Partido Conservador: 27,7% y 25 diputados (-2)
Partido de la Independencia (UKIP): 16,5% y 13 diputados (+1)
Partido Laborista: 15,7% y 13 diputados (-6)
Partido Liberal-Demócrata: 13,7% y 11 diputados (-1)
Verdes: 8,6% y 2 diputados
Partido Nacional Británico: 6,2% y 2 diputados
Partido Nacional Escocés: 2,1% y 2 diputados
Plaid Cymru (galeses): 0,8% y 1 diputado
En Irlanda del Norte
Sinn Féin: 25,8% y 1 diputado
Partido Unionista Democrático: 18,1% y 1 diputado
Unionistas Conservadores: 17% y 1 diputado
Fine Gael (democristianos): 29,1% y 4 diputados (-1)
Fianna Fáil (conservadores) 24,1% y 3 diputados (-1)
Partido Laborista: 13,9% y 3 diputados (+2)
Sinn Féin: 11,2% y 2 diputados (-1)
Libertas: 3,1% y ningún diputado
Partido Socialista (trostkista): 1,5% y 1 diputado (+1)
Los resultados en Reino Unido y en Irlanda han sido dos claros castigos a sus respectivos Gobiernos. En Irlanda los sondeos pronosticaban la caída del partido del Gobierno, el Fianna Fáil (FF), hasta el tercer lugar, por debajo de los laboristas. No ha sido así, pero el resultado laborista irlandés ha sido muy bueno en un país tradicionalmente muy conservador y católico, copado por dos partidos que en el continente podríamos calificar de conservadores o de centro derecha. Los resultados, malos para el FF y para los Verdes, sus aliados (con un 1,1%), han puesto en la cuerda floja al ejecutivo irlandés, a la espera de que las bases de los Verdes decidan la continuidad del Gobierno o su caída y nuevas elecciones. Esas elecciones podrían llevar al FF a la oposición en castigo por la crisis económica, en la que ha permanecido en pocas ocasiones.
Por otro lado, los euroescépticos, como Libertas, han pinchado, y se quedarán sin representación. Ni España, ni Polonia, ni tan siquiera Irlanda, la tierra natal de este movimiento ecléctico. Libertas, aliada con las fuerzas más extremistas, como la polaca Liga de las Familias, y las más angustiadas al ver su próxima desaparición, como Ciudadanos en España, ha pagado caro por esos variados y poco europeos apoyos. Sólo en Francia ha tenido éxito, pero por la fuerza del Movimiento por Francia.
En Reino Unido, el Partido Laborista suma una nueva derrota más, en su larga agonía que parece indicar su próxima salida de Downing Street. El laborismo ha quedado en tercer lugar, por debajo de los conservadores y del UKIP. No ha quedado en un humillante cuarto puesto, para el laborismo, por poco, pues apenas dista dos puntos de los liberaldemócratas. El escándalo de los gastos de los Comunes ha desgastado a los tres grandes partidos a favor de los partidos extraparlamentarios o minoritarios, como el UKIP, el BNP y los Verdes. Así, la fuerte presencia del UKIP únicamente se circunscribe a las elecciones europeas, como en el del BNP. Tienen muy pocas posibilidades de llegar al Parlamento de Westminster, tanto por el sistema electoral como por su carácter de “partidos protesta”.
Gordon Brown está contra las cuerdas, sin más iniciativa política que la reforma del sistema de financiación de los Comunes. Pero en breve deberán hacerse elecciones parciales para cubrir las vacantes de los diputados que han dimitido por el escándalo. Los conservadores parten en clara ventaja por protesta hacia el Gobierno, pero también han sufrido desgaste, y los “libdem” podrían captar el voto de desconfianza hacia los dos grandes partidos. Serán otra ocasión más para que David Cameron, el líder tory, vuelva a pedir la celebración de elecciones.
El Gobierno de Brown no se sostiene por ningún lado, ha derrochado todas las oportunidades de mantenerse en el cargo conservando la iniciativa política y la primacía en los sondeos. Se dice que un cambio en el liderazgo del laborismo podría mejorar su situación, incluso ganar las elecciones de nuevo. Pero nadie quiere hacerse cargo de un barco que se hunde.
Quizás el ciclo político de la tercera vía ha llegado a su fin, y un período del laborismo en la oposición sea la oportunidad de regenerarse y encontrar su Zapatero o su Obama. Su nuevo Tony Blair, que deberá estar muy contento de la situación en la que se encuentra Gordon Brown. Brown, que accedió al poder al presionar a Blair para que cumpliese su parte del pacto que sellaron, puede pasar a la historia como uno de los premiers británicos más breves, un nuevo James Callaghan. Pero también como el modelo de lo que les sucede a los trepas. ¿No da la imagen de Brown un ejemplo de poder a la sombra de Blair, esperando el momento de ocupar su puesto sin pasar por las urnas?
