viernes, 30 de diciembre de 2011

Las premisas del socialismo y las tareas para el PSOE de cara al Congreso

A poco más de un mes de la derrota electoral, el Partido Socialista da muestras de querer recuperar el espacio perdido. Es normal para muchos partidos derrotados verse tentados de radicalizar sus postulados con objeto de mantener la tensión y la movilización de sus electores. En el contexto actual, y por la práctica ejemplar que el Partido Socialista debe mantener, no se puede emular los siete años de acoso y derribo que la derecha política y mediática ha realizado contra el gobierno anterior. La práctica que debe seguir el PSOE es distinta, y para ello el próximo Congreso ha de ser un espacio donde se analice correctamente y con gran autocrítica el camino realizado por el partido, esclarecer las premisas y establecer las tareas para el nuevo período de oposición, reestructuración y trabajo.

Los movimientos para proponer diferentes alternativas de liderazgo en el partido están comenzando o ya han arrancado. Hemos conocido ya el manifiesto "Mucho PSOE por hacer", hemos leído su réplica "Yo también estuve ahí", asistimos al movimiento de "Bases en Red" y Rubalcaba ha presentado oficialmente su candidatura a liderar el partido, a la espera de otras candidaturas, presumiblemente Carme Chacón, y con las dudas de si habrá alguna otra candidatura.

Es irónico que desde algunos medios de comunicación se tilden estos movimientos de "guerra interna", y la labor de algunos dirigentes del partido no hace sino dar alas a esa idea. Para empezar, lo que se ha de hablar es de proyectos, no de personas, aunque sin duda es muy importante quién va a liderar cada proyecto, por las cualidades que cada personalidad puede tener a la hora de plasmar físicamente las alternativas. En este sentido, el manifiesto "Mucho PSOE por hacer" sí que se propone ofrecer un proyecto concreto, socialdemócrata, europeísta e integrador. Igualmente creo que Rubalcaba también lo quiere llevar a cabo. Obviamente, dentro de un partido, las diferencias de proyecto son mínimas, pero sí puede haber diferencias en cuanto a la hoja de ruta. ¿Cómo recuperar el espacio perdido y volver a desarrollar el proyecto socialista?

Hay que ser claros: el PSOE no solo ha perdido por la izquierda, ha perdido por el centro, de ahí el trasvase de votos a UPyD y PP. El PSOE no tiene que ir más al centro o más a la izquierda, tiene que abarcar, como siempre lo ha hecho, un amplio espectro basado en el pragmatismo y el reformismo, que no puede ser otra cosa que progresista. El adversario poderoso no está a la izquierda, está en la derecha, que es al que hay que disputar a las clases medias, y en la izquierda convencer de la necesidad de mejorar las condiciones de la sociedad por la reforma y no por el populismo.

Europa es un concepto fundamental. Me alegra saber que Rubalcaba propone una gran conferencia política para todos los socialdemócratas europeos como antesala para un proyecto único, que es lo mismo que se recoge en el manifiesto "Mucho PSOE por hacer". Es imprescindible un Partido Socialista Europeo único para una Unión Europea que debe estar más unida y tener una única propuesta socialdemócrata para todos los europeos, único camino para defender a todos los trabajadores, el Estado de Bienestar y la libertad.

En definitiva, a los que organicen el Congreso, a los que se presenten a liderar el partido y a los que finalmente lo dirijan hay que pedirles y/o exigirles ciertas premisas: europeísmo, defensa del Estado de Bienestar, democracia interna y recomposición de la base social de la socialdemocracia.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad


Si echásemos un vistazo y observáramos cómo se encuentra nuestro mundo, tendríamos pocos motivos para celebrar. Mucha gente hoy no va a poder disfrutar de lo que otros tienen. Cierto es que muchos habitantes de nuestro planeta tienen otras creencias o culturas y hoy no celebran nada, una festividad que, desgraciadamente, tiene mucho más de consumista que espiritual. Igualmente, muchas personas siguen atravesando momentos malos en sus vidas, en sus trabajos, aquí y en otros muchos lugares de nuestro planeta. Otros, en cambio, aunque la situación no es la mejor y las expectativas no son muy halagüeñas, disfrutaremos unos días en la intimidad familiar.

Lo más importante, ahora, es pasar estos días con los seres queridos. Desgraciadamente, no con todos. Desde aquí, un saludo afectuoso a todos mis familiares y amigos a los que no puedo ver. A algunos los veré pronto, a otros espero que no muy tarde, a otros será más difícil, y es a los que echo mucho de menos. Por ello, para ellos el saludo es más especial, no me olvido de vosotros. Y, por supuesto, os deseo unas muy felices fiestas a todos los lectores del Árbol Socialdemócrata y a los compañeros de Socialistas en Red.

martes, 29 de noviembre de 2011

Breves apuntes sobre la reforma electoral propuesta por el PP de Madrid

Hoy el PP de Madrid ha presentado en la Asamblea regional una propuesta de ley para reformar la ley electoral de la Comunidad de Madrid. Inmediatamente, se ha generado un gran revuelo y han empezado a llover críticas muy duras. A la espera de poder leer detenidamente la propuesta, vamos a considerar los avances dados por la prensa:

- De los 129 diputados actuales, un tercio, esto es, 43 escaños, serían elegidos en distritos uninominales. Supuestamente, la fórmula sería "first-past-the-post", es decir, mayoría simple a una vuelta.

- Esos 43 distritos serían fruto de la agrupación de varios municipios, o individuales para ciudades mayores y para los distritos más poblados de la capital.

- Los 86 diputados restantes serían elegidos de modo proporcional con escrutinio de lista (presumiblemente cerrada y bloqueada, si no dicen lo contrario) para partidos por encima del 5% de votos válidos.

A simple vista, podría parecer una propuesta por crear una supermayoría artificial conservadora en la región, ya que el PP suele ser, por ahora, el partido más votado en la mayoría de municipios, así como podría obtener facilidades para conseguir diputados con pocos votos (por ejemplo, el hipotético representante de la zona norte, de 29.000 habitantes) o por el gerrymandering de unir Arganda con Rivas, como han denunciado detractores de la reforma propuesta. En este caso, es de suponer que la negativa del resto de partidos impediría tal solución.

Si el PP de Madrid presenta esta propuesta, está obligado a la negociación, no sólo con el principal partido opositor, esto es, el PSM, sino que sería bueno para la salud democrática de la región buscar el consenso total, creando una ley que cuente con el apoyo de IU y de UPyD. Por ello, creo que la base de partida es muy interesante: se viene reclamando desde muchos foros la reforma de la ley electoral y acercar los diputados a los electores, ¿qué mejor oportunidad que ésta?

No entiendo, pues, la gran oposición inicial, menos de los que aceptan la reforma electoral en un sentido más próximo elector-representante. Podrá decirse, claro, de qué sirve elegir un diputado por distrito cuando se unirán a los elegidos por vía proporcional, pero entonces la ley actual también serviría de poco... ¿conocemos los nombres de los 129 diputados madrileños? ¿O de los 129 candidatos que iban en la lista del PP? ¿O en la del PSM? y así...

Por ello, creo que el PSM debería considerar la propuesta y avenirse en discutirla, si bien teniendo en cuenta ciertas premisas:

- Se podría intentar que esos 43 diputados no sean elegidos por mayoría simple, sino por el sistema de voto preferencial, de manera que el elector tenga tres votos por orden de preferencia para, a través de recuentos, posibilitar que el diputado elegido tenga la mayoría absoluta de votos, además de permitir los acuerdos entre distintas fuerzas políticas. Este es el sistema irlandés.

- Habría que tener muy claro si los 86 diputados por lista proporcional no se unen a los 43 ya elegidos, de modo que la Asamblea tuviera una distribución desproporcionada respecto al número de votos de los partidos; tomando como referencia el modelo alemán, si un partido obtuviera una sobrerrepresentación por distritos uninominales, esto se atenuaría recibiendo menos diputados de la lista proporcional, de tal forma que se mantendría la proporcionalidad, exactamente igual que en Alemania: allí, SPD y CDU/CSU obtienen todos los escaños uninominales, pero el saldo final es proporcional por la corrección en las listas proporcionales.

Si consigo leer la propuesta del PP, ya confirmaré o revisaré estas tesis. Pero antes de criticar por criticar, hay que informarse o contemplar las diversas posibilidades potenciales.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Este país necesita algo más que un Parlamento, necesita esperanza: reflexiones antes del día de reflexión

Mañana se acaba ya la campaña electoral. Dentro de tres días estaremos votando. Uno se pregunta el por qué de ciertas costumbres en las elecciones de nuestro país. Desde el martes previo a la jornada electoral se prohíben encuestas, el día anterior a las elecciones se prohíbe pedir el voto para garantizar una jornada de reflexión, algo que en pocos países existe; se ha convertido, más bien, en un día de descanso tras dos semanas intensivas de promesas, anécdotas, mucho debate (poco entre los presidenciables) y demasiada información acerca de los programas electorales. Esto último es una broma, en estas elecciones. A juzgar por las encuestas, pocos parecen tener aún dudas acerca de su voto; si una campaña existe para dar a conocer un programa, pedir el voto, y hacer que el electorado se vaya moviendo, esta es una campaña con un sonoro fracaso. Esto lleva a otras reflexiones, por ejemplo, de qué sirve hacer mítines hacia grupos que ya están convencidos de su voto, ¿no es quizás el mitin un acto electoral desfasado? Pero, al parecer, queda muy bien en la pequeña pantalla diez segundos de cualquier líder hablando ante miles de personas, atento a la lucecita roja que indica que proceden a grabarle para el telediario del mediodía o de la noche. A pesar de la importancia de la pequeña pantalla, lo que no se ha hecho en cuatro, o en dos años, es imposible cambiarlo en dos semanas.

