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miércoles, 25 de mayo de 2011

Elecciones municipales y autonómicas: Madrid


En Madrid no hay mar, pero el azul ha inundado toda la región. De los 179 municipios de la región, 109 tendrán mayoría absoluta de los conservadores y en otros 38 son la primera fuerza, con el 48% de los votos y sumando 1.208 concejales (+138); los socialistas, por su parte, tienen 11 mayorías absolutas y en cinco municipios son los más votados, con 547 concejales (-117) y el 24% de los votos. IU consigue la mayoría absoluta en Rivas y la simple en San Fernando de Henares, con 48 concejales más, llegando a 177 representantes municipales y al 10,8% de votos. UPyD, en su primera convocatoria electoral, consigue 64 concejales y casi el 7% de los votos, con éxitos relativos en su estreno como, con el ex alcalde socialista José Caballero a la cabeza, ser la segunda fuerza de Alcobendas o tener en su mano la llave de ayuntamientos como Getafe o Alcalá, quitando la mayoría absoluta al PSOE y al PP, respectivamente.

Cualquier vestigio del "cinturón rojo" y de otros bastiones del socialismo han pasado a la historia, al menos durante estos próximos cuatro años. Si en el 2007 se perdieron las alcaldías de Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Torrejón de Ardoz y se mantuvo la pérdida de Móstoles, este año dicen adiós Collado Villalba, Alcorcón, Leganés, Getafe (si finalmente UPyD permite la alcaldía a los conservadores, la fuerza más votada), Pinto, Coslada (si con UPyD no forman un tripartito de izquierda) y Aranjuez. Además, en localidades como Alcobendas han quedado por detrás de UPyD y en Torrejón el PSM ha caído del 39% de votos y 12 concejales al 15% y solo 4 ediles. De esta derrota electoral, sólo Fuenlabrada y Parla son las grandes ciudades en manos del PSM, aunque sin mayoría absoluta y dependiendo del apoyo de IU.

Los conservadores también han cosechado algunos retrocesos: en la ciudad de Madrid Gallardón ha perdido 6 puntos (del 55% al 49%), mantiene la mayoría absoluta, e IU y UPyD compensan las pérdidas de conservadores y socialistas, estos últimos pasando de 18 a 15 concejales y del 31 al 24%. En Torrelodones pierden la mayoría absoluta y un partido vecinal podría conseguir el apoyo de socialistas y otro partido local para gobernar la ciudad. En Galapagar el PP tampoco ha conseguido mayoría absoluta, pero tiene ante sí a cinco partidos: Partido Democrático de Galapagar, PSOE, IU, Plataforma Ciudadana e Iniciativa Habitable. En Navacerrada, los conservadores pierden la mayoría absoluta y el PSOE mejora en votos, pero se necesitarían pactos con dos fuerzas locales.

En el ámbito autonómico, Esperanza Aguirre, como su enemigo Gallardón, también ha sufrido desgaste, inadvertido también por la bajada del PSM: los conservadores pasan del 53% al 51% y de los nuevos 9 diputados suman solo 5. La irrupción de UPyD ha evitado que el PP obtuviera una bancada mayor de escaños. Este hecho, sin embargo, resulta inadvertido por los malos resultados de los socialistas, del 33,5% de 2007 al 26% y de 42 a 36 escaños. Izquierda Unida, que experimenta subidas en toda la región, no ha conseguido en cambio obtener todo el voto de izquierda perdido por los socialistas, con lo que su avance es notable, pero sin muchos efectos prácticos.

Ha sido UPyD, como en los municipios, quien ha recogido buena parte del voto perdido por el PSM, consiguiendo lo que ninguna encuesta quería darle: la ansiada representación parlamentaria en Asamblea y ayuntamiento de Madrid. No sé las motivaciones ideológicas de muchos de sus dirigentes, pero lo cierto es que ocupan parte del voto progresista. Espero que se realicen encuestas sociológicas que arrojen luz sobre el perfil del votante upedista.

En lo que más nos puede concernir, la situación del PSM y Tomás Gómez. El castigo electoral ha sido grande y no vale esconderse, ni escurrir el bulto, ni muchos menos culpar a la ciudadanía. Es la ciudadanía la que ha culpado a un PSOE nacional por la crisis y a un PSM regional por su labor de oposición, suspendida por los ciudadanos a lo largo de cuatro años. No vale achacar únicamente los resultados a las circunstancias nacionales, porque aunque se haya perdido en muchos sitios y muchos gobiernos, perder más después de años de oposición es una desgracia. No hay que afilar los cuchillos, ni voy decir porque no es el momento ni el foro adecuado. El momento para replantearse el camino a seguir es ahora, y la discusión debe ser siempre.

De momento, mi apuesta es por el mantenimiento de Jaime Lissaveztky y de Tomás Gómez en ayuntamiento de la capital y en la Asamblea de Madrid, liderando la oposición. Ya está bien de quemar candidatos cada cuatro años, y de apuestas galácticas que acaban estrellándose y volviendo a otros ámbitos. En serio. La gente, ciudadanía y militancia, está cansada de este juego. Hay que dejar que, en Madrid, sean los progresistas de Madrid los que decidan a quién eligen. En este aspecto, Lissaveztky y Gómez pueden tener la oportunidad para reconstruir el espacio socialista y tener más presente la calle que otras latitudes. Ya basta de peleas. Personalmente, yo estoy muy cansado de ver peleas que en modo alguno son ideológicas, es un juego deleznable por ambas partes. No se puede apartar la vista del problema de la corrupción que, como hemos visto en el caso de Trinidad Rollán, ha supuesto muchos problemas para los socialistas en Torrejón. Cualquier caso de corrupción, aunque no implique como este caso enriquecimiento personal, debe ser extirpado. Los votantes de derecha no castigarán a su partido por robar e incumplir la ley, pero en el caso de la izquierda, esto no es así y no se pueden copiar los adyectos métodos del PP.

El PSOE tiene capacidad para hacer oposición desde ahora, una oposición muy dura, a lo que nos espera en los próximos cuatro años: el mantenimiento de las privatizaciones y del expolio de los recursos públicos, el regalo del suelo público a las empresas y las grandes deudas de los ayuntamientos. Numerosas empresas y asociaciones de escasa voluntad de servicio público serán las beneficiadas con el dinero de todos, sin olvidarnos que, en la ciudad de Madrid, Ana Botella es la tapada de un Gallardón con ambiciones más nacionales.