La prensa, si leemos El País a lo largo de su mandato, le ha puesto en la cresta de la ola, luego en la infinita ruina, de nuevo en el liderazgo político y por último en sus últimos momentos. Por ahora. Una montaña rusa que, sin duda, tendrá que terminar en algún momento.
Bueno, bueno...
ResponderEliminarA ver, qué poca sensibilidad el análisis de Irlanda con el de Uk. Su situación nada tiene que ver. ¿Por qué no has incluido a Portugal y a España en el mismo saco? ¿o a Francia y a España?
Lejos de lo que mucha gente piensa, Irlanda no es euroescéptica ni el gobierno ha caído por la crisis. Hay mucha marea de fondo, no es nada nuevo y mucho menos castigo. Es la gestión realizado la que ha penalizado y la labor de los "laboristas" lleva años de buen trabajo. Su líder es un duro contrincante en el Parlamento.
La situación en Uk no me extraña pues primero son los gestores del ideario existente, precursores del liberalismo y del libre comercio. Es donde más pegada ha tenido la crisis, es el imperio gobernante que cae para dejar paso a China.
Los brotes xenófobos y racistas están a la orden del día, contra todo lo no británico, sea europeo o no. Es un país de élites y lo saben demostrar.
Son euroescépticos hasta el punto que cuando hay temporal afirman que "Europa queda aislada por el estado de la mar", llevando la contrario al sistema métrico internacional o las leyes más elementales de la física, donde si no podría haberse escrito "Das Kapital" de Marx o de donde habría salido la inspiración Engeliana....
Zapatero y Obama no son un buen ejemplo a seguir, son fachadas adornadas por mucho marketing y la ilusión de la palabra.
Un saludo :)
Y mientras subiendo los impuestos indirectos en España... Ese no puede ser el ejemplo de "socialismo". Subir los impuestos indirectos nunca será una medida socialista, eso lo saben bien y aún así lo están haciendo... ¿Para cuándo tendremos un país donde se grave auténticamente a las grandes fortunas?
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ResponderEliminarYo creo que estas elecciones son sintomáticas de un problema mucho más complejo y que no se solucionará simplemente con un periodo de oposición y unos nuevos líderes. Estamos ante un problema sociopolítico y económico profundamente larvado, mucho más serio y con un largo recorrido histórico.
ResponderEliminarHay un inquietante comentario del gran Eric Hobsbawm sobre el resultado de las elecciones europeas que se publicó en The Guardian: “En los años 30 el efecto de la depresión fue fortalecer a la derecha y neutralizar a la izquierda (el laborismo fue reducido a 50 parlamentarios en 1931). La izquierda se recuperó, pero no soy optimista en que pueda hacerlo de nuevo. Los partidos socialdemócratas están en declive en toda Europa. No es un declive tan dramático como el de los comunistas hace una generación, pero aun así es notorio. La izquierda europea se apoyaba en una clase trabajadora que ya no existe en su antigua forma, y para recuperarse va a tener que encontrar una nueva parcela. Eso puede ser duro”. Traducción propia, lo siento.
Una vez se le preguntó a Thatcher cuál había sido su mayor logro. La dama de hierro respondió: “El nuevo laborismo y Tony Blair. Obligamos a nuestros adversarios a cambiar de opinión”. Toda esta crisis de identidad actual de la izquierda viene de esos años 80, cuando los países occidentales renunciaron a su minería, a su industria siderometalúrgica, naviera, química o textil. Acompañado por el desmantelamiento del sector industrial público y la desregulación financiera, se buscó mantener la clase media a flote del consumo a crédito de bienes de servicio al tiempo que los puestos de trabajo en industria se exportaban a países en vía de desarrollo.
¿Y qué hizo la izquierda? Donde llegó al poder (España y Francia), tras iniciales golpes de efecto (El PSOE de González con la expropiación de Rumasa, Miterrand con su programa de nacionalizaciones) se acabó apuntando a los resultados milagrosos de esa nueva economía y participando activamente en el desmantelamiento de su propia base obrera, siguiendo un camino paralelo a Thatcher y Kohl. Donde aspiraba a llegar al poder, la transformación política fue más lenta, pero llegó.
(Continúa)
ResponderEliminar¿Por qué toda esta digresión? Porque estas elecciones europeas son las primeras que dan una visión del espectro político en Europa al completo tras la primera crisis sistémica grave desde ese momento crucial de transformación política y socioeconómica de los 80. Muchos se llevan las manos a la cabeza y se preguntan ¿Por qué cuando el modelo de “los otros” está en crisis nosotros nos estrellamos en las urnas?