Rajoy, hay que reconocerlo, lo ha demostrado con creces. En dos semanas no ha hecho lo que tampoco ha realizado en cuatro o dos años. Ciertamente, su estrategia es la de permanecer callado y esperar, y muchas cosas indican que, por desgracia, tendrá éxito aunque, sin querer adelantarme, es una gran verdad que las elecciones las pierde el gobierno y no las gana la oposición. A lo sumo, Rajoy nos dio un par de silogismos sobre economía pero no nos respondió a cómo usaría su varita para resolverlo todo si ganase las elecciones. Sin embargo, creo que terminó por creerse el mantra conservador que, de ganar su partido las elecciones, al día siguiente todo iría por "el buen camino", que dijo hoy Esperanza Aguirre (me aterra que pueda haber ideas tan divergentes sobre el buen camino). Ahora, parece querer curarse en salud y ya va advirtiendo de que "el gobierno no lo puede hacer todo" (que se lo digan a Zapatero) y, si primero decía que no iba a tocar nada de los servicios públicos, ahora es tocar todos, menos las pensiones. ¿Y si en el próximo aviso son todos, y también las pensiones? Elecciones ya pasadas, claro está. Rajoy tiene una máxima: contar la verdad antes de unas elecciones es la mayor insensatez.

Es curioso cómo los políticos se acercan, a regañadientes, a la realidad. Primero el PSOE negó la crisis, pero el PP la quiso ver antes de tiempo, y ni unos ni otros previeron que esta crisis no iba a ser un bache en el camino, ni para España ni para Europa. Rajoy tiene razón: si hay empleo hay más ingresos. Al PSOE le ha ocurrido lo contrario: a menos empleo menos ingresos, y de ahí está cayendo el frágil castillo de naipes de la economía nacional. El PSOE se está quemando haciendo lo que puede para que el barco no se vaya a pique; ciertamente, España no ha sido intervenida, como Irlanda, Grecia o Portugal, pero me temo que la situación no se puede sostener mucho. Sin ingresos, ni la socialdemocracia ni el liberalismo pueden salvar una economía. En un mundo globalizado, y más en un mercado tan integrado como el europeo y sin soberanía monetaria, un país puede hacer muy poco. El PSOE llevaba una lógica: si se aguanta hasta que la economía mundial se recupera, el país se recupera. Por desgracia, la crisis no ha terminado. ¿Y que ocurriría si en pocos meses España necesita un rescate europeo? Rajoy, y Rubalcaba, lo tienen en mente, aunque no lo digan. A Rajoy se le nota, y sus lugartenientes ya lo avisan: si ellos gobiernan, habrá movilizaciones populares, una especie de "os lo advertimos y no tenéis derecho a quejaros".

Hay quienes dicen que Zapatero ha hecho los recortes más grandes de nuestra historia. Lo que no dicen es que si no ahora estaríamos peor. Personalmente, me puse en contra de los recortes (está expuesto en este blog) y, como otros, nos lamentamos de que no se hubiera hecho algo en la época de vacas gordas. Pero, ¿quién lo hubiera hecho? ¿Quién pensaba que se aproximaba este tsunami financiero? La política más antisocial es quedarse sin financiación. Otros, en su programa electoral, hablan también de crear empleo por financiación pública. Sí, a muchos nos parecería bien pero, ¿se podría hacer en este contexto? Porque estamos en lo mismo: el Estado está endeudado, necesita más deuda y esta se encarece cada vez más. ¿Cómo se resuelve? Argumento de Rajoy: más empleo, más ingresos. Sin el cómo, vamos listos. Argumento de Izquierda Unida: empleo pública. ¿Cuáles, cómo, para qué? El mismo callejón sin salida. Argumento de Rubalcaba: inversión en I+D+i y en educación. Otra vez a lo mismo, con qué dinero, pero es el argumento que más se aproxima a la realidad. Las políticas a largo plazo son las más acertadas, pero las que nadie ve ni reconoce. A izquierda y derecha del PSOE se dan respuestas populistas, irreales y a corto plazo. No se puede resolver así nada. Rubalcaba, y cualquier político, tienen difícil vender y ganar con políticas de largo plazo. La herencia de Zapatero es envenenada, sí, pero si no estuviera él, sería la herencia envenenada de cualquier otro, de izquierda o derecha.

Zapatero debe ser, actualmente, el político más odiado de España. La derecha le odia desde siempre, y para ellos el 20 de noviembre es el día del desquite. No sé si a partir de entonces sus brazos mediáticos se moderarán, pero les niego cualquier raciocinio, a juzgar por su comportamiento ilógico. A riesgo de comparar, Zapatero es el Suárez actual. Suárez también dejó una herencia económica nefasta, y era odiado a derecha e izquierda; unos no le perdonaban una reforma en vez de ruptura y otros no le perdonaban una ruptura en vez de reforma. Ahora, izquierda y derecha le alaban, le mitifican y los que tanto le repudiaban antaño ahora intentan reivindicarle. ¡Ay, si Suárez pudiera recordar! Lo mismo que le sucedió a Suárez le sucedió a Carrillo, y ahora a Llamazares, los mismos que le odiaban ahora le reivindican como mejor orador de la última legislatura. Tiene mucha razón Andreotti al decir que existen "amigos, enemigos y compañeros de partido". ¿Signfica esto que Zapatero será reivindicado en el futuro? Lo dejo a los historiadores del futuro.

Unas elecciones sin ilusión, apáticas (será la primera vez que pudiera producirse un cambio político con menos participación), sin hablar sinceramente de economía ni de la Unión Europea. Se necesita más que nunca una agenda única socialdemócrata: el Estado nación ya no sirve como marco de referencia para las políticas económicas y sociales. La Unión Europea necesita una reconversión más política y fiscal para responder a la crisis y, dentro de ella, la emergencia de un Partido Socialista único para todos los europeos. Realmente, estas elecciones no solucionarán nada, ni por la izquierda ni por la derecha, más que victorias pírricas y derrotas inútiles. La respuesta es siempre Europa.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Debate a dos y a cinco


Viendo los debates que se están desarrollando en algunas de las elecciones españolas, podemos dictaminar que los debates de 1993 fueron un gran éxito: salieron tan bien, influyeron tanto en el electorado que algunos no quisieron volver a repetirlos; o permitir unos debates light, encorsetados, aburridos, limitados... nada que ver con otros países donde existen multitud de debates, incluso entre candidatos de un mismo partido, o más dinámicos.

El debate del lunes entre los dos principales partidos transcurrió, a grandes rasgos, como lo esperado. Rajoy intentó no perder terreno y no arriesgarse, de ahí que sus propuestas fueran apenas débiles esbozos, más bien cuestiones teóricas en las que todos estamos de acuerdo. ¡Cómo no vamos a estarlo, cuando es simple que a más empleo, más ingresos! ¡Ese es justamente el problema que tenemos ahora mismo! Ahora bien, no dio respuestas concretas, excepto alguna ayuda a las PYMEs y cuestiones del IVA, música que suena muy bien, pero con el fondo de bajadas de impuestos y los consiguientes recortes.

Rubalcaba tenía una losa muy pesada que ya le impedía ganar, de entrada, el debate: la pésima situación económica. Con todo, su baza era desarmar el programa oculto de los conservadores. Era una estrategia peligrosa: la impresión que me dio, en algún momento, es que nos estaba relatando el programa de humo -pero programa, al fin y al cabo- del PP, y sus propuestas de transformar el ICO, en la contratación, mejoras en I+D+i, servicios públicos, etcétera, quedaba diluido intentando pillar en un renuncio a Rajoy. Tampoco, claro podía darle muchas alas a su adversario, que salió con un esperado "¿y por qué no hizo todo eso en estos últimos años?"

Durante buena parte del debate, Rubalcaba marcó la agenda, llevando la ofensiva, aunque Rajoy intentó no seguirle el juego y, cuando pudo, este supo embrollarle en las neblinas que leía en sus chuletas, como el tema de las diputaciones para no tener que hablar del matrimonio del mismo sexo, aunque al final tuvo que entrar; no sé si hizo bien, porque me dejó preocupado su afán por crear ciudadanos de segunda clase que se pueden "unir", pero no casar.

Rubalcaba dio una impresión de conocer más su programa que el propio Rajoy, que tenía que leer hasta sus propuestas, recordándonos aquella vez que no recordaba las medidas de su partido para crear empleo. No se puede tener mucha confianza en un candidato que no sabe lo que propone. En definitiva, Rubalcaba tenía difícil, si no imposible, ganar; pero podía haber hecho más. Añado un gran suspenso para los dos candidatos por dedicarle a la Unión Europea como proyecto europeo o a las relaciones internacionales apenas unos breves instantes del final.


