En primer lugar, es necesario dar las gracias aquí a Dion Baillargeon por sus excelentes aportaciones, que sin duda han ampliado nuestro conocimiento acerca de los procesos políticos en Estados Unidos y de sus instituciones representativas.
En líneas generales, no ha habido excesivas sorpresas: los republicanos ganan la Cámara de Representantes, los electores manifiestan su miedo hacia las reformas de Obama y el Tea Party se hace un hueco en las Cámaras y en las quinielas para saber quiénes serán los presidenciables del Grand Old Party. Gracias al análisis de Dion podemos ver más allá de nuestras limitaciones, las que nos impone la prensa española y las que nos imponemos nosotros mismos a la hora de no preocuparnos de lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.
Suscribo al completo el análisis de Dion, por lo que mi reflexión tendrá un componente más de crítica y algo más cercano a lo que a nosotros nos incumbe. Si en Estados Unidos "todos quieren té", como dice Dion, para España yo diría "té para todos". Muchos en España recibieron la victoria de Obama como el triunfo del progresismo más cercano a la izquierda europea (eran demasiado optimistas) y le dedicaron una gran cobertura informativa, o incluso llegaron a calificarlo de "acontecimiento planetario". Hay que decir que en estas elecciones de mitad de mandato, dos años después, no ha habido un esfuerzo similar.
En un país de grandes checks & balances y de gran opinión pública es más difícil imponer reformas radicales. Obama sabía desde el principio que sería un gran reto llevar a cabo su programa reformista y que el verdadero desarrollo de una legislación progresista debe conllevar un período de tiempo más amplio que dos o cuatro años. Obama se juega mucho con una legislación que implica mayor gasto público, auténtica pesadilla para buena parte de la sociedad norteamericana. Esta derrota no es, sin embargo, el posible preludio de una derrota en 2012.
Ya se ha confirmado la victoria de la candidata al Senado por Alaska, la no tea partier Lisa Murkowski, una derrota personal de Sarah Palin, alma mater del movimiento Tea Party. La propia Palin ha vuelto a sonar como presidenciable del Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales. Suscribiendo la tesis de Dion, el Tea Party es muy perjudicial para el partido del elefante. La reacción conservadora, si la hay, no pasará por su versión más ultra.
Los medios de comunicación han jugado un papel muy relevante en estos dos años para despertar las conciencias más conservadoras de los valores de Estados Unidos. Dos años de auténtica guerra mediática han hecho del tímido proyecto sanitario de Obama- que no puede llamarse aún de sistema sanitario como existe en Europa- la antesala del socialismo en Norteamérica. Ha sido esta invasión del gobierno en la vida de los ciudadanos la que ha impulsado el Tea Party.
El fenómeno del Tea Party gana algunas simpatías en los sectores más neoliberales del centroderecha. Sus planteamientos coinciden en buena parte con los del té: mínima intervención del Estado, impuestos bajos a las rentas altas, legislación antiabortista, defensora de los valores tradicionales en sexualidad y familia... estos planteamientos no son inocentes y no van dirigidos al beneficio de toda la sociedad, sino al dominio sempiterno de quienes ya sabemos. A lo mejor hace falta un Coffee Party, un movimiento transversal que intente recuperar los valores progresistas de la sociedad. Ya son muchos años de reacción conservadora. ¿Para cuándo la rebeldía progresista?
En líneas generales, no ha habido excesivas sorpresas: los republicanos ganan la Cámara de Representantes, los electores manifiestan su miedo hacia las reformas de Obama y el Tea Party se hace un hueco en las Cámaras y en las quinielas para saber quiénes serán los presidenciables del Grand Old Party. Gracias al análisis de Dion podemos ver más allá de nuestras limitaciones, las que nos impone la prensa española y las que nos imponemos nosotros mismos a la hora de no preocuparnos de lo que ocurre más allá de nuestras fronteras.
Suscribo al completo el análisis de Dion, por lo que mi reflexión tendrá un componente más de crítica y algo más cercano a lo que a nosotros nos incumbe. Si en Estados Unidos "todos quieren té", como dice Dion, para España yo diría "té para todos". Muchos en España recibieron la victoria de Obama como el triunfo del progresismo más cercano a la izquierda europea (eran demasiado optimistas) y le dedicaron una gran cobertura informativa, o incluso llegaron a calificarlo de "acontecimiento planetario". Hay que decir que en estas elecciones de mitad de mandato, dos años después, no ha habido un esfuerzo similar.
En un país de grandes checks & balances y de gran opinión pública es más difícil imponer reformas radicales. Obama sabía desde el principio que sería un gran reto llevar a cabo su programa reformista y que el verdadero desarrollo de una legislación progresista debe conllevar un período de tiempo más amplio que dos o cuatro años. Obama se juega mucho con una legislación que implica mayor gasto público, auténtica pesadilla para buena parte de la sociedad norteamericana. Esta derrota no es, sin embargo, el posible preludio de una derrota en 2012.
