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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Reivindicando la Unión Europea


¿Podría estar la UE en su peor y, a la vez, mejor momento? Todo depende de qué impulso se le quiera dar. La ciudadanía, qué novedad, sigue viendo las instituciones comunitarias alejadas de su vida cotidiana, pero hay que reconocer la gran influencia que tienen en nuestra vida. Poco a poco, casi sin percibirlo, se crea una ciudadanía europea en la medida en que los distintos habitantes de cada país miembro pueden moverse con libertad dentro de la Unión y se camina a una mayor armonización en diversos aspectos, especialmente la educación superior.

Europa tiene dos caminos que puede recorrer.

Podría seguir como la débil confederación que es o, incluso, debilitarse más aún si decidieran acabar con el experimento del euro o dejar que algún país cayese en la bancarrota, ahogado por las deudas, como algunos quieren hacer con Grecia, Portugal o incluso con Italia y España, sin tener en cuenta las graves consecuencias que ocasionaría en la economía mundial. Ni a Estados Unidos, principal acreedor y deudor de Europa, ni a los países emergentes -el "BRIC"-, principales vendedores de materias primas, les interesa que su mercado europeo se hunda. Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha a la presidencia de Francia, preconiza la salida de Francia del euro, y como ella la extrema derecha de los países dentro de la Eurozona pero que no explica los riesgos que tiene salirse de la moneda única. Esa postura es populista y, además, irreal.

Por el contrario, la Unión podría fortalecerse como federación, es decir, dotarse de un fuerte gobierno central. Esta es una opción que ningún político, salvo escasas excepciones, plantea actualmente. En términos prácticos, la existencia de 27 políticas fiscales diferentes es nefasta y se hace necesaria una armonización, si bien igual para todos, o bien con escasos márgenes de autonomía. La ocultación de datos económicos, como ha sido el caso de Grecia, es una experiencia que no debe volver a repetirse, como tampoco el incumplimiento de los límetes de déficit público por parte de grandes países, como ocurrió en su día con Francia y Alemania, sin que les supusiera consecuencias. Esto nos lleva al asunto más espinoso: la federación implica el traspaso de la soberanía de modo irreversible. Incluso en la actual configuración de la Unión ya se ha cedido soberanía en temas monetarios y la salida de un país del seno de la Unión, dentro del euro y con un mercado totalmente ligado a la economía europea sería de graves consecuencias, especialmente para sus ciudadanos. Ya se ha especulado qué podría ocurrirle a Grecia si se viera obligada a salir del euro o incluso de la Unión al ser incapaz de reducir su déficit o estar al corriente del pago de la deuda: una nueva moneda nacional se vería irremediablemente reducida de valor, con el consiguiente aumento de la deuda, el nivel de vida caería en picado, el país se vería obligado a no poder pagar a sus funcionarios, a imponer restricciones a movimientos bancarios fuera del país, a pagar mayores intereses por su deuda... un corralito a la griega.

El fortalecimiento de la Unión depende, en buena medida, de una ciudadanía informada y favorable a esta opción. Por ello es esencial el papel de los medios de comunicación y de los políticos nacionales y comunitarios. También depende de la voluntad del principal motor económico de Europa, que es Alemania, y de Reino Unido, cuyos intereses económicos fuera de la Unión son el principal obstáculo a una Unión homogénea.

La construcción federal de la Unión no es cosa de un día. Es un proceso lento, como lo vamos observando. La comparaciones históricas, como por ejemplo la construcción de los Estados Unidos de América, no tienen sentido si no comprendemos las grandes diferencias que separan uno y otro proceso. No se trata de regiones poco pobladas, de aún gran potencial por explotar y de costumbres en materias como sociedad, política o economía parecidas. En este sentido, el proceso en cada país debe ser convergente, con grandes ejercicios de pedagogía hacia políticos, medios de comunicación y ciudadanos, frente a las voces euroescépcticas o antieuropeas, que señalan un camino fácil, pero de muy corta duración.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Análisis de las elecciones generales de Dinamarca


Dinamarca ha girado al centro-izquierda, terminando un ciclo político de 10 años de gobiernos liberal-conservadores y, de momento, con la influencia del neopopulismo en el gobierno danés. El mapa político nórdico se recompone con mayor presencia socialdemócrata en el gobierno: Dinamarca se suma a Noruega como países dirigidos por sus respectivos partidos socialdemócratas. En Finlandia los socialdemócratas participan en un gobierno presidido por los conservadores, mientras que en Suecia aún permanecen en la oposición.

Lo característico de todos estos países, ahora, es que el neopopulismo de derecha se encuentra en la oposición, pero con situaciones dispares: en Dinamarca experimenta un ligero retroceso, debido a la pérdida de importancia de la inmigración en la campaña electoral -o a la toma de posturas más restrictivas por parte de los partidos principales del bloque de izquierda, socialdemócratas y social-liberales-; en Noruega se ha evidenciado un retroceso significativo del populista Partido del Progreso en las recientes elecciones municipales, más a favor del Partido Conservador que del Laborista; en Finlandia el partido de los Verdaderos Finlandeses encabeza la oposición como tercera fuerza política; y en Suecia los Demócratas Suecos hicieron su primera aparición en el parlamento en elecciones generales del año pasado, privando de la mayoría absoluta al gobierno conservador.

