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miércoles, 7 de enero de 2009

Probablemente...


"Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida", rezan los autobuses de Londres y Barcelona. Ahora, la Unión de Ateos y Librepensadores lo va a intentar llevar a Madrid. Mientras, los evangélicos reaccionan con su "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo", que se va a ver en el autobús interurbano 493 de Madrid.

Es mucho mejor este debate anecdótico, que lo que hubiera sido la reacción habitual de los cristianos más intransigentes. Prohibir, evitar. Cuando Leo Bassi presenta sus obras de teatro críticas con el cristianismo, se arma la de San Quintín. Cuando se enteran que tal clínica permite el aborto, quieren impedir que se practique, quieren exigir que se prohiba. Cuando el Gobierno quiere una educación que eduque los valores democráticos y permita pensar libremente, quieren impedirlo, y no dudan en señalar a los centros que dan Educación para la Ciudadanía. Y cuando el Gobierno permite que las personas del mismo sexo puedan casarse, civil y libremente, también lo quieren prohibir. Claro que aún es pronto para la reacción. Los grupos ultracatólicos quedan por reaccionar, tras haberlo hecho, de forma más natural, los evangélicos. Así que veremos qué pasa.

Junto con esto, hay que preguntarse por qué tienen tanto interés en prohibir, en impedir, que todo esto pueda existir. Es raro coincidir con Esperanza Aguirre, pero, ante esto, ella ha dicho: "estamos en un país libre". Primero hay que agradecer que los asesores de Aguirre la hayan dispuesto a estar a favor de la libertad de expresión, pese a que intente destruir otra libertad degradando los hospitales y colegios públicos. Que los ateos puedan hacer una campaña de lo que piensan es magnífico. Que los evangélicos puedan hacer la suya también. Pero que a la libertad de actuar se quieran manifestar para coartarla, para que no haya matrimonios que no gusten, para que no haya divorcios que no gusten, para que no haya una forma distinta de pensar, es el totalitarismo del nuevo siglo. Por miedo, todo por miedo.

No creo que por esta publicidad vaya a haber más ateos o más creyentes. La realidad es que la asistencia a misa y a las parroquias disminuye año a año. Se cree en Dios, pero libremente, sin ataduras. Independientemente de que se crea en Él o no, y de que exista o no, da lo mismo, no cambiará nada nuestra vida. Dios es un consuelo para muchos, pero Dios no puede ser una imposición. ¿A que así los fundamentalistas religiosos del Islam o el Vaticano no se diferencian? El problema es cuando Dios es la coartada de unos para mantenerse a costa de otros, tanto en el Islam como en el Vaticano. En Navidad fui a ver una obra de teatro, "En el nombre del Islam", muy acertada para ver que Dios ha sido bandera de muchos, no para Dios, sino para sí mismos, frente al resto.

¿Vamos a tener un siglo de libertad religiosa, donde cada cual crea en lo que quiera, cumpliendo la ley y sin matarse por ello? Si algunos vivieran la vida no en Cristo, sino como Cristo, o por lo menos con el que creo que es su máximo mensaje, "amaos los unos a los otros", nos ahorraríamos muchas preocupaciones.

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