El PSOE necesita reconstruir un nuevo bloque, nuevas relaciones con los medios de comunicación, con las asociaciones vecinales y los movimientos estudiantiles. El PSOE no debe ser un partido dogmático sino abierto a las aportaciones de fuera de sus filas. Hay que hacerlo desde ahora. Por eso el PSM debe ser un partido unido, no por el poder ni por los despojos de la oposición, sino por resolver los problemas de los ciudadanos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Elecciones municipales y autonómicas: ahora toca escuchar a los ciudadanos



Existe tal número de resultados, datos, explicaciones y opiniones que condensar en una única entrada al blog una opinión sobre las elecciones del 22-M que prefiero ir poco a poco. Hoy haré una valoración personal sobre las municipales y autonómicas a nivel general. Otros días, según el tiempo me lo permita, me iré parando en algunas autonomías, con especial interés en Madrid, mi tierra.

En líneas generales, la victoria electoral corresponde inequívocamente al Partido Popular. Contabilizando el número total de votos y concejales, entre 2007 y 2011:


*reconociendo que la contabilización nacional no permite apreciar completamente los cambios habidos en ciertas regiones. Ese aspecto ya lo iré cubriendo.

Una cuestión que está rondando en las cabezas de muchos es, ¿qué incidencia ha tenido realmente el movimiento del 15 de mayo? ¿La subida de la participación? ¿El notable incremento de los votos blancos y nulos? ¿El fraccionamiento del voto? No hay una única respuesta para todo ello. La participación siempre es menor que en unas elecciones generales, lo que no deja de ser un suspenso para la política municipal, supuestamente la más cercana a los ciudadanos. El fraccionamiento del voto es relativo: en las elecciones municipales los partidos locales, independientes y regionales consiguen mejores resultados que en otras convocatorias. Partidos alternativos a nivel nacional como IU o UPyD suben, pero no tanto por separado: IU tiene la mitad de sus concejales en Andalucía, donde no ha conseguido mantener el poder municipal como Córdoba ni mitigar la caída del voto socialista; UPyD obtiene muy pocos concejales, su mayor fuente de votos son las grandes ciudades de Madrid.

Lo cierto es que buena parte de los resultados se explican observando la caída del PSOE: ha perdido votos a su derecha, yendo a los conservadores como medio de castigo o confiando en que estos podrán resolver la crisis económica mejor que los socialistas; ha perdido votos a su izquierda, y no sólo han ido a Izquierda Unida, sino que también el voto progresista se ha ido a UPyD, sobre todo en Madrid, obteniendo más electores de ese espectro que por antiguos votantes del PP; ha perdido votos a partidos locales, basta ver un pequeño muestreo de algunos municipios españoles para ver un bloque de derecha bastante consistente frente a un fraccionamiento de partidos, donde el PSOE en muchas ocasiones no destaca, sino que se camufla.

Cabe destacar otro aspecto importante, que el PSOE ha perdido electores que han votado nulo o blanco. En el cómputo general de votos nulos, su crecimiento real ha sido mayor, no olvidemos que en 2007 ANV no pudo presentarse en muchos municipios vasconavarros y el voto nulo fue de más de un 2% en Navarra y de un 8% en Euskadi. Con Bildu como representante de la izquierda abertzale, el voto nulo ha vuelto a niveles normales del 1,37%: en el resto de España el crecimiento del voto nulo ha sido mayor. Por poner un caso cercano pero no representativo: en mi mesa electoral, de 505 votantes más del 5% de votantes han apostado por el voto blanco o nulo, y no por errores, sino nulos realmente, de papeletas tachadas con un gran "NULO", exposiciones de por qué votan en nulo, alusiones al "15-M"... y destaco que parte de los nulos eran papeletas del PSOE con el NULO escrito encima de la lista de candidatos. Debo añadir que, compensando la caída socialista, en mi mesa IU y UPyD casi empataban en votos, con un 9% cada uno, y con el PP sin aumentar o perder sustancialmente sus votos. Repito que no es representativo, pero por desconocimiento de lo sucedido en las miles de mesas electorales de España.

En resumen a ello, creo que los indignados sí que han echo mella en el resultado electoral. La indignación, recuerdo, no nace en el 15 de mayo, sino que esta es su plasmación física. Claro que ha habido movilización de la derecha por una campaña interminable de acoso y derribo de Zapatero, pero también ha existido al mismo tiempo un enfado creciente de la ciudadanía de izquierda ante un PSOE que no han visto a la altura de las circunstancias ni ha reaccionado en la manera que ellos querrían. Si el 15-M fue la plasmación física, el 22-M fue la plasmación electoral. No nos engañemos, puede que parte de los concentrados en las plazas de España sean grupos que han dado desde siempre la espalda al sistema y no creen en él, ¿pero de verdad pensamos que los que se han movilizado hasta Sol para concentrarse, aquellos que no pueden sustraerse de sus tareas cotidianas y no tienen más tiempo que una tarde o una noche para acudir son antisistema? No, queridos lectores. En Sol y en las demás plazas de España había gente que creía en la política (y como decía una pancarta "creo en la política, desconfío del político"), gente que votó ayer, que pudieron votar a IU, también al PSOE, incluso UPyD, o a cualquier partido por diferentes motivos, pero también que iban a votar en blanco y en nulo. O directamente, no votar, algo que tampoco se escapa de la escasa movilización de unas elecciones municipales.

Dentro de los indignados, muchos son potenciales votantes más cercanos al PSOE. Si el Partido Socialista ha perdido buena parte de su poder municipal y autonómico, es al Partido Socialista al que le corresponde tomar nota. Dije que tras las elecciones los partidos y en concreto el Socialista debían escuchar a los ciudadanos. Mantengo lo dicho y me ratifico en manifestar que el PSOE debe tener en consideración que hay aspectos que se deben cambiar, y no de un modo genérico y vacío como los que dicen siempre "algo mal habremos hecho". ¿Pero qué? No hace falta descubrir el Mediterráneo para señalar algunos puntos: han estado toda la semana denunciándolos en la Puerta del Sol. Corrupción, alejamiento político-ciudadano, falta de representatividad, ausencia de mejores mecanismos de participación, ética en la política, subordinación de nuestros representantes ante poderes económicos con otros intereses...

El PSOE no está exento de caer en estos males. Es preocupante, cierto, que al PP no le afecte la corrupción: la pregunta que hay que hacerse es si a cierto votante conservador no le importa lo que hagan con el dinero público mientras a él no le afecte directamente en su nivel de vida, si mantiene una postura crítica y razonada ante lo que haga el partido con el que más simpatiza, si se cree lo que sueltan ciertos medios de comunicación... podríamos llevarlo a otras preguntas como si la derecha carece de alternativas moderadas con las que competir, o si la sociedad española está realmente mal si parte de sus ciudadanos han perdido, si lo tuvieron, un espíritu cívico. Un problema grave del PSOE es que parte del mismo pretenda que lo mismo funcione para ellos. Ayer también hubo elecciones en Bremen, uno de los bastiones del SPD: la derecha alemana, la CDU y los liberales, pierden votos, hasta tal punto que el FDP sale de su parlamento regional. Incluso en regiones conservadores como Baviera o Baden la democracia cristiana puede caer estrepitosamente. La CDU no ha dejado de perder votos desde que Merkel es su candidata a canciller. Sabemos que todo poder es un mal, pero es el mal menor: por eso debe existir pero controlado, premiando o castigando según lo prometido o lo realizado. En Holanda los democristianos dejaron paso a los liberales como primera fuerza. En Flandes los democristianos, el primer partido de toda la vida, cayeron frente a un nuevo partido como protesta de los ciudadanos. ¿Por qué hay sociedades que no tienen miedo a cambiar democráticamente su mapa político? Pensemos seriamente si el modelo de la sociedad española es el más indicado para la salud democrática del país.

