo y lo que representa, volviendo a la apología y al victimismo del sionismo más radical. Lo que tampoco me sorprende es que una buena parte de progresistas justifiquen la decisión y la mezclen con el asalto a la flotilla.
El ayuntamiento de Tel Aviv no es sólo una corporación municipal electa que puede condenar o no las acciones del ejército israelí, sino que también representa a todos los ciudadanos de Tel Aviv. No se debe eximir al ayuntamiento israelí de criticar su decisión, pero es un acto de agravio para sus ciudadanos, un desplante y una descortesía, más aún para aquellos ciudadanos que defiendan la lucha por la igualdad de derechos para el colectivo LGTB. La decisión no perjudica a Israel o a sus instituciones, sino a sus ciudadanos. El Orgullo no es para discutir todo lo que se hace bien o mal en el mundo, sino para manifestarse y continuar la reivindicación por la igualdad de derechos.
Con ello, me puse a reflexionar, como ya hice una vez en este blog, del persistente antisemitismo (o anti-israelismo, para el que lo prefiera) que existe en la izquierda española, antisemitismo que nace del dualismo entre Israel/malo contra Palestina/buena. ¡Ah! ¿Es que acaso son tan simples las cosas? Quizás para los necios. ¿Acaso Israel no es un Estado de derecho, democrático, además de tener un ejecutivo militarista y un ejército que practica un verdadero apartheid sobre Gaza y Cisjordania? Pero, ¿acaso Palestina, o cualquier país vecino, tienen un Estado (o embrión de Estado) de derecho, o respeto por los derechos humanos? Además de poseer una administración verdaderamente corrupta, neopatrimonial, cuya élite es parásita de los recursos del Estado. ¿Es que no somos capaces de ver más allá de nuestros dogmas? No vemos que la legislación es totalmente indecente cuando establece penas de prisión o muerte para los homosexuales, no vemos que la mujer está totalmente tutelada por el padre o el marido, pero sí vemos que Marruecos es muy malo cuando se trata de la cuestión del Sáhara Occidental. ¿Acaso la estructura del Estado marroquí no se diferencia sensiblemente de la argelina, la egipcia, siria o lo que hacen y quieren hacer la élite palestina?
Recomiendo urgentemente que busquéis El cumpleaños de Laila, una película palestina, y veáis el diálogo entre el juez y el ministro. Os recomiendo Poder y regímenes en el mundo árabe contemporáneo, de Ferrán Izquierdo Brichs para que veáis la naturaleza del poder en estos países, lo mismo que Elecciones sin elección de Luciano Zaccara e Ignacio Álvarez-Ossorio.
En definitiva, qué decepción que los organizadores del Orgullo LGTB, líderes de un colectivo que tanto ha sufrido, tantas persecuciones ha tenido, tantas muertes ha tenido, tantos odios ha recibido, se convierta en un nuevo verdugo contra otros que también fueron, en su día, los parias de la Humanidad. Israel insulta al pasado de los judíos comportándose igual que Hitler, pero los líderes LGTB han obrado igual.
Qué decepción, no sé si con estas circunstancias merece acudir un año más al Orgullo, si no es un Orgullo por la libertad y el respeto a la diversidad.
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