Otro dato característico es la continua fragmentación del mapa político de los países nórdicos y el peso decreciente de los grandes partidos tradicionales (socialdemócratas y liberales/conservadores), bien gracias al crecimiento de partidos a la izquierda de la socialdemocracia o al fortalecimiento de partidos populistas, afectando prácticamente por igual a conservadores y socialdemócratas.

Esto son líneas generales. Habría que entrar de lleno en cada situación para hacer notar las diferencias. En lo que nos ocupa, Dinamarca, existen hechos significativos, que creo que residen en el alto nivel de participación, un 87,7% (un punto más que en 2007). Los sondeos venían apuntando un fuerte apoyo a los partidos de la oposición de centro-izquierda (del orden del 55-52% de votos) y la primera posición para el Partido Socialdemócrata. Los resultados han sido más ajustados: en la Dinamarca continental, la diferencia entre los dos bloques ha sido de unos 17.000 votos y medio punto porcentual. Los socialdemócratas han vuelto a quedar en segundo lugar, perdiendo peso electoral y un diputado, aunque ganando... 500 votos netos. Su directo rival, el Partido Liberal (Venstre), suma un escaño y gana unos 40.000 votos más que, creo, o vienen directamente relacionados por el aumento de participación o han venido del partido populista, que pierde aproxidamente esa misma cantidad. Obviamente, esto no es tan sencillo. El electorado nórdico es más volátil, y sin estudios estadísticos no podemos saber cuántos votantes fueron a las urnas por primera vez o han decidido no abstenerse, cuántos votantes no han ido, bien por fallecimiento, bien por abstención, etcétera. Acaso, se pueden apuntar indicios, pero que parten más de la deducción que de fuentes estadísticas.

Las claves de la victoria del centro-izquierda y la derrota del gobierno hay que buscarlos en los socios menores. En el campo del centro-izquierda, los socialistas de izquierda han debido de perder votos hacia la Lista Unida (alianza roji-verde), situados más a la izquierda. Pero en el ala centrista del "bloque rojo", el Partido Social-Liberal es, tras los roji-verdes, la formación con mayor aumento electoral. En el campo de la derecha, aparte de los liberales del Venstre, la pequeña Alianza Liberal también sube respecto a las anteriores elecciones; el neopopulismo pierde posiciones, pero la caída más notable es del viejo Partido Conservador, que pierde la mitad de sus apoyos pasados y no llega ni al 5%. ¿Cómo habrán sido los trasvases de votos? Posiblemente los conservadores hayan perdido apoyos directos hacia los pequeños liberales, el Venstre y, por qué no, seguramente hacia los social-liberales. También pudiera ser que el Partido Liberal haya perdido votantes a su izquierda, hacia los social-liberales y socialdemócratas, pero que los haya compensado con nuevos votantes a su derecha. Si supiera danés tendría a bien buscar entre la prensa de ese país buscando análisis mucho mejor informados.

Previsiblemente, a Lars Løkke Rasmussen le sucederá como primer ministro Helle Thorning-Schmidt, la líder socialdemócrata. Será la primera mujer primer ministro de Dinamarca, pero ese no es su aspecto más relevante. Thorning-Schmidt causa polémica en las filas socialdemócratas por sus orígenes familiares, más cercanos a la derecha y al centro social-liberal que al tradicional sindicalismo socialdemócrata aunque, como persona de contrastes, se crió en un barrio del sur de Copenhague, de familias modestas y ahora con un alto nivel de población inmigrante; también es conocida por sus malas relaciones con el ala izquierda de su partido y por los escándalos de evasión de impuestos junto a su marido Stephen Kinnock (hijo del antiguo líder laborista británico Neil Kinnock). Por su cuidado vestuario, ha sido calificada como "Gucci Helle" por sus adversarios socialdemócratas.

Lo cierto es que Thorning-Schmidt no ha sabido romper con los marcos creados por la derecha populista respecto a la relación de inseguridad e inmigración y ha aceptado buena parte de la política del gobierno liberal a este respecto, bien sin los controles aduaneros planteados por los populistas. Los socialdemócratas, además, han renunciado a defender en la campaña electoral la entrada de Dinamarca en el euro. El debate principal que ha dominado la campaña electoral ha sido la economía. No tanto el paro, que es bajo (un 6%, aunque para países caracterizados por un desempleo muy bajo es un dato preocupante), sino el déficit público, provocado por la crisis económica, que amenaza al Estado de bienestar danés.