Viendo la otra cara de la moneda, esto es, la rotunda victoria conservadora, nos anuncia muchos o renovados gobiernos de la derecha: autonomías como Castilla-La Mancha o la definitiva desaparición del cinturón rojo madrileño, que pasarán a nuevas manos. Esas manos ahora van a tener la oportunidad de enseñarnos cómo, con su varita mágica, podrán "salvar a España". Veremos qué medidas tomarán, que recortes harán, veremos si serán un foco de tensión contra el gobierno de la nación. Si son capaces de sacarse el conejo de la chistera, aplaudiré. Ya no valdrá engañar a los españoles: ellos tienen mucha responsabilidad en la escasa salud democrática de España, en la existencia de un paro juvenil tan alto y en el desempleo y la economía sumergida que existe. Su éxito deparará en una gran responsabilidad y control. La oposición no deberá estar ociosa. No olvidemos que, en porcentajes y número de votos, autonomías tan controladas por los conservadores como Madrid o Valencia el PP pierde votos. Estaremos atentos.

Y ahora, a escuchar y a reflexionar...

viernes, 20 de mayo de 2011

El movimiento 15 de mayo: En respuesta a los comentarios de esta semana

Respondiendo a los últimos comentarios, tenéis mucha razón, comparto vuestros comentarios al 120%. Hay muchos motivos por los que indignarse, que son los que han movido a miles de personas a protestar por toda España. Sin duda, millones de ciudadanos, votantes o abstencionistas, de izquierdas o de derechas, están muy de acuerdo con las propuestas de regeneración democrática y coinciden en señalar como problemas a la partitocracia y los intereses económicos de una élite que ha degenerado nuestra democracia. La primera reacción de la clase política y de casi todos los medios de comunicación ha sido el miedo. Esto me alegra bastante: "el pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían temer al pueblo". Con esta reacción, podríamos reafirmarnos en que no hay una verdadera democracia o, al menos, que está adulterada.

Es una ironía que los que pedían la "rebelión cívica", ahora, cuando se desarrolla una de verdad, la ataquen y la manipulen. El editorial de ABC parecía retrotaernos a hace cien años cuando los regímenes burgueses reprimían con violencia las manifestaciones de los obreros, de los oprimidos: el editorial de ABC exige represión, exige que la policía actúe y no "filosofe". Todo eso es demagogia. Como bien decía el ministro de Interior, Rubalcaba, "la policía está para resolver problemas y no para crearlos". Una ciudadanía que actúa por consignas opuestas a las de los "cauces normales", esto es, los partidos y los medios de comunicación, es una ciudadanía muy peligrosa para los que se llenan la boca de "democracia", "libertad"... palabras abstractas para los demagogos, pero de auténtico contenido para los ciudadanos.

Creo que este movimiento, como dicen sus portavoces, no es para destruir el sistema ni la política; es para darle auténtico significado. El 23 de mayo seguirán existiendo los partidos, los políticos y el sistema, pero si no toman nota y aceptan las principales reivindicaciones de los ciudadanos -lógicas, por otra parte- se habrá producido un divorcio, de esos que acaban tirándose los trastos a la cabeza. Esto no es Túnez ni Egipto, ¡ni comparación! Pero la solución a la crisis económica, a la social y a la política pasa por resolver los problemas de los ciudadanos, no por contentarnos en resolvérselos a los bancos y a los flujos financieros que, como bien decía un comentario a este blog:

"Yo perdí mi pequeña empresa por la crisis y ni siquiera pude cobrar paro. ¿Por qué han de rescatar bancos con mis impuestos y mi dinero que me reclama la Administración por vía ejecutiva, a consecuencia de lo anterior????? ¿Por qué los bancos manejan el país a su antojo y cada año tienen más beneficios???? ¿Hablamos de hipotecas??? ¿¿Sueldos?? ¿¿Ayudas y apoyos al autónomo o pequeña empresa que genera el 80% de empleo??? ¿¿sube la luz, gas, IVA, gasolina, se congelan pensiones, sueldos, paro juvenil??"

Hay que mejorar la democracia, hay que superar el capitalismo, no mantener las cosas como estaban en 2006, antes de la crisis. Los bancos y la economía globalizaba ayudan al progreso de una minoría de países del planeta, están sacando del subdesarrollo a los países emergentes. Son cosas que existen. Pero ayudan más a una pequeña minoría que a una gran mayoría: grandes primas, acuerdos opacos, beneficios millonarios... mientras otros se ahogan en sus hipotecas.

La canciller de Alemania nos pide "descansar menos y trabajar más, como en Alemania". Pero, señora Merkel, dos preguntas: ¿eso incluye que adoptemos el modelo del bienestar alemán, mucho mejor que el mediterráneo, que usted dice que es "muy extenso"? Y, usted es la canciller de Alemania, ¿con qué autoridad se erige usted para darnos órdenes, si quiera consejos más bien "imperativos"? Alemania es un país muy importante de la Unión, pero Alemania no dirige la Unión, sino que existe un Parlamento y una Comisión que tienen más autoridad, aunque sea en la teoría. Ésa es la Europa que no yo no quiero, la Europa de los países.

Otro de los comentarios a este blog me ha gustado mucho: "[hay que] seguir con este movimiento para intentar llevarlo a toda la Unión Europea (hoy en día si no cuentas con este espacio estás perdido)". Tiene toda la razón. Europa, la Unión Europea, no es un problema, debe ser la solución. Todos los ciudadanos europeos deberíamos unirnos para exigir medidas comunitarias, para exigir responsabilidades a toda la burocracia que parasita en las instituciones de Europa. Sí, estoy de acuerdo con Merkel en que deberíamos aúnar las diferentes leyes sobre jubilación, vacaciones, etcétera de los países comunitarios, pero en un sentido radicalmente opuesto, quiero que sea para mejor, y eso pasa por la convergencia social, económica y política de toda la Unión. La Europa que yo quiero es en la que ya no haya Estados independientes y soberanos, sino un único Estado, una única soberanía y una única ciudadanía crítica y exigente, con unas instituciones responsables y democráticas.