En el debate a cinco de ayer, de entrada diré el enorme acierto de permitir que fuera Izquierda Unida, representada por Gaspar Llamazares, la que representara el grupo parlamentario que creó con Esquerra Republicana. A juzgar por la intervención de los otros dos grupos nacionalistas, PNV y CiU, el debate hubiera quedado desfigurado entre los dos grandes partidos nacionales y la intervención de los nacionalistas, sesgada sólo para sus más cercanos conciudadanos -lógico, por otra parte; sólo se presentan en una parte limitada de nuestro país-. Lo mismo digo si en vez de ir Gaspar Llamazares hubiese ido Cayo Lara, que no le llega ni a la suela del zapato en cuanto a argumentaciones y réplicas.

Sí es cierto que los dos partidos nacionalistas hablaron -a veces- de temas más generales, pero para ir de inmediato a los problemas de su región. Y no es cierto que en el debate a dos no se hubiera hablado de Cataluña o Euskadi; por supuesto que se habló, porque se hablaron de los problemas que afectan a nuestro país, donde a día de hoy Cataluña y Euskadi son parte integrante del mismo, aunque no les guste, pero ellos no representan la totalidad de sus regiones. A falta de renovar las Cortes, 9 de los 18 diputados vascos y 25 de los 47 catalanes, así como 9 de los 12 senadores por Euskadi y 8 de los 20 por Cataluña pertenecen al grupo socialista.

Ya Josu Erkoreka, del PNV, reconoció que no era el único vasco del debate pero sí el único que tenía un programa "pensado en Euskadi, por Euskadi y para Euskadi", lo que no estaría mal en unas elecciones regionales, pero el día 20 de noviembre elegimos diputados que representan a toda la nación. Ramón Jáuregui, vasco con orgullo y orgullo para todos los españoles, no sólo hablaba por y para Euskadi, hablaba por y para toda España. A diferencia de Rubalcaba, Jáuregui sí reivindicó la labor del gobierno de Zapatero por resolver, aunque infructuosamente, el golpe de la crisis a la economía española; también reivindicó la labor del gobierno en cuanto a derechos sociales y vertebración del Estado autonómico como garante de su pluralidad social y cultural.

Junto con Jáuregui, y como dije antes, Llamazares fue el otro acierto del debate. Es más, incluso para mí fue el verdadero ganador, capaz de obviar el radicalismo demagogo del programa electoral de Izquierda Unida y, frente al nacionalismo de Pere Macias y de Erkoreka, él vino a "hablar de las personas". También fue ganador por encima de Gallardón, al que debió resultar irónico defender que el PP arregla la economía cuando los recortes de las comunidades gobernadas por los conservadores, las de antes y las nuevas desde este año, siguen creando parados y recortando los servicios públicos, aparte del insulto malsano a los madrileños, a los que deja una deuda astronómica que será -y ya es- difícil de pagar.

En definitiva, para el debate a cinco, mi reconocimiento a Llamazares por su discurso de izquierda, socialdemócrata, sí, porque era más realista que el que enarbola ahora su partido, lo que no deja de ser una desgracia por la estirilidad de su triunfo dialéctico.

Un dato: en las elecciones de 2008 ya flotaba sobre el ambiente el fantasma de la crisis, y se celebró un debate económico entre el ministro de economía, Solbes por entonces, y el "ministrable" conservador, Manuel Pizarro. En 2011, cuando la economía es la principal preocupación de los españoles, ni existe un debate monográfico de economía ni existen ministrables reconocidos en uno y otro partido.

Otro dato: la ambigüedad calculada de los conservadores respecto al matrimonio del mismo sexo es preocupante, y las referencias de portavoces del PP en los medios infunden más temor que tranquilidad. Hay que dejarlo bien claro: los derechos no se crean, se reconocen, y no se pueden eliminar. No se pueden crear ciudadanos de segunda, el derecho a la vida es también el derecho a vivirla como queremos, sin hacer daño a los demás. Todos los derechos reconocidos son innegociables.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Una vez más... recuerden, recuerden...


Escribir cada año una referencia más de V de Vendetta, cómic y película, empieza a consolidarse como una costumbre en este blog. Últimamente los quehaceres de los estudios me absorben tanto, y escribo tan poco... qué ironía, un socialdemócrata que apenas tiene tiempo para escribir algo acerca del socialismo democrático, del Partido Socialista o de su candidato a las elecciones encuentra un resquicio para homenajear a un personaje de ficción que, además, es anarquista.

El año pasado hice una semblanza un poco más psicológica y personal de V, víctima y a la vez villano -pero, si alguien tuviera en sus manos su poder, ¿quién no lucharía contra un poder tiránico aun derramando sangre, sangre culpable?-, las anteriores fueron reflexiones personales y cuestiones más de actualidad. ¿Qué podríamos decir este año? Siguen existiendo motivos para luchar por nuestra libertad, pues vivimos en un mundo que se convierte en nuestra pesadilla: que, en nombre de nuestra libertad, se nos ha coartado, instalándonos de nuevo el miedo en la sociedad occidental al "enemigo", comunista en su momento y, una vez caído el muro de Berlín, en este nuevo siglo el enemigo es el musulmán, el inmigrante, el extraño, en definitiva; en nombre del progreso, del empleo y de la felicidad, se nos arrebatan las tres, echan la culpa de la crisis económica al común y nos quieren seguir engañando ofreciéndonos el consumo irresponsable mientras nos arrebatan las bases de la verdadera felicidad.

Justicia, igualdad y libertad, como dijo V, son algo más que palabras, son metas alcanzables. Se nos está arrancando la condición de ciudadano, poco a poco, hasta que la palabra pierda todo su significado, porque justicia, igualdad y libertad son también responsabilidad, pensamiento y solidaridad, sin las cuales no puede existir sociedad humana, que es el reino de la ley, que procede de nuestra participación y consentimiento, sin opresión. Que nadie nos engañe, la libertad no está en los mercados ni en naciones, está en la gente, como ciudadanos y no como consumistas.

En dos semanas elegimos un nuevo parlamento en nuestro país. Somos tan conscientes de qué poco pueden cambiar las cosas... porque sabemos que elegir un reducto tan pequeño de soberanía no arregla las cosas, no sin unión -europea, mínimo-, y plantarle cara a esa clase tan difusa que domina los mercados financieros. Sí, existe la lucha de clases, es estúpido negarla, y seguirá existiendo mientras unos pocos sigan queriendo dominar a la mayoría. Este país necesita algo más que un parlamento, necesita esperanza.

jueves, 20 de octubre de 2011

Con la mirada más allá del 20 de noviembre


El 20 de noviembre, salvo sorpresas, parece ser el último acto de un cambio político que se inició el pasado mes de mayo. En términos democráticos y generales esto es sano en la medida que el poder desgasta y se hace necesario en nuestra sociedad un cierto nivel de alternancia política, o turnismo para los críticos, que en poco tiene que identificarse con el canovista. Sin embargo, el nuevo ciclo político puede ser el contrapunto del predominio del signo contrario de 1982. Pudiera haber sorpresas, pero 2011 parece ser muy distinto a 1993 o 1996. Parece; ojalá haya cambios en este mes que falta.

Las elecciones generales de 2011 será la convocatoria electoral menos entusiasta de la democracia. La ilusión por el cambio político o la continuidad, simplemente, no existe, a diferencia de 1982, 1996 o 2004. Coincide con el mayor momento de desconfianza hacia la clase política, ya sea a través del movimiento de los indignados o por la apatía general. La prolongación y el deterioro de la crisis económica en España no sólo ha privado de un fin tranquilo a la presidencia de Zapatero y de una posibilidad a Rubalcaba de presentarse como otra vía alternativa a la seguida por entonces, sino que incluso empieza a calar la idea de que un gobierno conservador tampoco será capaz de sacar a España del agujero donde ha caído. Y es que ni Rajoy tiene la varita mágica de la que brotará el maná, por eso su campaña es la que es, la vía tranquila, esperar a que alguien llame a su puerta y le entregue la cartera de presidente del gobierno. Sin embargo, aunque es el anhelo que le ha tenido esperando ocho años, pese a perder una mayoría absoluta y las siguientes elecciones, este regalo será envenenado. Sea para él o para Rubalcaba. Rajoy puede tenerlo muy fácil: el electorado socialista está indignado, el conservador está activado, motivado por la obsesión por el desquite hacia Zapatero. Nunca le han perdonado que ganara dos elecciones.

No hay ilusión por las elecciones porque estas no resolverán los problemas de España. España por sí sola no puede salir de la crisis, porque la crisis es más profunda, no es solo circunstancial, es estructural, y la crisis financiera y económica reciente solo nos ha roto el espejismo en el que nos quiso meter Aznar a ladrillazos, del mismo espejismo que hemos vivido siete años y en el que, teniendo la oportunidad, no se supo cambiar a tiempo nuestro modelo productivo. Sea por electoralismo o por otra cuestión, la forma del Estado siempre vuelve al debate, la crisis también se está llevando por delante la credibilidad de las autonomías y de los municipios y su vía de financiación, los servicios públicos son los primeros en ser sacrificados y vilipendiados como un lastre para los presupuestos de las administraciones.

¿Y que es acaso la única vía? ¿Quién nos está dando esta vía? ¿No son acaso los intereses de la patronal y de las finanzas internacionales, revestidos de la ideología neoliberal, los que están detrás de esto? Y no quieren acabar con la crisis, no, no. Lo que quieren es acabar con los logros de la socialdemocracia. Los sindicatos no tienen un poder excesivo; tienen su propia crisis, sí, pero son un instrumento esencial para los trabajadores, y una rémora para los que quieren minimizar todo lo posible los derechos laborales. Los servicios públicos no están obsoletos, el Estado no ha abusado de los recursos que disponía. Simplemente, ha perdido esos recursos: a menos recaudación, menos recursos puede gastar. ¿Por qué los ha perdido? Porque las instituciones financieras no invierten, y de ahí se crea un proceso en cadena que va desde los bancos, a las administraciones y acaba en el ciudadano, endeudado por hipotecas, agobiado por los pagos atrasados si tiene una pequeña empresa o temeroso de perder su empleo si trabaja a cuenta ajena. Esto tiene que ver mucho con las impresiones, y la crisis no es solo una realidad, es una percepción, porque detrás del dinero no están máquinas, están personas, sean las que tengan el poder económico como las que no lo tengan.

España sufre mucho esta crisis porque nuestro modelo productivo está obsoleto. No se educa al emprendedor, sea en la investigación o en la empresa. Se potencia la gran superficie, la gran empresa, se ahoga al pequeño empresario, se crean licenciados sin futuro, se recurre en gran medida a las administraciones para repartir contratos: las empresas vinculadas a la administración están sufriendo los apuros económicos de municipios y autonomías. Y sí, en España, como en Europa, como en el mundo, los flujos financieros están descontrolados. Por eso la crisis no la ha podido resolver Zapatero, ni lo podrá hacer Rubalcaba o Rajoy. Ellos solos no. Europa necesita resolverla unida. Más unida: no se pueden tener 27 sistemas fiscales distintos. También los distintos gobiernos mundiales, pero eso ya es más difícil. Mientras halla competencia desleal entre las autonomías en España, entre los países en Europa, no se podrá resolver uno de los puntos principales de la crisis: el descontrol de los flujos financieros. El mercado. España necesita no unas nuevas elecciones sino una reformulación tanto política como nacional.

El nuevo parlamento puede ser uno de los más variados de la democracia: el desgaste socialista puede potenciar a IU, UPyD, CiU, además de abrir la puerta a nuevas formaciones como la abertzale Amaiur y a los ecologistas de Equo. Pero el nuevo parlamento no será el más fraccionado, porque se anuncia una gran mayoría para el partido conservador. Con estos aspectos, una oposición fraccionada, gracias a un partido socialista débil, será un regalo para un gobierno conservador. También la perspectiva de mayoría absoluta puede ser un peligro para el mismo partido conservador: que la ciudadanía obtenga una impresión de miedo ante tanto poder concentrado en un solo partido, sin ningún contrapeso importante.

En términos generales, la concentración de poder en tan pocas manos sólo puede recordarnos a una máxima: el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Un nuevo predominio no será sano para nuestra sociedad y nuestra democracia. Una caída de la socialdemocracia española, más allá de los intereses del Partido Socialista, será una desgracia no solo para la izquierda española, de la que es su mayor representante, sino también para España. Precisamente cuando en Europa central Francia y Alemania empiezan a advertir que la receta neoliberal no ha solucionado nada, y que incluso caminan a nuevas recesiones.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Reivindicando la Unión Europea


¿Podría estar la UE en su peor y, a la vez, mejor momento? Todo depende de qué impulso se le quiera dar. La ciudadanía, qué novedad, sigue viendo las instituciones comunitarias alejadas de su vida cotidiana, pero hay que reconocer la gran influencia que tienen en nuestra vida. Poco a poco, casi sin percibirlo, se crea una ciudadanía europea en la medida en que los distintos habitantes de cada país miembro pueden moverse con libertad dentro de la Unión y se camina a una mayor armonización en diversos aspectos, especialmente la educación superior.

Europa tiene dos caminos que puede recorrer.

Podría seguir como la débil confederación que es o, incluso, debilitarse más aún si decidieran acabar con el experimento del euro o dejar que algún país cayese en la bancarrota, ahogado por las deudas, como algunos quieren hacer con Grecia, Portugal o incluso con Italia y España, sin tener en cuenta las graves consecuencias que ocasionaría en la economía mundial. Ni a Estados Unidos, principal acreedor y deudor de Europa, ni a los países emergentes -el "BRIC"-, principales vendedores de materias primas, les interesa que su mercado europeo se hunda. Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha a la presidencia de Francia, preconiza la salida de Francia del euro, y como ella la extrema derecha de los países dentro de la Eurozona pero que no explica los riesgos que tiene salirse de la moneda única. Esa postura es populista y, además, irreal.

Por el contrario, la Unión podría fortalecerse como federación, es decir, dotarse de un fuerte gobierno central. Esta es una opción que ningún político, salvo escasas excepciones, plantea actualmente. En términos prácticos, la existencia de 27 políticas fiscales diferentes es nefasta y se hace necesaria una armonización, si bien igual para todos, o bien con escasos márgenes de autonomía. La ocultación de datos económicos, como ha sido el caso de Grecia, es una experiencia que no debe volver a repetirse, como tampoco el incumplimiento de los límetes de déficit público por parte de grandes países, como ocurrió en su día con Francia y Alemania, sin que les supusiera consecuencias. Esto nos lleva al asunto más espinoso: la federación implica el traspaso de la soberanía de modo irreversible. Incluso en la actual configuración de la Unión ya se ha cedido soberanía en temas monetarios y la salida de un país del seno de la Unión, dentro del euro y con un mercado totalmente ligado a la economía europea sería de graves consecuencias, especialmente para sus ciudadanos. Ya se ha especulado qué podría ocurrirle a Grecia si se viera obligada a salir del euro o incluso de la Unión al ser incapaz de reducir su déficit o estar al corriente del pago de la deuda: una nueva moneda nacional se vería irremediablemente reducida de valor, con el consiguiente aumento de la deuda, el nivel de vida caería en picado, el país se vería obligado a no poder pagar a sus funcionarios, a imponer restricciones a movimientos bancarios fuera del país, a pagar mayores intereses por su deuda... un corralito a la griega.

El fortalecimiento de la Unión depende, en buena medida, de una ciudadanía informada y favorable a esta opción. Por ello es esencial el papel de los medios de comunicación y de los políticos nacionales y comunitarios. También depende de la voluntad del principal motor económico de Europa, que es Alemania, y de Reino Unido, cuyos intereses económicos fuera de la Unión son el principal obstáculo a una Unión homogénea.

La construcción federal de la Unión no es cosa de un día. Es un proceso lento, como lo vamos observando. La comparaciones históricas, como por ejemplo la construcción de los Estados Unidos de América, no tienen sentido si no comprendemos las grandes diferencias que separan uno y otro proceso. No se trata de regiones poco pobladas, de aún gran potencial por explotar y de costumbres en materias como sociedad, política o economía parecidas. En este sentido, el proceso en cada país debe ser convergente, con grandes ejercicios de pedagogía hacia políticos, medios de comunicación y ciudadanos, frente a las voces euroescépcticas o antieuropeas, que señalan un camino fácil, pero de muy corta duración.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Análisis de las elecciones generales de Dinamarca


Dinamarca ha girado al centro-izquierda, terminando un ciclo político de 10 años de gobiernos liberal-conservadores y, de momento, con la influencia del neopopulismo en el gobierno danés. El mapa político nórdico se recompone con mayor presencia socialdemócrata en el gobierno: Dinamarca se suma a Noruega como países dirigidos por sus respectivos partidos socialdemócratas. En Finlandia los socialdemócratas participan en un gobierno presidido por los conservadores, mientras que en Suecia aún permanecen en la oposición.

Lo característico de todos estos países, ahora, es que el neopopulismo de derecha se encuentra en la oposición, pero con situaciones dispares: en Dinamarca experimenta un ligero retroceso, debido a la pérdida de importancia de la inmigración en la campaña electoral -o a la toma de posturas más restrictivas por parte de los partidos principales del bloque de izquierda, socialdemócratas y social-liberales-; en Noruega se ha evidenciado un retroceso significativo del populista Partido del Progreso en las recientes elecciones municipales, más a favor del Partido Conservador que del Laborista; en Finlandia el partido de los Verdaderos Finlandeses encabeza la oposición como tercera fuerza política; y en Suecia los Demócratas Suecos hicieron su primera aparición en el parlamento en elecciones generales del año pasado, privando de la mayoría absoluta al gobierno conservador.

Otro dato característico es la continua fragmentación del mapa político de los países nórdicos y el peso decreciente de los grandes partidos tradicionales (socialdemócratas y liberales/conservadores), bien gracias al crecimiento de partidos a la izquierda de la socialdemocracia o al fortalecimiento de partidos populistas, afectando prácticamente por igual a conservadores y socialdemócratas.

Esto son líneas generales. Habría que entrar de lleno en cada situación para hacer notar las diferencias. En lo que nos ocupa, Dinamarca, existen hechos significativos, que creo que residen en el alto nivel de participación, un 87,7% (un punto más que en 2007). Los sondeos venían apuntando un fuerte apoyo a los partidos de la oposición de centro-izquierda (del orden del 55-52% de votos) y la primera posición para el Partido Socialdemócrata. Los resultados han sido más ajustados: en la Dinamarca continental, la diferencia entre los dos bloques ha sido de unos 17.000 votos y medio punto porcentual. Los socialdemócratas han vuelto a quedar en segundo lugar, perdiendo peso electoral y un diputado, aunque ganando... 500 votos netos. Su directo rival, el Partido Liberal (Venstre), suma un escaño y gana unos 40.000 votos más que, creo, o vienen directamente relacionados por el aumento de participación o han venido del partido populista, que pierde aproxidamente esa misma cantidad. Obviamente, esto no es tan sencillo. El electorado nórdico es más volátil, y sin estudios estadísticos no podemos saber cuántos votantes fueron a las urnas por primera vez o han decidido no abstenerse, cuántos votantes no han ido, bien por fallecimiento, bien por abstención, etcétera. Acaso, se pueden apuntar indicios, pero que parten más de la deducción que de fuentes estadísticas.

Las claves de la victoria del centro-izquierda y la derrota del gobierno hay que buscarlos en los socios menores. En el campo del centro-izquierda, los socialistas de izquierda han debido de perder votos hacia la Lista Unida (alianza roji-verde), situados más a la izquierda. Pero en el ala centrista del "bloque rojo", el Partido Social-Liberal es, tras los roji-verdes, la formación con mayor aumento electoral. En el campo de la derecha, aparte de los liberales del Venstre, la pequeña Alianza Liberal también sube respecto a las anteriores elecciones; el neopopulismo pierde posiciones, pero la caída más notable es del viejo Partido Conservador, que pierde la mitad de sus apoyos pasados y no llega ni al 5%. ¿Cómo habrán sido los trasvases de votos? Posiblemente los conservadores hayan perdido apoyos directos hacia los pequeños liberales, el Venstre y, por qué no, seguramente hacia los social-liberales. También pudiera ser que el Partido Liberal haya perdido votantes a su izquierda, hacia los social-liberales y socialdemócratas, pero que los haya compensado con nuevos votantes a su derecha. Si supiera danés tendría a bien buscar entre la prensa de ese país buscando análisis mucho mejor informados.

Previsiblemente, a Lars Løkke Rasmussen le sucederá como primer ministro Helle Thorning-Schmidt, la líder socialdemócrata. Será la primera mujer primer ministro de Dinamarca, pero ese no es su aspecto más relevante. Thorning-Schmidt causa polémica en las filas socialdemócratas por sus orígenes familiares, más cercanos a la derecha y al centro social-liberal que al tradicional sindicalismo socialdemócrata aunque, como persona de contrastes, se crió en un barrio del sur de Copenhague, de familias modestas y ahora con un alto nivel de población inmigrante; también es conocida por sus malas relaciones con el ala izquierda de su partido y por los escándalos de evasión de impuestos junto a su marido Stephen Kinnock (hijo del antiguo líder laborista británico Neil Kinnock). Por su cuidado vestuario, ha sido calificada como "Gucci Helle" por sus adversarios socialdemócratas.

Lo cierto es que Thorning-Schmidt no ha sabido romper con los marcos creados por la derecha populista respecto a la relación de inseguridad e inmigración y ha aceptado buena parte de la política del gobierno liberal a este respecto, bien sin los controles aduaneros planteados por los populistas. Los socialdemócratas, además, han renunciado a defender en la campaña electoral la entrada de Dinamarca en el euro. El debate principal que ha dominado la campaña electoral ha sido la economía. No tanto el paro, que es bajo (un 6%, aunque para países caracterizados por un desempleo muy bajo es un dato preocupante), sino el déficit público, provocado por la crisis económica, que amenaza al Estado de bienestar danés.


El tema de la reducción de la inversión pública, clave para el mantenimiento del Estado de bienestar, será un punto de fricción entre los potenciales socios de gobierno, así como la política fiscal, esencial para la distribución de la riqueza. Ekstra Bladet, un periódico sensacionalista danés, resalta el perfil femenino de la coalición triunfante. No sólo por Thorning-Schmidt: tanto la roji-verde Lista Unida como el Partido Social-Liberal, los reforzados aliados de la socialdemocracia, están dirigidos por mujeres, Joahnne Schmidt-Nielsen (como portavoz, la dirección es colegiada) y Margrethe Vestager, respectivamente. Thorning-Schmidt tendrá que hacer malabarismos para unir a fuerzas tan dispares como socialistas de izquierda y roji-verdes, defensoras del mantenimiento del Estado de bienestar y euroescépticas, con socialdemócratas y social-liberales, que apuestan por reducir el déficit y, en el caso de social-liberales, bajar los impuestos y quizás las prestaciones sociales. Como contrapartida, Thorning-Schmidt promete aumentar las inversiones en educación, bienestar e infraestructuras.

Según The Guardian, en una sociedad como la danesa de grandes consensos no habrá cambios sustanciales en cuestiones económicas claves. Lo que previsiblemente habrá es una preocupación más social para gestionar los recursos y las inversiones para garantizar el Estado de bienestar de modelo nórdico.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Cirkus Columbia: la vida ante la tormenta



En nuestro actual amplio repertorio de cine comercial podemos ir a ver la última de Pedro Almodóvar, las adaptaciones al cine de héroes de Marvel o seguir calmando nuestro morbo imaginando una de las miles formas de destrucción de la humanidad como es El origen del planeta de los simios (recomendable, por cierto), además de las clásicas películas románticas o comedias ligeras que el cine estadounidense tiene a bien proporcionar al resto del mundo occidental para divertirnos. No digo que algunas de estas películas no nos impidan llevar a reflexionar, al contrario. Parece ser algo aceptado que Estados Unidos nos lleva al espectáculo y Europa a la instrospección, pero tampoco olvidemos excelentes películas independientes americanas como Land of Plenty de Win Wenders. El cine independiente europeo es muy potente pero, ay, me temo que sus películas no han recibido aún todo el reconocimiento debido ni han sido las favoritas de las salas de cine para ocupar largas temporadas en las carteleras. Por ello, cada vez que se estrena una de ellas hay que ir a correr a los pequeños cines para admirarlas.

Hace unos meses fui a ver Cirkus Columbia. La película, basada en la novela de Ivica Đikić, es el cuarto filme dirigido por Danis Tanović, director de cine bosnio. Como en su opera prima, Tanović retoma la Guerra de los Balcanes como marco para esta maravillosa película. El fin de la Yugoslavia comunista, el surgimiento de nuevos Estados independientes y el inicio de las tensiones nacionales no son protagonistas de la película, pero están irremediablemente flotando sobre el ambiente y asfixiando poco a poco la tranquila vida de un pueblo bosnio. La llegada de un antiguo exiliado, llevando consigo una novia guapa, mucho dinero y aún más rencor contra su antigua mujer no hará sino contribuir a la tensión reinante donde serbios y bosnios han dejado de verse como vecinos y compatriotas para pasar a ser extraños y enemigos.



Quizás en la película quede algo de esa nostalgia por un pasado que, poco a poco, se va idealizando, del mismo modo que muchas historias recogen esa Yugoslavia donde serbios, bosnios, croatas, macedonios y eslovenos, y entre ellos ortodoxos, católicos y musulmanes, no se odiaban y compartían sus vidas. Para otra magnífica visión de la Guerra de Bosnia, recomiendo el cómic de Gorazde: Zona protegida de Jose Sacco. ¿Qué ocurrió para que esto sucediera? parece ser la pregunta que enlaza todas estas visiones. A mi modo de verlo, la respuesta más posible es la nefasta existencia del nacionalismo étnico, la imperiosa necesidad humana para buscar un grupo donde tener seguridad y perder su individualidad: crear un nosotros. Ese nosotros va unido sin solución de continuidad a la creación de un ellos, un grupo distinto y ajeno que es culpado de todos los problemas que afectan al nosotros. En esas condiciones, el conflicto es inevitable.

Sí, es difícil dejar de tener a veces una nostalgia romántica por un experimento transnacional tan progresista en su momento, el fruto de un nacionalismo libertario e integrador para unir a los diferentes pueblos eslavos del sur tras verse libres de los grandes imperios turco y austrohúngaro.

En la película, la vida diaria, la amistad, el despertar sexual, todo ello se rompe a medida que avanza la hisstoria, se complica y trae consecuencias muy negativas. Quizás el mejor mensaje que nos puede transmitir es que nuestra mayor riqueza es la tranquilidad de la vida cotidiana, algo que no valoramos cuando lo tenemos. Lo importante es mantener ese pequeño tesoro, propio de cada uno y que vale más que, como canta La Oreja de Van Gogh "la nación más grande que se invente jamás".

Otra crítica recomendable de Cirkus Columbia:

viernes, 19 de agosto de 2011

El origen histórico del papado


No escapa a la atención de nadie la visita de Joseph Ratzinger, papa Benedicto XVI, a Madrid con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud católica. Más allá de iniciar un debate teológico, una crítica al servilismo de la administración para facilitar un evento -que tiene todo el derecho de celebrarse- mientras obstaculizó otro hace apenas pocos meses, lo que pretendo es reflexionar acerca de los orígenes históricos del papado. Sumerjámonos en la historia, "sin ánimo de ser exhaustivos", como diría cierto locutor de radio.

Antes de la aceptación del culto cristiano en el Edicto de Milán de 313, en el Imperio romano las comunidades cristianas se encontraban relativamente aisladas unas de otras, a excepción de irregulares concilios entre los obispos, cabezas de las comunidades más importantes. Por ello, no eran infrecuentes las "herejías", que eran básicamente las interpretaciones que hacía cada obispo de las escrituras. Al pasar el cristianismo de religión perseguida a tolerada e incluso la más importante del Imperio -que no la única, aún-, se convirtió en un instrumento de la élite dirigente romana: una reformulación del sistema del "dominado" implantado por Diocleciano. El emperador, hasta Graciano (367-383), siguió manteniendo el título tradicional de "Pontifex Maximus", que no fue usado por ningún obispo -aunque los obispos eran mencionados como "pontífices" en los textos de la época- en el tiempo inmediatamente posterior. Las fuentes contienen diversas variantes: para la Enciclopædia Británica señala que el título fue recogido por el papa León I (440-461); el Diccionario Oxford de la Iglesia Cristiana, por el contrario, indica que el término se incluyó al resto de títulos papales en el siglo XV en el Renacimiento.

Pero, ¡ya he dicho que León I era papa! ¿Quién fue el primer papa? ¿Es el obispo de Roma el único papa? La tradición católica señala a Pedro, discípulo de Jesús, como primer papa, al ser declarar este "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será también atado en los cielos; y todo lo que desatares sobre la tierra será también desatado en los cielos" (Mateo 16, 18-20). Obviamente, en su tiempo Pedro nunca fue llamado papa. "Papa" ("tutor", "padre") era el término usado para referirse, en los tiempos primitivos del cristianismo, a los obispos de las diócesis más importantes y en Asia Menor a todos los obispos. Recordemos que, en la Iglesia Ortodoxa, los obispos siguen denominándose "popes" y a los curas y obispos cristianos sus fieles siguen refiriéndose a ellos como "padres". Así pues, no hubo un primer papa, sino que existieron varios, al mismo tiempo, y el obispo de Roma era uno de ellos. Según el Online Etymology Dictionary, el término fue exclusivo para el obispo de Roma en 1073.

La Iglesia sólo pudo fortalecerse a raíz de la paulatina decadencia del poder del emperador romano. El cambio, como la misma caída de la pars occidentalis del Imperio, fue imperceptible para sus contemporáneos. Una de las primeras manifestaciones del aumento del poder de la Iglesia fue, no lo olvidemos, la penitencia impuesta por Ambrosio, obispo de Milán, al emperador Teodosio I por la matanza de Tesalónica. El emperador fue excomulgado temporalmente hasta que hiciera penitencia pública y arrepentimiento. Fue bajo Teodosio cuando el cristianismo fue elevado a la categoría de religión oficial del Imperio y todos los demás cultos prohibidos. Sus sucesores, sin apenas poder real, perdieron influencia en beneficio de los líderes de la Iglesia. Merece la pena recordar la leyenda del papel jugado por León I para convencer a Atila de no invadir Roma en el año 452; verdad o no, señalaba que eran los obispos y no los emperadores occidentales los hombres fuertes del mundo romano-cristiano.

No olvidemos a la Iglesia en la pars orientalis del Imperio. Junto con el obispo de Roma, los obispos de Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén eran considerados los cinco patriarcas de la Iglesia. Es decir, se reconocían cinco grandes sedes de la cristiandad, en igualdad de condiciones y cada uno con su propia jurisdicción. Obviar a la Iglesia oriental y a sus patriarcas tiene mucho que ver con las intenciones de los nuevos poderes occidentales (el obispado de Roma y los nuevos reinos germanos) para legitimar la situación de cada uno y distanciarse del emperador oriental, que mantenía la legitimidad histórica del Imperio Romano. Aunque repito, el cambio fue imperceptible y durante la tardoantigüedad los reinos germanos siguieron reconociendo al emperador de Constantinopla como el único soberano de la cristiandad, una cuestión más simbólica que real.

Los momentos más simbólicos de esta ruptura entre Occidente y Oriente fueron la época de Carlomagno y el Cisma de Oriente y Occidente de 1054. En la navidad del año 800 el rey de los francos, Carlos I, llamado Carlomagno, fue proclamado emperador por el papa de Roma, León III. ¿Por qué? ¿Qué justificación tenía el obispo de Roma para coronar a Carlomagno emperador? ¿Qué justificación tenía Carlomagno para aceptar el título imperial? ¿No seguía existiendo acaso un emperador en oriente?

La historia es muy interesante. Para los expertos, las relaciones entre el Imperio Romano oriental (llamado con mucha intencionalidad "bizantino") y el obispo de Roma, patriarca de la iglesia occidental, se deterioraron con el acceso al poder de la facción iconoclasta y la destrucción de las imágenes de culto. Además, el poder imperial estaba de nuevo en retroceso: tras la recuperación de territorios bajo el control directo del emperador en la época de Justiniano el acoso de los lombardos, persas, búlgaros, eslavos y árabes hizo que el imperio viera reducido su territorio a Grecia, los Balcanes y Asia Menor. Por si esto no fuera poco, tanto Carlomagno como León III poseían otro argumento: el Imperio oriental no tenía ningún emperador. Y esto era cierto, porque... gobernaba una emperatriz, Irene (797-802). En la mentalidad de la Europa de aquellos tiempos, el gobierno de una mujer era visto como nefasto.

Más allá de los argumentos teóricos, el papa era práctico: necesitaba a Carlomagno para proteger los territorios de Italia central tanto de los lombardos como del Imperio oriental, territorio que había sido concedido por el padre de Carlomagno, Pipino el Breve, y que la Iglesia posteriormente legitimó con la fraudulenta "donación de Constantino". Además, coronarle emperador hacía que el obispo de Roma se arrogase el derecho de dar el título imperial como una concesión de la Iglesia, con el evidente influjo que tendrían así desde entonces todos los papas sobre los emperadores, situándose por encima de ellos en la dirección del mundo cristiano. Para Carlomagno, el título imperial significaba la legitimidad de sus conquistas por Europa occidental sobre el resto de pueblos germanos y romanos. Sin embargo, parece que Carlomagno no estaba del todo de acuerdo con las maquinaciones de León III y que ese título imperial no tenía la suficiente legitimidad. Eso parece demostrarlo el envío de embajadas a la emperatriz Irene proponiéndola matrimonio, como único modo de legitimarse como emperador romano. Irene, por su parte, aceptó la propuesta, puesto que si bien era la gobernante efectiva del imperio -cegando a su propio hijo para serlo- el reino franco podría aportar el poder militar que ella no tenía. Sin embargo, la oposición interna y los complots para derrocarla impidieron esta salida "pactada". Irene perdió su trono en el año 802 y Carlomagno fue emperador y rey de los francos hasta su muerte en 814.

Como vemos, el papa de Roma era en la tardoantigüedad y en la Alta Edad Media un personaje de mucha influencia y poder. Tenía poder para nombrar obispos -aunque en muchas ocasiones eran los poderes locales quienes nombraban obispos y el papa lo ratificaba- y tenía como ámbito de actuación la antigua parte occidental del Imperio y los nuevos territorios que se iban cristianizando. No lo tenía, como recordamos, sobre la Iglesia oriental, con sus propios patriarcas. Visto desde una perspectiva más amplia y menos eurocéntrica, el papa de Roma seguía siendo uno de los cinco patriarcas de la Iglesia. Todo eso pareció cambiar con el cisma de 1054. La explicación sencilla fue una serie de excomulgaciones recíprocas entre Humberto de Silva, legado del papa de Roma, y el patriarca de Constantinopla Miguel I Cerulario, quien había expulsado al legado romano por poner en duda su legitimidad al patriarcado oriental. Lo cierto es que lo que estaba detrás de este "incidente diplomático" era una lucha entre ambos patriarcados por la supremacía. El obispo de Roma reclamaba la autoridad sobre los patriarcados orientales, mientras que el patriarca de Constantinopla, por su situación en la capital imperial y la debilidad del resto de patriarcados orientales (mermada su influencia por el dominio islámico), reclamaba su propia autoridad o, si acaso, reconocía que el obispado de Roma tenía un carácter de primus inter pares por la interpretación de las escrituras.

Con el cisma de 1054 y la acusación (mutua) de alejamiento de la "Iglesia verdadera" el papa de Roma pudo así declararse cabeza ecuménica de la Iglesia, por encima del emperador y sin ningún igual, en base a su legitimidad como sucesor de Pedro. La consideración del Imperio oriental como bizantino (y por tanto griego y no romano) y de su Iglesia como ajenos a Europa (o lo que era lo mismo, la cristiandad) fueron conceptos que poco a poco fueron asentándose en el imaginario colectivo. En una época donde la historia era escrita por cronistas a servicio de la élite gobernante y pocos los que tenían acceso a leer y escribir, no fue muy difícil. Así, desde la Alta Edad Media el papado ha ido poco a poco adquiriendo, perdiendo y evolucionando sus atribuciones hasta hoy día.

viernes, 29 de julio de 2011

El "mal holandés"

En la década de 1960, los Países Bajos encontraron yacimientos de gas natural en el pueblo de Slochteren, cerca del mar del Norte. El descubrimiento incrementó las exportaciones de este hidrocarburo y a finales de la década de los 60 produjo un efecto nefasto para la economía neerlandesa: como consecuencia del aumento de la entrada de divisas el florín neerlandés experimentó una gran apreciación y dañó al resto de exportaciones del país, perjudicando a la industria clásica por la desindustrialización provocada por el aumento de mano de obra e inversiones al nuevo sector económico.