El tema de la reducción de la inversión pública, clave para el mantenimiento del Estado de bienestar, será un punto de fricción entre los potenciales socios de gobierno, así como la política fiscal, esencial para la distribución de la riqueza. Ekstra Bladet, un periódico sensacionalista danés, resalta el perfil femenino de la coalición triunfante. No sólo por Thorning-Schmidt: tanto la roji-verde Lista Unida como el Partido Social-Liberal, los reforzados aliados de la socialdemocracia, están dirigidos por mujeres, Joahnne Schmidt-Nielsen (como portavoz, la dirección es colegiada) y Margrethe Vestager, respectivamente. Thorning-Schmidt tendrá que hacer malabarismos para unir a fuerzas tan dispares como socialistas de izquierda y roji-verdes, defensoras del mantenimiento del Estado de bienestar y euroescépticas, con socialdemócratas y social-liberales, que apuestan por reducir el déficit y, en el caso de social-liberales, bajar los impuestos y quizás las prestaciones sociales. Como contrapartida, Thorning-Schmidt promete aumentar las inversiones en educación, bienestar e infraestructuras.

Según The Guardian, en una sociedad como la danesa de grandes consensos no habrá cambios sustanciales en cuestiones económicas claves. Lo que previsiblemente habrá es una preocupación más social para gestionar los recursos y las inversiones para garantizar el Estado de bienestar de modelo nórdico.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cirkus Columbia: la vida ante la tormenta



En nuestro actual amplio repertorio de cine comercial podemos ir a ver la última de Pedro Almodóvar, las adaptaciones al cine de héroes de Marvel o seguir calmando nuestro morbo imaginando una de las miles formas de destrucción de la humanidad como es El origen del planeta de los simios (recomendable, por cierto), además de las clásicas películas románticas o comedias ligeras que el cine estadounidense tiene a bien proporcionar al resto del mundo occidental para divertirnos. No digo que algunas de estas películas no nos impidan llevar a reflexionar, al contrario. Parece ser algo aceptado que Estados Unidos nos lleva al espectáculo y Europa a la instrospección, pero tampoco olvidemos excelentes películas independientes americanas como Land of Plenty de Win Wenders. El cine independiente europeo es muy potente pero, ay, me temo que sus películas no han recibido aún todo el reconocimiento debido ni han sido las favoritas de las salas de cine para ocupar largas temporadas en las carteleras. Por ello, cada vez que se estrena una de ellas hay que ir a correr a los pequeños cines para admirarlas.

Hace unos meses fui a ver Cirkus Columbia. La película, basada en la novela de Ivica Đikić, es el cuarto filme dirigido por Danis Tanović, director de cine bosnio. Como en su opera prima, Tanović retoma la Guerra de los Balcanes como marco para esta maravillosa película. El fin de la Yugoslavia comunista, el surgimiento de nuevos Estados independientes y el inicio de las tensiones nacionales no son protagonistas de la película, pero están irremediablemente flotando sobre el ambiente y asfixiando poco a poco la tranquila vida de un pueblo bosnio. La llegada de un antiguo exiliado, llevando consigo una novia guapa, mucho dinero y aún más rencor contra su antigua mujer no hará sino contribuir a la tensión reinante donde serbios y bosnios han dejado de verse como vecinos y compatriotas para pasar a ser extraños y enemigos.



Quizás en la película quede algo de esa nostalgia por un pasado que, poco a poco, se va idealizando, del mismo modo que muchas historias recogen esa Yugoslavia donde serbios, bosnios, croatas, macedonios y eslovenos, y entre ellos ortodoxos, católicos y musulmanes, no se odiaban y compartían sus vidas. Para otra magnífica visión de la Guerra de Bosnia, recomiendo el cómic de Gorazde: Zona protegida de Jose Sacco. ¿Qué ocurrió para que esto sucediera? parece ser la pregunta que enlaza todas estas visiones. A mi modo de verlo, la respuesta más posible es la nefasta existencia del nacionalismo étnico, la imperiosa necesidad humana para buscar un grupo donde tener seguridad y perder su individualidad: crear un nosotros. Ese nosotros va unido sin solución de continuidad a la creación de un ellos, un grupo distinto y ajeno que es culpado de todos los problemas que afectan al nosotros. En esas condiciones, el conflicto es inevitable.

Sí, es difícil dejar de tener a veces una nostalgia romántica por un experimento transnacional tan progresista en su momento, el fruto de un nacionalismo libertario e integrador para unir a los diferentes pueblos eslavos del sur tras verse libres de los grandes imperios turco y austrohúngaro.

En la película, la vida diaria, la amistad, el despertar sexual, todo ello se rompe a medida que avanza la hisstoria, se complica y trae consecuencias muy negativas. Quizás el mejor mensaje que nos puede transmitir es que nuestra mayor riqueza es la tranquilidad de la vida cotidiana, algo que no valoramos cuando lo tenemos. Lo importante es mantener ese pequeño tesoro, propio de cada uno y que vale más que, como canta La Oreja de Van Gogh "la nación más grande que se invente jamás".

Otra crítica recomendable de Cirkus Columbia: