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martes, 19 de octubre de 2010

Viviane Reding claudica


En un momento en que Sarkozy se enfrenta a las huelgas más duras de su presidencia, tiene una pequeña victoria. Una victoria que no es sino una derrota de los ideales que deben regir la Unión Europea. Una vez más, los países grandes de la Unión mantienen su impunidad. No tienen miedo a recomendaciones, a amenazas, a sanciones.

La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, se significó el mes pasado por su oposición a las expulsiones de gitanos decretadas por el presidente francés, Nicolas Sarkozy. Ahora, las amenazas de sanciones contra Francia quedarán en nada, al tener "suficientes garantías" de que las normativas francesas se adaptarán a la legislación comunitaria. Con esta claudicación, la comisaria Reding se come todo lo dicho anteriormente ("Estoy personalmente convencida de que la Comisión no tendrá otra salida que abrir procedimientos de infracción contra Francia"). Se encontró sola en la Comisión Europea hace un mes y se encontró sola frente a la claudicación de los líderes de los países comunitarios ante Francia.

Es una derrota porque la Unión vuelve a manifestar que en su seno no hay reglas iguales para todos. Algunos países, como Francia o Alemania en su momento, pueden no tener sanciones por sus déficits. Grecia no, que pudo haber sido expulsada por la situación económica creada por su anterior gobierno conservador. Portugal es sometida a duros recortes para paliar su déficit y a España se la riñe por sus cuentas públicas, agravadas por la deuda de las autonomías y municipios. Polonia y Reino Unido no tienen por qué cumplir con la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Pero Serbia pierde puntos para entrar en la Unión por las manifestaciones homófobas de hace pocos días. Polonia y Lituania, mientras, mantienen o desarrollan legislaciones claramente homófobas. Berlusconi convierte a Italia en una república bananera y los líderes europeos le ríen las gracias al ducetto.

Quienes vuelven a perder son, obviamente, los ciudadanos. No los gobiernos, no las mercancías ni los flujos monetarios, que tienen todas las ventajas para hacer y deshacer, pedir o intentar llevar a cabo reformas laborales y económicas lesivas para los de siempre. Sigue habiendo chivos expiatorios: gitanos en Francia, musulmanes (y entre ellos meten a los turcos) en Alemania. En otras palabras, el diferente. Hace un siglo eran los judíos, los parias de entonces.

No aprendemos. Nos engañan, nos manipulan y nos hacen cada vez más difícil nuestras vidas para que ellos puedan tener más fáciles las suyas. Dejemos de mirar culpables donde no los hay. Levantemos la vista.

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