El mismo comentarista añadía: "(...) que la política recupere la fuerza que debe tener para oponerse a los mercados". Es esencial este aspecto. Es el motivo principal de indignación. Los elegidos no protegen ni defienden los intereses de los electores, sino que han demostrado perder toda autoridad frente a las élites económicas. El domingo hay que votar, un voto que signifique "te doy un voto para que me defiendas". La política tiene que tener fuerza, pero no para el beneficio de los elegidos ni sus clientelas, sino para enfrentarse a esas minorías neoliberales y espetarles "ahora las condiciones las pone la ciudadanía: vamos a resolver sus problemas y a redefinir nuestro modelo de sociedad".

Sinceramente, creo que no hay crisis de valores en Europa, esa crisis de la que alertan populistas, demagogos, la Iglesia y medios de comunicación extremistas. La crisis la tienen ellos, porque la sociedad se aleja de ellos. La sociedad tiene valores, pero también tiene miedo de un porvenir incierto, está fragmentada e incomunicada. El movimiento del 15 de mayo, en sus modestas posibilidades, intenta romper eso. Ha tenido un cierto éxito: en la campaña electoral hemos dejado de hablar de Bildu, del terrorismo... a la derecha, que no ha hecho una verdadera campaña electoral, que no ha hablado ni en positivo ni de su programa y nos vende humo, prometiendo acabar con los males de España mediante su varita mágica, se le ha esfumado la confianza en una victoria electoral. Ahora, esto es ya una verdadera campaña política: hablamos de la regeneración de la democracia, de la corrupción, de la insatisfacción con los políticos... todos los medios de comunicación empiezan y terminan el día hablando de las protestas, las redes sociales hierven, las personas debaten sobre todo lo que está ocurriendo... la ciudadanía puede dormir, pero la ciudadanía puede ser cítica y muy poderosa. Ojalá esto permanezca, aunque sé que es muy difícil.

Para relajarnos un poco, os dejo una bonita canción argentina que ayer recomendó Jaime Urrutia en La Ventana de la SER, "La marcha de la bronca" de 1970, del dúo Pedro y Pablo, los cantantes Miguel Cantillo y Jorge Durietz.


jueves, 19 de mayo de 2011

El movimiento 15 de mayo: una vuelta por Sol

Hoy he ido a la Puerta el Sol, a ver con mis propios ojos cómo era, cómo estaba organizada y cómo se desarrollaba. Me he llevado de mi paso por ahí una bonita experiencia: era agradable ver el civismo, el ánimo festivo de los asistentes, la organización "autogestionaria" de la acampada, etcétera. En definitiva, se comprueba el "buen ambiente" de los congregados.

No he visto banderas de ningún tipo, al menos ninguna destacable. Sí he visto cientos de pancartas, de todos los tamaños, llenos desde protestas a los políticos a manifestaciones de apoyo de cientos de personas. Las consignas, igualmente, eran comedidas, no por ello dejaban de ser duras y exigentes. He observado el riguroso control de esos organizadores, que no se ven, pero la realidad es la existencia de comités para el abastecimiento, para la limpieza, para la organización... que hacen posible que miles de personas concentradas en un espacio determinado se relacionen con normalidad y no en el caos. Quien esté detrás, los cientos de mujeres y hombres que anónimamente sostienen toda la protesta, lo hacen muy bien.


Viéndolo con mis propios ojos -perdón por prejuzgar por la apariencia (sin menospreciar)- se puede advertir de la concurrencia de una heterogénea mezcla: desde grupos juveniles más alternativos, a gente normal y corriente, esa "gente común" que Tomás Gómez reivindica: mayores, niños, jóvenes, adultos, estudiantes, trabajadores de todas las clases, empresarios... por cierto, no dudo que debe existir mayor control sobre los grupos más radicales, descartados por supuesto los violentos: ni hay pancartas ni consignas que se desvíen de la voluntad cívica de los indignados. Una curiosa mezcla de civismo, como si fuéramos un país europeo desarrollado, impregnado de lo que algún filósofo llamaría republicanismo cívico y de la indignación del libro de Stephane Hessel.

Una cuestión importante es no dar argumentos a los medios de la derecha. Ellos siguen con la campaña de desprestigio: curioso, los mismos que pedían la "rebelión cívica" desde incluso antes de que Zapatero ocupara la presidencia insultan a los ciudadanos que, con motivos más dignos y más reales, lo hacen. Siguen las medias verdades, las provocaciones, cuando no la mentira pura y dura, todo les parece válido para ocultar su miedo y llamar a la movilización de los votantes conservadores, mediante la criminalización, una vez más, de que el Partido Socialista está detrás de todo esto. Otro punto con el que indignarse, otro punto con el que lamentar el desprestigio que estos medios crean al periodismo, al perder todo su rigor y entregarse a la manipulación pura. Para César Vidal, los manifestantes son "proetarras" y los ciudadanos que vuelvan a votar al PSOE "tontos del culo". En fin, es cómodo que él mismo se autodesprestigie.


Todos los españoles que podamos deberíamos poder acercanos a una de las manifestaciones que se desarrollan por las principales ciudades de España y participar, aunque sea brevemente, de "la historia". Solidarizarse con los acampados, simpatizar con sus planteamientos y provocando debate entre todos nuestros conocidos. En Sol sólo caben unos pocos miles de ciudadanos, pero la opinión puede extenderse desde el kilómetro 0 a la localidad más alejada, y que la opinión de miles pueda ser compartida, contrastada y enriquecida con la de más de cuarenta millones. Me quedo con un comentario de un oyente de La Ventana de la SER: "políticos, somos vuestros jefes y os estamos preparando un ERE".

miércoles, 18 de mayo de 2011

El movimiento 15 de mayo: la respuesta de los partidos


Faltan cuatro días para acudir a las urnas y renovar los municipios y autonomías. El éxito de la convocatoria de Democracia Real Ya -un éxito tanto mediático como en concurrencia por toda España- ha puesto nerviosos a los partidos políticos. La junta electoral de Madrid ha prohíbido la manifestación convocada para esta tarde en Sol, en base a que "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto", pero lo cierto es que ya afecta a la campaña electoral, como ha dicho Pedro Blanco en la SER de Madrid.

Izquierda Unida ha sido el partido que ha acogido con más entusiasmo las protestas, no sé si más por aceptación sincera del movimiento o por miedo a no ser el canalizador de la protesta de la izquierda frente al Gobierno socialista. Cayo Lara ha visto el potencial de la protesta y se ha apresurado a declarar que "no formamos parte de la clase política al uso", en un intento de separarse de las críticas a la clase política.