El llamado "mal holandés" ha quedado como un ejemplo para la teoría económica de cómo el aumento espectacular de la riqueza repercute negativamente si se destina a la compra de bienes nacionales no importados y no a la importación. Los Países Bajos consiguieron reponerse a este acontecimiento y aprendieron: cada diez años realizan profundas reformas económicas para adaptarse a los ciclos cambiantes. En consecuencia, los Países Bajos siguen siendo una de las grandes economías de la Unión Europea y del mundo, con un muy bajo desempleo e inflación.

Ejemplos como el neerlandés se han dado antes en la historia, como en la entrada de oro americano en la España del siglo XVI, la fiebre del oro de Australia de la década de 1850, y otros tantos en el siglo XX y XXI en diversos países, casi todos relacionados con el descubrimiento de hidrocarburos. Muchos países supieron emplear con acierto los beneficios de su sector petrolífero, y gobiernos como el noruego crearon un fondo de inversiones (Oljefondet) donde destinar los ingresos del petróleo para hacer frente a las variaciones del precio del crudo y para una futura disminución de ingresos y otro fondo para garantizar las pensiones del país.

Sería interesante que el debate público en España, una vez liberados del debate sobre la fecha electoral, abriera un frente sobre la reforma de la economía. No ya de la prima de riesgo o de la colocación de la deuda española, sino de la estructura económica de nuestro país. Aun con todas las reformas, la bajada del empleo anunciada hoy se debe al sector público y la construcción. Seguimos confiando en la construcción. Quizás habría que plantearse por qué la Unión Europea pierde en competitividad y por qué España es tan conservadora para emprender. Al final, volvemos al quiero y no puedo: la necesidad de invertir más en educación y en I+D+i, que como vemos en algunas comunidades, no parece estar en las preocupaciones del cortoplacismo político.

Enlaces de interés:
Christine Ebrahim-zadeh - El síndrome holandés: demasiada riqueza malgastada
Rafel Pampillón - ¿Qué es la enfermedad holandesa (mal holandés)?

viernes, 22 de julio de 2011

Una vuelta a la pregunta ¿qué es la Historia?


Hace casi dos años hice en este blog una reflexión personal acerca de lo que es la Historia. Casi dos años después, quiero volver a plantearme esa cuestión.

En la entrada de septiembre de 2009, recogí su origen griego, ἱστορία, "conocer, informarse de". Los historiadores siempre han pretendido llegar a la verdad de los hechos pasados. Como dije, la "verdad" es algo tan subjetivo que ha querido significar cosas muy distintas. En la gran, si no toda, mayoría de ocasiones, como recogía mi amigo Rou en los comentarios, la Historia "sigue sometida a los designios del importante, del que vence y por lo tanto la objetividad es imposible". Ciertamente, los cronistas trabajaban para las distintas cortes, elaborando una historia que legitimara la posición de los que detentaban el poder.

Algo que parece tan indiscutible, como es la idea de decadencia del Imperio Romano - aunque estuviera presente en los escritos de los romanos de incluso antes del Principado-, es un constructo de los pensadores de la Alta Edad Media para justificar las nuevas monarquías germanas. Los contemporáneos de los últimos emperadores occidentales no tuvieron esa impresión, ni siquiera en 476, año de la caída de Rómulo Augústulo. ¿No siguió existiendo un Imperio Romano en Oriente hasta 1453? Los orientales se consideraban tanto griegos como romanos, sinónimos para ellos, y denominaban a su imperio Romania. Sus conquistadores turcos lo tenían muy claro y lo denominaban Rûm: cuando los turcos selyúcidas conquistaron Anatolia llamaron a su nuevo dominio "Sultanato de Rûm", porque estaba establecido en un territorio que había sido durante mucho tiempo posesión del Imperio Romano. Como la idea de decadencia, la consideración del Imperio oriental como griego y no romano fue establecido en la Alta Edad Media, esta vez por los carolingios y luego por los emperadores del Sacro Imperio Germánico y por el Papado, para justificar la "independencia" de Occidente del Imperio y de la Iglesia oriental y legitimar tanto la preeminencia en Europa occidental del obispo de Roma como la proclamación de Carlomagno y sus vástagos como emperadores. Esa idea fue aceptada por la Ilustración, donde historiadores como Gibbon intentaron descubrir las razones de esa decadencia. Como vemos, la Historia ha ido construyéndose al calor de los intereses de los grupos dominantes e ideas construidas se han convertido en "eternas" y universalmente aceptadas.

En el templo de Delfos estaba inscrita una frase que era de suma importancia para los griegos, "conócete a ti mismo". La Historia forma parte de ese proceso de conocimiento de uno mismo y de los demás. No es sólo mostrar "lo que realmente aconteció", en palabras de Ranke. Bitdrain comentó también en este blog que la Historia "es el arte de proyectar hacia adelante las consecuencias que hacen el presente". Su opinión me parece bastante complementaria a la de E. H. Carr, es "un continuo proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado".

La Historia, por añadir una opinión más, es comprender el pasado para entender el presente. Tiene sus riesgos, obviamente; muchas veces intentamos comprender el pasado o lo que nos rodea desde perspectivas muy contemporáneas o, en nuestro caso, eurocéntricas. La Historia fue moralizante; quizás nunca pierda un poco de eso, si antes servía para dar ejemplos de moral y comportamiento de las grandes figuras de la humanidad, ahora permite comprender cómo vivían, qué pensaban y cómo se comportaban nuestros antepasados y por qué, abriéndonos las puertas al conocimiento de los demás, y por tanto a entendernos a nosotros como parte una sociedad.

jueves, 21 de julio de 2011

El gürtel puede con Camps


Nos habíamos acostumbrado a la fanfarronería de los líderes conservadores. Rajoy no dejaba de apoyar a Francisco Camps, sus lugartenientes desdeñaban la labor de la justicia y el presidente valenciano confundía votos con fallos judiciales inapelables. Por eso, su última victoria electoral, hace apenas dos meses, le convenció de que los votos perdonan todos los delitos, delitos de los que, decía, no era culpable "porque se paga sus trajes".

Bien, al menos los trajes del caso Gürtel, con los que se le acusa de cohecho, no están pagados por él. Porque cuando el juez ya no ha dejado otra opción entre declararse culpable o ir a juicio de una vez, a Camps se le han cerrado todas las salidas: o se enfrentaba al escarnio de seguir siendo presidente de la Comunidad Valenciana declarándose culpable y pagar una multa por evitar un juicio, pero pasando a poseer antecedentes penales, o enfrentarse al juicio y a la posibilidad de ser condenado por cohecho e inhabilitado. Al final, mientras otros acusados han aceptado declararse culpables, Camps ha optado por la vía del medio al hacer caso de las presiones personales y políticas por dejar su cargo. ¿Por qué? Porque en el camino al poder de Mariano Rajoy, un curioso camino donde el caminante no camina, sigo que permanece en el mismo sitio, esperando que le concedan la victoria, no puede haber ningún obstáculo, y la mancha de un presidente conservador condenado, que había sido uno de los principales apoyos de Rajoy contra las pretensiones de otros barones regionales -o baronesas- era una piedra demasiado grande para sortearla.

No obstante, la mancha sigue ahí. Camps no ha dimitido pidiendo perdón, ni reconociendo su culpa. Su discurso de dimisión, que he leído íntegro, es un sinsentido de cabo a rabo. No dice la razón de su dimisión. Es "un sacrificio político y familiar" para la victoria de Rajoy por un proceso, el del Gürtel, "que nadie entiende". Poco más nos explica Camps, ninguna razón real da, pero sigue totalmente convencido que tres mayorías absolutas consecutivas dan la absolución judicial.

Actitudes tan canallas como la del dimitido presidente valenciano evidencian una grave degradación de la política. Personas como esta intentan dar la razón a los que piensan que "todos los políticos son iguales" o que la política no tiene nada que ver con la gente normal. Pero no es cierto. Como en todo, en la política nos encontramos desde la gente más honesta a la más deleznable, y hay muchos así, ciertamente. Pero la política es todo lo que tenga que ver con el ordenamiento de la polis, la cosa pública, que pertenece a todos los ciudadanos. Los ciudadanos tenemos que vigilar con ahínco las decisiones de nuestros representantes y premiar o censurar en consecuencia.

