Chavismo: 5.399.390 votos (El Nacional)/5.422.040 votos (Panorama)
-PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela): 98 diputados
Oposición: 5.628.488 votos (El Nacional)/ 5.650.552 votos (Panorama)
-MUD (Mesa de Unidad Democrática): 5.320.175 votos, 65 diputados
-PPT (Patria Para Todos, centroizquierda): 330.377 votos, 2 diputados
De nuevo, las elecciones parlamentarias de Venezuela son competitivas. En las anteriores elecciones de 2005 la oposición optó por no presentarse, un gran error, permitiendo así que el poder legislativo quedara como mera comparse del ejecutivo y, con ello, entusiasta consentidor de las reformas más polémicas de Chávez en su empeño de perpetuarse en la presidencia. El actual sistema político de Venezuela está definitivamente aceptado por todos, y será fructífero si los dos bandos respetan las reglas del juego democrático, que sabemos que les cuesta mucho.
Estas son las elecciones, quizás, más transparentes de la época chavista. El chavismo demuestra su apoyo popular, aunque menguante. La oposición vuelve al parlamento y con ella la minoría necesaria para que futuras leyes orgánicas pasen por consenso, o el bloqueo parlamentario.
La nueva ley electoral no deja de ser irónica, realizada al gusto de la mayoría para favorecer en número de diputados aquellas regiones afines, las menos pobladas. Una forma de garantizar sla mayoría chavista más parecida a las porcatas de Berlusconi que a las, por ejemplo, reivindicaciones de una ley electoral más justa que exige Izquierda Unida. Así, unos resultados ajustados, donde el Partido Socialista de Chávez es la primera fuerza más votada, pero sin superar al resto de la oposición, le dan una diferencia de hasta casi cien diputados.
¿Qué sucederá? De momento sabemos que a Chávez no le han hecho mucha gracia los resultados electorales. Ya ha emplazado a la oposición a que se atreva a convocar un nuevo referéndum revocatorio. Un comportamiento más típico de chulito de barrio que de mandatario político. El clima político, sujeto al agravamiento de las condiciones de vida por la crisis económica, puede radicalizarse. Una cosa es clara: los resultados electorales muestran que los venezolanos quieren democracia y no autocracia. Hay dos bloques, relativamente empatados, que no pueden imponerse, ni menos aplastar, a la otra parte.
Estas son las elecciones, quizás, más transparentes de la época chavista. El chavismo demuestra su apoyo popular, aunque menguante. La oposición vuelve al parlamento y con ella la minoría necesaria para que futuras leyes orgánicas pasen por consenso, o el bloqueo parlamentario.
La nueva ley electoral no deja de ser irónica, realizada al gusto de la mayoría para favorecer en número de diputados aquellas regiones afines, las menos pobladas. Una forma de garantizar sla mayoría chavista más parecida a las porcatas de Berlusconi que a las, por ejemplo, reivindicaciones de una ley electoral más justa que exige Izquierda Unida. Así, unos resultados ajustados, donde el Partido Socialista de Chávez es la primera fuerza más votada, pero sin superar al resto de la oposición, le dan una diferencia de hasta casi cien diputados.
¿Qué sucederá? De momento sabemos que a Chávez no le han hecho mucha gracia los resultados electorales. Ya ha emplazado a la oposición a que se atreva a convocar un nuevo referéndum revocatorio. Un comportamiento más típico de chulito de barrio que de mandatario político. El clima político, sujeto al agravamiento de las condiciones de vida por la crisis económica, puede radicalizarse. Una cosa es clara: los resultados electorales muestran que los venezolanos quieren democracia y no autocracia. Hay dos bloques, relativamente empatados, que no pueden imponerse, ni menos aplastar, a la otra parte.
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