El PSOE ha recibido con cautela el movimiento. Los socialistas temen que los mensajes de las protestas, que creen que vienen de antiguos votantes decepcionados, calen en los indecisos y potenciales abstencionistas y se unan en el voto de castigo por la gestión de la crisis. Desde el PSOE de Madrid, el candidato a la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez, se ha sensibilizado con los manifestantes a la vez que ha reivindicado que la política es "un canal para cambiar el mundo, para cambiar lo que está mal". Los medios de comunicación afines a la izquierda, en diversos debates, han valorado igualmente con cautela y en ocasiones con reservas las motivaciones y organizadores del movimiento del 15 de mayo. Fernando Vallespín, en la SER, hablaba que este malestar que se va generando es el caldo de cultivo de futuros populismos, a imagen de los que se están desarrollando en Europa.

El PP, por último, ha sido el que más ha condenado la existencia de las protestas. Con la ayuda de su red mediática, ha potenciado las imágenes de la violencia de los minoritarios radicales del domingo, hasta el punto de convertirlas prácticamente en las únicas imagénes de la protesta, como pudo verse en uno de los debates de la televisión de Intereconomía. Se les ha llamado radicales, antisistema, violentos. Los conservadores mantienen dos tesis: una, que el movimiento afecta únicamente a la izquierda y, por consiguiente, su existencia beneficia electoralmente a la derecha mediante la desmovilización del electorado progresista; dos, la de Esperanza Aguirre, que ha acusado a PSOE e IU de manipular el movimiento contra la derecha, ha insinuado que Tomás Gómez envió a un "sicario" (sic) a sondear cómo sería recibida una hipotética visita del candidato socialista.

Las protestas han provocado un auténtico pavor en Aguirre, al desarrollarse frente a su despacho de Sol, pidiendo que fueran a manifestarse a La Moncloa, obviando la candidata de la derecha que no se manifiestan contra ella, sino contra toda la clase política que les decepciona, en una de las plazas más emblemáticas y céntricas de la capital de España. El alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, siguiendo las consignas de los medios conservadores, no ha distinguido entre manifestantes y violentos para desacreditar las protestas diciendo que "su argumentación queda absolutamente desautorizada desde el momento en que se practica la violencia".

Por último, Mariano Rajoy ha sido el más directo en hacer una defensa cerrada de la clase política, en un modo casi de casta, justo lo que critican los manifestantes, al hacer una gran defensa del modo actual de hacer política.

Lo fácil no es descalificar a los políticos, en contra de la opinión de Rajoy. Lo fácil es quedarse tranquilamente en casa viendo la tele y creyéndose lo que unos medios de comunicación con claros intereses dicen. Lo difícil es que estas protestas no sean flor de un día, que se activen no sólo ante grandes acontecimientos como unas elecciones o que se desarrollen incluso en momentos donde no exista crisis. En Facebook, un amigo me decía que por qué no protestaban igual cuando aún no había estallado la crisis y la burbuja inmobiliaria. Protestaban, pero muy pocos. Por eso es difícil que en sociedades tan conformistas y consumistas como la nuestra calen manifestaciones de este tipo y tengan una decidida incidencia sobre la sociedad civil.

No se debe criminalizar al movimiento, sino admirarlo y loar el carácter pacífico que le imprimen. La clase política no puede esconderse, ni hacer una férrea defensa de sus acciones. La realidad objetiva es que la clase política es considerada uno de los problemas existentes en el país y goza de escasa confianza por la ciudadanía, luego existe un problema que hay que abordar. No hay que descalificar las reclamaciones realizadas, sino que los partidos deben escuchar, tenerlas en cuenta y hacerlas suyas, si no todas la gran mayoría. Muchas de ellas son propuestas queridas a los oídos de la izquierda en general y de la socialdemocracia en particular.

Me agrada leer las reclamaciones hechas y comprobar que en buena parte son las mismas realizadas desde las bases y los cuadros del Partido Socialista. El Partido Socialista es el partido que más debe escuchar a la calle, como gran partido de la izquierda, y "aplicarse el cuento", si quiere seguir siendo no sólo el gran partido de la izquierda, sino también el gran partido de España. Coinciden ciudadanos, bases y dirigentes, ¿cuándo se dará el gran paso adelante?

martes, 17 de mayo de 2011

El movimiento 15 de mayo: una reflexión al respecto


La manifestación del pasado 15 de mayo, convocada principalmente por la plataforma Democracia real ya y celebrada en muchas ciudades españolas, con una movilización destacable, incide en una necesaria reflexión sobre la salud de nuestro sistema político. Por supuesto, de esta reflexión hay que excluir a la minoría violenta, que no participa del movimiento y que sólo busca llamar la atención por la vía del enfrentamiento con la policía, destrucción del mobiliario urbano y ataques a los comercios. Estos enfrentamientos solo buscan manchar los pacíficos planteamientos del que se ha empezado a llamar "movimiento 15 de mayo".

Descartada también la manipulación mediática -centrada más en unir la protesta con los posteriores actos vandálicos, como hacen los periódicos ABC, El Mundo, en un esfuerzo de cargarle de todo el término anarquista y peyorativo de "antisistema"-, en otros medios de comunicación, como El País o Público, y estos días también según he escuchado la radio, se han planteado los motivos de esta "indignación ciudadana", además de qué planteamientos alternativos proponen. Muchas opiniones coinciden en señalar la falta de alternativas planteadas por este movimiento y por la plataforma para el saneamiento de la democracia, además del carácter "pasajero" que posee, pensando sobre todo en cómo materializar las propuestas planteadas. El País, por ejemplo, señala:

"(...) lo cierto es que se va extendiendo el sentimiento, dentro y fuera de España, de que la política institucional no está dando respuesta a algunos de los principales problemas creados por la crisis económica, principalmente entre los jóvenes y los ciudadanos más desfavorecidos. Pero una cosa sería considerar que no lo hace porque el parlamentarismo y el Estado de derecho son incapaces de por sí, y otra diferente estimar que los partidos y sus líderes están realizando un uso incorrecto de ellos. Es una ambigüedad inquietante, ya que podría sugerir una enmienda política a la totalidad sin que se identifique claramente la alternativa, a no ser la evocación nostálgica de utopías que concluyeron en tragedia".

Público, por su parte, recoge distintas opiniones de los expertos, que se pueden resumir en su condición de movimiento reducido y el esfuerzo a configurarse como movimiento autónomo, como por ejemplo:
-Ismael Peña (UOC): "lo que echa a la gente a la calle en España son las hipotecas, pero también la clase política que está totalmente desprestigiada".
-Jaime Pastor (UNED): "(es) un factor positivo, que genera expectativas de que vaya configurándose un nuevo movimiento social autónomo de partidos y sindicatos". "El reto es pasar a una movilización sostenida".
-Miren Etxezarreta (UB): "(es una) rabieta pasajera". "Veo la movilización con simpatía porque lo plantea gente que no está de acuerdo con lo que está sucediendo, pero creo que para responder a lo que ocurre hace falta solidez".
-Pablo Oñate (UV): "(con Internet) es fácil movilizar a la gente, pero lo difícil es mantenerla activa". "No va a tener significación en las urnas".