La respuesta me parece clara: la izquierda socialdemócrata hoy en día es en esencia un elemento de progreso ideológico, moral y social. Basta mirar los programas: reforma y regeneración de las instituciones, reforma constitucional (como es el caso del labour en Inglaterra), o progreso en leyes sobre derechos individuales (ley del aborto, ley de matrimonios homosexuales, en el caso del PSOE). Cuando estas reformas se estancan o se agotan, o cuando estalla una crisis socioeconómica profunda, la sociedad se vuelve inmediatamente hacia los partidos que en realidad han forjado el marco socioeconómico actual: Los partidos conservadores liberales. Es algo genéticamente inoculado en una sociedad dominada por el sector servicios y con un crecimiento basado en el consumo. No puede ser de otro modo. Sospecho además, aunque no lo sé, que en el trasfondo de todo esto hay una crisis ecológica y demográfica. La crisis de recursos sobre la que nos alertaba Jimmy Carter cuando la izquierda se preocupaba aún de la economía productiva a escala nacional y global.
Así que no, no estoy de acuerdo que con un mero cambio de liderazgo se pueda curar a la izquierda en Europa.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el labour, en concreto? Blair ganó tres veces aprovechándose del boom económico de finales de los 90, del desgaste de los conservadores tras 17 años de gobierno y del mal recuerdo del “Black Wednesday” bajo John Major. Todos estos factores se han desvanecido ya y sólo queda el último elemento que ilusionó a los británicos en 1997: el paquete de reformas institucionales que comentaba antes. Prometidas y no cumplidas en 12 años, Brown las está desempolvando ahora. Por supuesto, el descrédito es total.
El líder que en principio más profundas reformas quiere acometer es Obama (implementando un plan de sanidad pública universal, salvando lo poco que queda de la industria, reformando la educación…). Pero asún así se queda corto, y ya veremos si le dejan hacerlo o le ponen la zancadilla como a Carter.
Bueno. Creo que he batido todos mis récords de tostón, XD. Lo siento. Pero es que estas elecciones en general, y el caso de Inglaterra en concreto, me han hecho pensar bastante. Aunque no tenga razón o no lo lea nadie, a gusto me he quedado. ¡Un saludo!
Suscribo a Dion palabra por palabra. Un comentario muy acertado.
ResponderEliminarMuy cierto lo que dices, Dion (gracias por esos amplios comentarios jejeje). Pero creo que la única razón de ser de la izquierda actual sea únicamente las leyes progresistas o las reformas institucionales.
ResponderEliminarSi el antiguo modelo de clase trabajadora ha desaparecido, no han desaparecido los trabajadores. La configuración de modelos económicos donde el sector servicios ocupa un gran peso ha creado el nuevo tipo de trabajador. En muchos casos el mileurista.
El trabajador obrero ha sido reducido, pero el trabajador de la oficina, el investigador y el dependiente están ahí, y también padecen de los bajos salarios, la inestabilidad laboral o la lesión de los derechos laborales.
La razón de ser de partido socialista como partido de los trabajadores permanece intacta, trabajadores que los partidos liberal-conservadores no pueden llegar a asimilar, porque su interés no es resolver sus problemas económicos, sino mantener el mismo marco laboral.
Entra también un nuevo proletariado en los países desarrollados: el inmigrante, mayoritariamente relegado al sector de la construcción y a los puestos menos deseados de la sociedad.
Es un sector con mayor inestabilidad, porque la falta de empleo les puede llevar de nuevo a volver a su país o emigrar a otro, porque se sienten desarraigados en sociedades que recelan de ellos.
La izquierda tiene mucho que aprender de la política de integración americana cuando la época de las grandes migraciones. La idea nacional excluyente es lesiva, Estados Unidos llegó a ser una gran idea nacional incluyente, capaz de forjar una nación de inmigrantes, unidos por el mismo sentimiento.
¿Por qué no ocurre ahora lo mismo? Porque la nación es excluyente. En esto, la construcción de una idea europea incluyente es un artículo más de un nuevo discurso socialdemócrata.
Las reformas institucionales que preconiza el agónico New Labour son un gran paso, pero corto. La idea de la izquierda ha sido siempre la democracia. Ésta debe seguir en la idea de una democracia cada vez más participativa. No vale únicamente una gestión transparante, se debe implicar esa gestión a los ciudadanos.
La conservación y hegemonía de una clase política, dividida en grupos burocráticos con discursos conservadores o progresistas para mantenerse/turnarse en el poder (cambiar para no cambiar nada) los aleja de los ciudadanos.
La abstención se consolida, los políticos ocupan los últimos puestos en confianza en los sondeos y los primeros en corrupción. Los dirigentes de la socialdemocracia no han de ser una élite más.