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viernes, 22 de enero de 2010

El chivo expiatorio (y II): los inmigrantes



Ya ha habido otras entradas donde he hablado del tema de la inmigración. Los más intolerantes/ignorantes lo resumen en la asimilación de inmigración=problema. Su portavoz más destacado es la derecha política. Las excusas de esta derecha son netamente una manifestación de la estrechez de miras del nacionalismo, sea éste españolista o periférico.

Los nacionalistas catalanes exigen un carnet por puntos “que diera «ventajas» a los inmigrantes que mostraran mayor voluntad de integración en la sociedad catalana”. ¿Exactamente qué ventajas? ¿Exactamente qué tipo de integración? Su idea de integración es comulgar con sus postulados, y esas “ventajas” un principio de discriminación. Mientras, Rajoy dice que el debate es está “cuál es la capacidad de acogida” de España.

Volvemos al “aquí no cabemos todos”. Donde no cabemos es en viviendas cada vez más pequeñas, y ya ni siquiera podemos entrar sin conseguir hipotecas de cincuenta años. Ahí es donde está el verdadero debate. España es un país de 505.000 km² con una densidad de 91,13 hab/km²; Francia tiene 675.500 km² y una densidad de 95,2 hab/km²; Italia 301.000 km² y densidad de ¡198 hab/km²!

Cuando hay un problema como el paro y la crisis económica, ahí están los inmigrantes para culparlos. Se les acusa de “robarnos” los empleos, se les acusa de no integrarse y se les acusa de la delincuencia.

Por el contrario, no hay ningún “nacional” que esté dispuesto a aceptar los empleos que ellos aceptan, a aceptar el salario que les ofrecen y a aceptar las condiciones laborales que sufren. Muchos de los “liberales” que creen en la intervención del Estado y en la cobertura social como negativas para la economía no tienen esas carencias en sus empleos y, lo peor, a lo que aspiran es a calentar sillones de consejos de administración y a jubilaciones millonarias por hacer nada. Sencillamente, no tienen autoridad moral para criticar nada.

Los inmigrantes vienen a un país que tiene una cultura distinta de la de sus países de origen y, en vez de ayudarlos nosotros a adaptarse y a integrar su forma de ver la vida y sus costumbres, les damos la espalda. Ya sabemos que ser marginado por la sociedad, sea a los inmigrantes o a los nacionales con fracaso escolar, social o laboral son un factor determinante para incurrir en la delincuencia y malas compañías como vía de escape y hacerse partícipes de algo.

Los xenófobos esgrimen los aspectos negativos de sus culturas. ¿Qué pensarán otros países de las corridas de toros o de nuestra mala educación? Si en otro país escuchas a un grupo de personas hablando en voz alta y molestando al resto, como pude comprobar en Praga, o son españoles o son italianos (o son hooligans británicos). Los xenófobos obvian la diversidad que existe en los grupos humanos, y como no todos los españoles somos maleducados, no todos los que no son españoles tienen costumbres que nos chocan o nos parecen malas.

Otro factor que obvian es la situación de cada persona que viene. La gran mayoría de españoles ha tenido un familiar o varios trabajando en el extranjero hasta hace menos de cincuenta años, incluso ahora muchos van a trabajar fuera por las pocas posibilidades que pueden existir ahí. ¿Es que no son inmigrantes? ¿Deberían tratarlos tan mal como pretenden aquí los xenófobos o echarlos de los países donde viven? No somos capaces de pensar en los demás.

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