En ABC, Manuel Martín Ferrand reconoce uno de los argumentos principales de Democracia Real Ya al decir que "(...) es incuestionable, desde la convicción democrática, que no basta con votar de vez en cuando y renovar las listas cerradas y bloqueadas que nos hacen creer que elegimos a un alcalde, un presidente autonómico o, cuando toque, un primer ministro", antes de llevarnos de nuevo al desprestigio interesado del Tribunal Constitucional y la insinuación de que "la fatiga ciudadana" posibilite un "(...) partido capaz de sugerirnos una democracia real, sin concesiones al pasado y sin privilegios para las nomenclaturas de los partidos", que muy difícilmente puede ser el principal partido de la oposición, por muy popular que tenga el nombre.

No dudo que el "movimiento 15-M" es una heterogénea mezcla de grupos con intereses e idearios diversos, concentrados en la amplia masa abstencionista que tiene este país, un mínimo del 20% del cuerpo electoral, y los pequeños grupos ácratas y jóvenes radicales. Si conseguimos superar la manipulación mediática y hacemos algo tan fácil como visitar la web de la plataforma y leer sus propuestas (que no reproduzco por su extensión, pero os añado el enlace), podemos estar de acuerdo y aceptar el acierto de una buena parte de las reclamaciones para sanear la democracia. El "movimiento" puede acertar si lleva la contraria a la prensa de derecha y niega cualquier adjetivo "antisistema" por otro "regenerador", términos que podemos ver en los discursos de Izquierda Unida o UPyD, por ejemplo, y llega a un público potencial, moderado pero inconformista, decepcionado por la degradación del sistema democrático en una cada vez mayor partitocracia.

Diciendo esto a la vez que se milita en un partido de centro izquierda, no es contradictorio, sino que debería ser una de las formas de mantener los lazos de los partidos con la sociedad. La militancia mínimamente activa en partidos y sindicatos en España es realmente baja, un hecho que no hace sino incomunicar a estos dos cuerpos, reduciéndolo al voto cada cuatro años. Aspectos como la corrupción, la manipulación de la democracia interna y los intereses escondidos tras las decisiones políticas tampoco ayudan, más bien alejan al ciudadano mínimamente preocupado. La izquierda, sin duda, ve con preocupación una posible escalada de esta indignación, más proclive a indicir en su base social. No son raros los debates en torno a los problemas de la socialdemocracia.

No tiene el que escribe este blog la varita mágica de las soluciones, pero sí se pueden llevar a la reflexión ciertos aspectos:
-¿Debería la izquierda replantearse su forma de hacer política?
-¿Es la política un oficio en sí mismo o un servicio a la sociedad?
-¿Se puede "endurecer" la prevención y la respuesta a la corrupción?
-¿Podría haber más transparencia en las decisiones políticas, en especial atención a la administración de los fondos públicos?
-¿No es un mayor control ciudadano una de las mejores garantías para la buena salud de la democracia?

viernes, 6 de mayo de 2011

Bildu


Confieso que ayer, mientras la campaña electoral estaba a punto de dar comienzo, iba revisando continuamente el móvil en la espera de una noticia: si Bildu iba a estar o no en las elecciones. Cuando al fín llegó, ya volviendo a casa, no pude ocultar mi alegría.

No estoy alegre porque simpatice con los ideales de Bildu, ni los de sus partidos integrantes, EA y Alternatiba ni de los independientes abertzales que incorporan. Estoy alegre porque el Tribunal Constitucional, pese a contar sólo con la mayoría progresista, ha salvado uno de los obstáculos que se encuentran en el camino de la paz y el entendimiento en Euskadi. Hoy, la izquierda abertzale tiene mucho que agradecer al TC por quitarles uno de sus queridos argumentos. Hoy, la izquierda abertzale no puede decir que está criminalizada por ideas, no puede decir que tiene en frente suya un Estado que le niega sus derechos. Como he dicho, no estoy alegre porque simpatice con ellos, porque nunca les votaría, pero en una democracia deben estar presentes todas las opciones democráticas para que los ciudadanos puedan elegir con libertad.

Estas semanas, y todos los meses que han pasado, han sido una auténtica vergüenza. Como dijo un amigo en mi facebook, se ha demostrado que la ley de partidos ha funcionado y ha sido necesaria porque ha obligado a la izquierda abertzale ha mover ficha, renunciar la tutela de los terroristas e iniciar su viaje a la democracia.

Comparto impedir que los que defendieron a ETA y justificaron sus atentados no pudieran estar en las elecciones. Hay que recordar que no fue la ilegalización de la izquierda abertzale, sino la de Batasuna, ya que los abertzales que sí condenaban la violencia estaban presentes: Aralar.

Pero frente a este paso tan esperado por todos los que queremos la paz y el entendimiento, ha sido una completa decepción que el Gobierno socialista haya tenido tanto miedo a la reacción de la derecha y que se uniera a ella para intentar echar a perder una oportunidad histórica. La ilegalización de Sortu y luego la prohibición a Bildu de concurrir a las elecciones hubiera podido haber marchitado el histórico paso abertzale, dando argumentos a los "duros" de que frente al Estado sólo cabe la "lucha". No sólo eso, sino que hubiera herido gravemente a la legitimidad de las instituciones por su empeño en criminalizar a partidos democráticos de amplio recorrido como Eusko Alkartasuna.


Los argumentos de la derecha y del Gobierno han sido descabellados. ¿Cómo se "contaminan" personas? Puede ser verdad que muchos de los candidatos de Bildu procedan del movimiento abertzale, pero es la pertenencia a ETA lo que es delito, no las ideas. Pero, ¿acaso no ha habido/hay antiguos etarras militando en las filas socialistas? ¿Qué hicieron antes? Rechazar la violencia. ¿Qué hizo Sortu? Rechazar la violencia. La caza de brujas ha sido esperpéntica: no tiene sentido intentar leer de forma fundamentalista la ley de partidos como una ley anti-abertzale, como tampoco tiene sentido ir pidiendo nuevas reclamaciones a los abertzales como si esto fuera una carrera de obstáculos: primero rechazar la violencia, luego exigir tal cosa a ETA, luego decir que no pueden estar hasta que desaparezca ETA, etcétera...

Yo me pregunto si este rigorismo "democrático" lo tendrían a la hora de impugnar listas electorales donde hubiera corruptos, presuntos o implicados. Porque si se argumenta que hay que impedir que los etarras lleguen a los cargos para financiar el terrorismo, ¿es que acaso dejar que otros se corrompan para enriquecerse es preferible? Como en cualquier democracia seria, son los individuos los que deben ser llamados ante la justicia si cometen delitos.