Ya se ha confirmado la victoria de la candidata al Senado por Alaska, la no tea partier Lisa Murkowski, una derrota personal de Sarah Palin, alma mater del movimiento Tea Party. La propia Palin ha vuelto a sonar como presidenciable del Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales. Suscribiendo la tesis de Dion, el Tea Party es muy perjudicial para el partido del elefante. La reacción conservadora, si la hay, no pasará por su versión más ultra.
Los medios de comunicación han jugado un papel muy relevante en estos dos años para despertar las conciencias más conservadoras de los valores de Estados Unidos. Dos años de auténtica guerra mediática han hecho del tímido proyecto sanitario de Obama- que no puede llamarse aún de sistema sanitario como existe en Europa- la antesala del socialismo en Norteamérica. Ha sido esta invasión del gobierno en la vida de los ciudadanos la que ha impulsado el Tea Party.
El fenómeno del Tea Party gana algunas simpatías en los sectores más neoliberales del centroderecha. Sus planteamientos coinciden en buena parte con los del té: mínima intervención del Estado, impuestos bajos a las rentas altas, legislación antiabortista, defensora de los valores tradicionales en sexualidad y familia... estos planteamientos no son inocentes y no van dirigidos al beneficio de toda la sociedad, sino al dominio sempiterno de quienes ya sabemos. A lo mejor hace falta un Coffee Party, un movimiento transversal que intente recuperar los valores progresistas de la sociedad. Ya son muchos años de reacción conservadora. ¿Para cuándo la rebeldía progresista?
¡Ya llegó tu respuesta!;D
ResponderEliminarAntes de nada, dar las gracias una última vez. Ha sido un placer.
Tu respuesta no sólo me parece acertada, sino que en el último párrafo tocas un tema muy importante que yo no he tratado.
Estos días he descubierto una serie de TV de 1980 hecha por Milton Friedman: "Free To Choose". Creo que es básica para entender cómo la derecha le ganó entonces el debate de las ideas a la socialdemocracia. Autores como Friedman o Ayn Rand pontificaron un neoliberalismo laico e intelectual que convenció a las élites y a gente con una cierta educación. Volvieron a hacer del capitalismo salvaje algo políticamente correcto para los intelectuales del mundo anglosajón. Glenn Beck, Rush Limbaugh o Sarah Palin extienden ahora esa visión de forma mucho más irracional a las masas, codimentada con una buena dosis de moral religiosa. Visto en perspectiva, parece incluso una estrategia planificada. Creo que quizá Hayek, Friedman o Rand sí tuvieron buenas intenciones...pero, como bien dices, hoy en día ese plan no es nada "inocente".
En USA la reacción progresista es difícil. Basta leer "No pienses en un elefante" de Lakoff para darse cuenta de la insalvable ventaja que tiene el pensamiento conservador. El proceso de conquista ideológica del neoliberalismo duró unos 20 años en Estados unidos.Sería ilusorio pensar que los progresistas volverán a dominar el discurso en menos tiempo.
Afortunadamente, en España esos apóstoles predican a las masas sin haber ganado antes la batalla de las ideas. Por eso los planteamientos de la derecha cavernaria aún son rechazados por una mayoría. La izquierda española debe desperezarse también, como dices, aprovechando esa ventaja moral que aún tiene. Si no, cuando nos demos cuenta llevaremos 20 años de retraso, como los progresistas americanos.
¡Saludos!
La prepoderancia de Milton Friedman ha dominado el escenario politico durante las ultimas tres decadas. Aun hay quienes lo mitifican.
ResponderEliminarEn general estoy bastante de acuerdo con las tesis que trazaís sobre el giro conservador y la desilusión postobamania, que yo, he de confesar, seguí de manera militante.
ResponderEliminarPero creo que el Tea Party hace mucho daño al Partido Republicano, perjudicándole seriamente para las elecciones presidenciales como has señalado en Alaska y con peor resultado también paso en Delaware con la señora O'Donnell. Sobre está cuestión hable en mi blog antes de las elecciones http://dicenquetuvounserrallo.blogspot.com/2010/10/el-ocaso-de-las-bolsitas-de-te.html
Pero creo que el progresismo americano está despertando y que cada día hay un surgimiento, cada vez más firme y más extenso de la visión progresista dentro de la guerra cultural que describe Lakoff, como muestra un ejemplo que creo bastante tonto pero a su vez clarividente, una de las series de moda en EEUU "How I met your mother" destila un contenido político claramente progresista que no podemos encontrar en muchas de los contenidos televisivos de decadas pasadas, totalmente (e incluso perversamente) asépticos en política.
Una muy interesante aportación, Sumiciu, aprovecho para añadir tu blog a mi lista de blogs para seguir lo que vayas contando.
ResponderEliminarMe gusta que hayas mencionado "How I met your mother", una de mis series favoritas. Sin embargo, no es una excepción: en el mundo televisivo hay otras series, no claramente partidistas, pero que sí recogen un ideario progresista o una critica a los valores conservadores, desde una posición independiente, sean Los Simpsons, House M.D., Bones, 30Rock, etcétera. La televisión puede ser un arma para la desmovilización como para la aculturación en ciertos valores.
En resumen, en Estados Unidos hay una gran variedad de posiciones, algunas que aquí en Europa chocan bastante con nuestra percepción de la realidad.
Un saludo y gracias por pasarte por aquí ;)