Bildu debe estar en las elecciones. Espero que en estas dos semanas de campaña no haya nuevos impedimentos que truncen esta oportunidad. Es por las urnas donde se deben confrontar las ideas. Como no soy ningún simpatizante de Bildu, sino que me defino como socialdemócrata y europeísta, espero que por la vía democrática se derrote al nacionalismo. Es imperante superar el eje nacionalismo-autonomismo por el eje izquierda-derecha para discutir los planteamientos. Dudo que para arreglar las calles o los problemas de vivienda sea necesario discutir que bajo tal o cual Estado o nación puede conseguirse.

Recientemente hemos visto el caso de Canadá, donde los electores quebequeses han dado la espalda al nacionalismo para apostar por un partido socialdemócrata que habla de los verdaderos problemas de la ciudadanía. En Escocia, los nacionalistas han conseguido la victoria ha costa de abandonar el prometido referéndum independentista y de apostar por hablar de los problemas de los escoceses.

En España, es de recibo esperar que en Galicia, Madrid, Euskadi, La Rioja, etcétera, en todas las regiones españolas, se hable en todos y cada uno de los municipios de sus problemas y del método de resolverlas, no para hacer perder el tiempo a la gente, adormecerla y espantarla de la política, que no es patrimonio de los partidos, sino de la sociedad.

jueves, 5 de mayo de 2011

"Neopopulismo de derecha en Europa"


Los pasados días 5 y 6 de mayo la Fundación Pablo Iglesias celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el debate "Neopopulismo de derecha en Europa". El debate fue bastante instructivo y extenso, por lo que no puedo resumirlo en pocas palabras aquí, sino que me limitaré a expresar algunas reflexiones dadas y otras propias sobre este fenómeno político y social.

El neopopulismo es el nuevo adversario al que se enfrentan los socialdemócratas, ya que compite por los votos de su base social. La derecha sufre menos este fenómeno, juega con él para alejar del gobierno a la izquierda pero, como en Países Bajos, Austria y otros países, a veces cuando se juega con fuego se corre el peligro de quemarse.

Hoy día, el neopopulismo es fuerte o adquiere fuerza en varios países europeos: Francia, Países Bajos, Italia, Suecia, Finlandia, Dinamarca, por citar los más destacados. ¿Qué tienen en común? Cada uno juega con un discurso distinto, adaptado a las circunstancias de sus países, pero con una base en común: un lenguaje llano y simple, que no resiste a un debate y análisis rigurosos, empeñado en señalar la inmigración como fuente de todos los problemas. Subyace, en mi opinión, un racismo en este empeño, pero desviado hacia dos cuestiones más "debatibles": el Islam y el empleo. Por este lenguaje neopopulista, los inmigrantes han destruido las otrora homogéneas sociedades al traer sus costumbres, su religión y su competencia en el trabajo al aceptar salarios bajos.

Josep Borrell estuvo muy acertado en su análisis de la situación, una intervención realmente admirable, que ojalá tuviera más repercusión mediática. Las élites que controlan la socialdemocracia europea han ido progresivamente alejándose de sus bases populares. Estas élites se han desvinculado y han dejado de socializar la política, centrados en fraccionarse en pequeños grupos para luchar por los escasos cargos de la oposición, interiorizando que su derrota política tendrá larga trayectoria.

Los trabajadores han interpretado esto como una traición, dejándoles sin ayuda, ni respuestas ni argumentos con los que hacer frente al fenómeno de la inmigración, subestimando el efecto que iba a causar la llegada de personas con una cultura y experiencias distintas. Por ello las clases trabajadoras, cada vez más, recurren a partidos ajenos a la socialdemocracia, no por creer realmente en que esos partidos neopopulistas puedan resolver sus problemas, sino para marcar el descontento frente a lo tradicional.

Compartiendo el análisis de Borrell, la socialdemocracia debería recuperar el espacio perdido rompiendo con el conformismo en el que durante décadas ha ido acunándose, confiado en ser el partido de los trabajadores per secula seculorum. El lugar de la izquierda no está en la acomodación con unas élites políticas y económicas nocivas para los trabajadores, sino en romper con esas élites y volver a apelar a la fuerza de las clases populares para, mediante las reformas y la democracia, avanzar realmente hacia un mundo, sino el de la utopía del socialismo, sí más aceptable, donde el lema es trabajar para vivir y no al revés.

Cuestiones como la reforma de la economía para una gestión más popular, como señaló Torcuato di Tella, sociólogo argentino y embajador de su país en Italia, o la reforma fiscal y la eficacia del Estado social, según Borrell, para relegitimar lo público y eliminar sus aspectos más corporativos, avanzando además en la integración política en Europa. Hay que escuchar por un instante los discursos efectistas del neopopulismo y reconocer los fallos de la socialdemocracia: la crisis, el trabajo, la integración de los inmigrantes y el Estado del bienestar. No hay que caer en el falso discurso de la criminalización del inmigrante, personas que sostienen con su trabajo los países europeos, sino encontrar las respuestas que atenazan a los ciudadanos europeos, que no son volver al "calor de las fronteras" nacionales, en palabras de Fernando Vallespín, sino en señalar que las respuestas sólo pueden ser supranacionales.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Elecciones generales en Canadá: la definitiva victoria conservadora y el sorpasso socialdemócrata

Canadá ha dado fin a un largo período de siete años sin mayoría absoluta de un partido. Sin duda, para Stephen Harper, primer ministro conservador de Canadá desde 2006, las elecciones le han dado su gran victoria, mucho más que llegar a ser el primer partido canadiense tras la larga hegemonía liberal: la ansiada mayoría absoluta que le libera del bloqueo opositor que ha sufrido en el Parlamento durante estos cinco años.

Stephen Harper, primer ministro conservador de Canadá

El sistema electoral del "first-past-the-post"
ha jugado un importante papel en el resultado electoral, permitiendo la mayoría absoluta a un partido conservador que durante cinco años ha sumado un discreto aumento electoral (del 36,3% de 2006, 37,6% de 2008 hasta el actual 39,6%). Pese a que Duverger ya dictaminó que los sistemas electorales determinan los sistemas de partido, y si a un sistema mayoritario le corresponde un sistema bipartidista, esto es una verdad a medias. Con cien años de retraso, la que fuera colonia británica sigue los pasos de su antigua metrópoli, pulverizando al Partido Liberal y consagrando el ascenso del socialdemócrata Nuevo Partido Democrático, NDP.

Jack Layton, líder de los socialdemócratas del NDP

Bajo el liderazgo de su líder Jack Layton, los socialdemócratas
han doblado sus votos del 15,7% de 2004 al 30,6% actual. Si los conservadores ganan hoy, los socialdemócratas se preparan para el mañana, si el resultado no es circunstancial y consiguen consolidar el espléndido crecimiento. Es el partido que más crece, y lo hace a costa de sus competidores en el centro izquierda: liberales, verdes y nacionalistas quebequeses.

Los liberales, que durante la mayor parte del siglo XX fueron el partido hegemónico de Canadá, han visto cómo en siete años han pasado de primera a tercera fuerza política del país, perdidos sus bastiones del Quebec por el nacionalismo y posteriormente los urbanos angloparlantes por la socialdemocracia. De tan gran magnitud ha sido su derrota que incluso su líder, Michael Ignatieff, ha perdido el escaño. El Partido Verde, pese a la bajada de votos, consigue un éxito parcial al poder llevar un representante propio al Parlamento por primera vez.

El nacionalismo quebequés en búsqueda de un Estado propio. En todas las elecciones a las que ha concurrido el Bloque Quebequés desde 1993 ha captado entre el 49 y el 38% del voto en Quebec, ocupando la mayoría de los 75 escaños de la región francófona. Conocidas son los diversos referendos por la independencia, que siempre han captado la atención de nacionalismos que ansían sus objetivos políticos por las vías democráticas. Esta vez los nacionalistas extranjeros no han mencionado el resultado electoral del BQ. ha sido un ejemplo para otros movimientos nacionalistas.

El Bloque Quebequés ha sido arrollado por los socialdemócratas
de una forma brutal: un partido como el NDP que en Quebec recogía el 12% de los votos ha visto de repente aumentado su número de votos hasta el 43%, con 58 escaños, más de la mitad del nuevo grupo parlamentario democráta en los Comunes. Por el contrario el BQ queda relegado al 23% de los votos y apenas 4 diputados y, al igual que el líder liberal, el líder nacionalista Gilles Duceppe se ha quedado sin escaño.

¿Qué podemos sacar como conclusiones de las elecciones canadienses? El sorpasso, el cambio de fuerzas dentro de la izquierda es, junto con la mayoría absoluta conservadora, lo más relevante. Por supuesto, que esta situación se consolide o cambie dependerá de la evolución futura. Es muy recomendable leer los análisis en el número de Vanguardia Dossier de enero/marzo dedicado a Canadá. Podemos extraer que el hundimiento del nacionalismo quebequés no es su fin, sino la respuesta al bloqueo político del BQ en el parlamento federal, que curiosamente no ha ido a favor ni de conservadores ni de liberales en Quebec (ambos pierden votos quebequeses), sino del NDP.

No es el fin, repito, del nacionalismo, pero sí es un gran traspiés impuesto por la ciudadanía que contendrá, hasta nueva orden, las demandas de nuevos referendos y de reformas en las relaciones entre el Estado federal y las provincias, cuestiones que la ciudadanía ha considerado irrelevantes frente a temas más serios como la crisis económica, el medio ambiente, el trabajo o el futuro del Estado del bienestar, temas donde conservadores y socialdemócratas han conseguido atraer, cada uno desde una óptica distinta, al electorado.

Es, sin duda, envidiable la capacidad del electorado canadiense por no aferrarse férreamente a sus partidos. En los noventa destrozaron al viejo Partido Conservador Progresista, en los 2000 hundieron a los liberales y en la década de 2010 han encumbrado al NDP sobre los derrotados liberales y nacionalistas para dirigir la oposición a los conservadores. Deberíamos tomar nota en otras latitudes para buscar un sistema con partidos más democráticos y sujetos a los cambios de opinión de la ciudadanía.

No hay que olvidar que el resultado electoral, para el progresismo, no es el más óptimo debido a la victoria conservadora. Harper, en la estela del neoliberalismo que no quiere aprender la lección de la crisis económica, quiere proseguir su política de bajada de impuestos a las clases ricas y a las empresas, con la consiguiente merma del Estado de bienestar. He aquí la razón del éxito del NDP en la izquierda, la de un partido socialdemócrata centrado en la profundización del bienestar, los derechos de los trabajadores (cosas tan relevantes como incrementar el salario mínimo, los transportes públicos y la mejora de la sanidad y de la asistencia social) y de las minorías sociales, con un largo etcétera que no es momento de detallar.

"O Canada!..."

martes, 3 de mayo de 2011

Un mundo sin Bin Laden no es más seguro


Los Estados Unidos han conseguido acabar por fin con su bestia negra, su antiguo aliado y luego enemigo Osama Bin Laden. La repentina operación ha sorprendido a todos y la celeridad con la que el ejército estadounidense se ha preocupado por hacer desaparecer el cadáver del líder terrorista, aun respetando las normas que exige el Islam, no hace sino levantar suspicacias. Habrá que esperar a que se presenten pruebas fidedignas de su muerte, lejos del morbo mediático de recurrir al photoshop.

Un mundo sin Bin Laden no es, por desgracia, más seguro. Sí cambia una cosa muy importante: Obama ha conseguido la importante baza de convertirse en el presidente estadounidense que consigue acabar con el "enémigo número 1 de América", es decir, la carta mágica para la reelección en 2012 por la vía del patriotismo y el revanchismo de los norteamericanos.

Al Qaeda, sin embargo, no pierde su símbolo. Ahora es un mártir. Tampoco cambiará mucho su estrategia: la organización de células autónomas de la organización terrorista no se verá afectada. En todo caso, esto les animará a intentar llevar a cabo nuevos atentados. Los servicios de seguridad de todos los países afectados por este terrorismo internacional deberán extremar a partir de ahora sus investigaciones y vigilancia. El discurso oficial de muchos Estados por la seguridad -con los ocasionales recortes a la libertad- no va a variar.

La muerte no ha sido la derrota de Bin Laden. Al contrario, su obra sobrevive a su desaparición. El mundo tiene miedo y cada vez se argumentan menos excusas con las que "legitimar" las políticas de seguridad y de geoestrategia para controlar los recursos económicos y energéticos y su apoyo internacional a muchos tiranos que están viendo como sus pueblos se escapan de su control.

Si, por el contrario, el terrorismo internacional de corte islamista resulta en debilitarse, será una importante baza para el cambio que está viviendo el mundo arabomusulmán. Occidente no podrá seguir manteniendo a sátrapas a los que ven como frenos a la influencia islamista, radical o moderada, y fieles aliados en sus intereses económicos y geoestratégicos. Tampoco esos mismos tiranos podrán acusar a su pueblo de tener una "agenda oculta" del islamismo radical y cercano al terrorismo, como hemos visto en Egipto, Libia y Siria. Al contrario, los partidos islamistas moderados y también los laicos podrán recuperar un discurso de democracia y progreso para el mundo musulman, bajo la exigencia de que el pueblo es el legítimo soberano que busca su libertad. Es muy importante hacer ver la diferencia que hay entre el terrorismo internacional, que tiene una visión totalitaria del panislamismo, y la de los pueblos árabes, completamente independiente de este y muy lejano a la uniformidad de intransigencia religiosa.

De una vez, tenemos que comprender que hay que ser duros con las causas de la pobreza, del subdesarrollo y de la corrupción de las élites. Sólo por la democracia y el progreso se pueden superar los extremismos. Claro que esto a muchos no les interesa.