Es necesario, en suma, poseer la virtud política, que deben tener todos aquellos que quieren vivir en sociedad. Políticos como Camps, Rajoy, o muchos otros y de tantos partidos, si aceptan la existencia de gente que abusa de su poder en beneficio personal, carecen de virtud. Los ciudadanos también tienen su parte de la culpa. El voto es libre, cierto, pero concedido a mayores de edad que se supone responsables de sus actos. Votar a un político que se sabe corrupto -¿o es que no sabíamos lo que pasaba con los trajes de Camps hace dos meses, cuando ganó las elecciones regionales?- demuestra muy poca virtud política. Vale el ejemplo de Camps como el de cualquier otro: ninguna persona merece el voto sea de la ideología que sea. Actitudes como la de los políticos corruptos victoriosos electoralmente perjudican el sistema democrático: la mayoría electoral desvirtúa el sentido de la voluntad general y la sustituye por la tiranía de la mayoría, la voluntad de una mayoría movida por sus propios intereses, la oclocracia, en definitiva.

martes, 19 de julio de 2011

A vueltas con España y el Estado Español


La construcción de la nación en España ha traído de cabeza a los historiadores. Entre ellos, por citar dos ejemplos, Borja de Riquer cree que la monarquía de los Austrias no logró integrar los diversos estados de la corona y que el proyecto de nación española del siglo XIX fue un intento fallido y posibilitó el surgimiento del nacionalismo periférico. Juan Pablo Fusi entiende que la construcción nacional española fracasó por la debilidad del Estado al no tener ni recursos ni un proyecto político nacionalizador, pero también por verse desafiado por el nacionalismo periférico. El fuerte localismo controlado por el caciquismo y la inexistencia de un proyecto educativo para alfabetizar y nacionalizar a los españoles, entre otras cosas, provocó esa distinción entre la "España real" y la "España oficial" que mencionaba Ortega y Gasset.

Este largo debate nunca se ha resuelto. La construcción nacional de España, como vemos, fracasó en el siglo XIX e inicios del XX. La II República, de no ser por su brutal y prematuro final, quizás hubiera tenido éxito a largo plazo con sus proyectos de autonomía regional, su ambiciosa reforma educativa inspirada en los valores de la Institución Libre de Enseñanza y la abortada colaboración política entre partidos con vías a la moderación: la Izquierda Republicana de Azaña con los socialistas y la Esquerra Republicana catalana, entonces federalista, por un lado; y la colaboración entre las derechas vasconavarras (PNV, carlistas, católicos) por la autonomía del País Vasco-Navarro y la formación del bloque de derechas con la CEDA y la Lliga Catalana. En un ambiente distinto, de moderación, quizás se hubiera resuelto el problema regional y hubiera triunfado un concepto de España más progresista y liberal. Como sabemos, no sólo la Guerra Civil sino todos los problemas arrastrados sin resolver desde el siglo anterior imposibilitaron esta vía.

El franquismo fue el culpable de la negativización y negación de España: la imposición de un nacionalismo homogeneizador, negando las diferencias culturales regionales, y aplicando una política unitarista y asimilacionista creó una imagen tan negativa de España -católica, uniforme y autoritaria- que el efecto fue la polarización y la reafirmación del nacionalismo periférico, ahora con nuevos argumentos frente al nacionalismo españolista, larvando hasta el fin de la dictadura. Entre esos dos mensajes, la realidad del país -la pluralidad cultural de la sociedad, heterogéneamente diversa incluso en las regiones con mayores particularidades culturales- quedó manipulada. La dictadura consiguió convertir ese proyecto de España como el único existente, como el demonio a combatir por el nacionalismo y la izquierda federalista o autonomista.

El nacionalismo periférico y la extrema izquierda, en su negación de España, la han venido a denominar como "Estado español". "España" es, a pesar de ser la denominación oficial del país, una palabra tabú, un reconocimiento como nación que, a su juicio, no puede tener. Quizás tenga su modo de ser para el argumentario y los textos nacionalistas y antiespañolistas. Por supuesto, confundirlo en términos académicos es un gravísimo error.

¿Qué es un Estado? ¿Qué es una nación? En definitiva, ¿cuándo es acertado decir España o decir Estado español? Por ir a una definición sencilla de lo que es Estado, el Diccionario de la RAE lo define como "conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano". Por añadir la definición de Max Weber, el Estado posee el monopolio legítimo para la coacción o la violencia. Para nación, la RAE señala dos acepciones: "conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno" o "conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común". Y, finalmente, país es la "nación, región, provincia o territorio".

Con estos conceptos, deberemos concluir que no podemos establecer "Estado español" como sustituto de "España" de la manera tan insistente que quieren creer algunos. Para los habitantes de España, es lógico decir "vivo en España" y no "vivo en el Estado español" ya que, según la definición de Estado que hemos recogido, es imposible. Mencionaremos Estado para referirnos a todos o uno de los órganos de gobierno que lo conforman. Al citar, por ejemplo, a las decisiones que han realizado varios países sobre un tema, sabemos que los han ejecutado sus gobiernos, que son representantes de sus países y reconocidos como tales por su población y por la comunidad internacional; por ello, es indistinto decir que "(tal país) ha decidido esto o lo otro" que "(tal gobierno) ha decidido esto o lo otro", puesto que sabemos a qué nos estamos refiriendo. Hace no poco escuché la frase "... Portugal, Francia, Estado español (...) han hecho tal cosa". Aquí se ve una connotación política clara, forzando el lenguaje de una manera ridícula.

Por supuesto que la voz "Estado español" es válida para otras situaciones: comparaciones entre diversos Estados entendidos como superestructuras jurídico-políticas, por emplear un término marxista, donde pudiéramos diferenciar, por ejemplo, la organización federal del "Estado alemán" de la organización autonómica del "Estado español". Este ejemplo nos lleva a una paradoja: gran parte de las fuerzas políticas que critican al "Estado español" forman parte de este al tener representación en diversos órganos como municipios, autonomías, etcétera. Diferenciar estos de los órganos centrales del Estado posee otra connotación política, negando de hecho que esas instituciones son integrantes del Estado legitimado por la Constitución de 1978. Muchas veces oiremos, no solo en los discursos nacionalistas, sino en la prensa menos nacionalista o de boca de muchos entender el Estado como el gobierno y el parlamento central. Sin llegar a ser mussolinianos, nada (de las instituciones españolas) quedan fuera del Estado.

Concluyendo, en este texto no se ha entrado en el tema identitario, aunque nos hemos acercado a él, pues está íntimamente ligado con lo que hemos discutido. No obstante, hay que saber qué conceptos manejamos u oímos y quién o por qué se distorsionan en nombre de qué intenciones.

miércoles, 6 de julio de 2011

"Amreeka", una mirada árabe de Estados Unidos


"(...) He aprendido todo el lenguaje y lo he deshecho para componer
una única palabra: Patria..."

Yo soy de allí
Mahmud Darwish

Patria. ¿Qué es la patria? En wikipedia se recoge un comentario a un ministro italiano: "¿Qué entiende por nación, señor ministro? ¿Es una masa de infelices? Sembramos trigo pero no comemos pan blanco. Cultivamos la vid pero no bebemos vino. Criamos ganado pero no comemos carne. No obstante, usted nos aconseja que no abandonemos nuestra patria. ¿Pero es una patria el lugar donde alguien no puede vivir del propio trabajo?"

Con estas mismas palabras podríamos empezar a hablar de "Amreeka" (la pronunciación en árabe de América), película de la cineasta estadounidense de origen palestino, Cherien Dabis. El título señala la intención de la directora por plasmar en una palabra "que resumiera la mezcla de las dos culturas", la árabe-palestina y la estadounidense, que se relacionan, se chocan y se encuentran finalmente en este precioso relato.

La narración comienza en Palestina, en los territorios ocupados por Israel, donde Muna, una palestina divorciada trabaja en un banco y cuida a su familia, un hijo adolescente y una madre anciana. Cada día, Muna, junto con otros tantos miles de palestinos, sufren la humillación del lento tránsito por los controles del ejército israelí bajo la sombra del nuevo muro de la vergüenza. Humillación que se convierte en una tortura psicológica cotidiana, convertidos todos los palestinos, de todas las condiciones -edad, condición social, sexo...- en un único ser: el sospechoso, el enemigo, el terrorista. Así es la verdadera manifestación del muro: no es la seguridad, es la humillación a todo un pueblo y un insulto perpetuo a la humanidad.


La vida de Muna y su hijo dan un vuelco cuando les conceden el permiso de trabajo en Estados Unidos. Con mucho dolor, dejan su patria y a su familia por la tierra de las oportunidades. Mientras, esa misma tierra, the land of the free and the home of the brave, bombardea e invade Irak. Muna y su hijo Fadi son como aquellos inmigrantes de siglos pasados, los venidos de un continente roto por eternas guerras y, como aquellos, quedan asombrados por las luces y las vastas dimensiones del Nuevo mundo, ese cuyo horizonte está coronado por grandes rascacielos que proclaman en sus cabezas el honor de ser esa patria de la libertad, como antaño la Estatua de la Libertad recibía a los recién llegados recitando con una potente voz silenciosa el poema de Emma Lazarus:

"¡Guardaos, tierras antiguas, vuestra pompa legendaria!, grita ella.
Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres
vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad
(...) ¡Yo elevo mi faro detrás de la puerta dorada!"

Pero, como los inmigrantes de hace un siglo, ellos tenían su Isla de Ellis, una nueva humillación modernizada donde también son el mismo estereotipo: el extranjero, el árabe, el posible terrorista. A partir de aquí, Muna y Fadi deben enfrentarse a un país que aún tiene presente la tragedia del 11-S y está convencido de su liderazgo internacional contra un terrorismo que, resumidamente, creen que combaten en cada país que el gobierno de Bush ha señalado como enemigo. "Mi hermano está luchando en Irak para que sean libres", señala un adolescente en la película, perfecto resumen de las consecuencias de tanta propaganda producida desde el poder: la ignorancia. Porque, ¿no se decía lo mismo de Vietnam?

Dentro de tanta hostilidad y desconfianza, surgen aquellos personajes que no están cortados con el mismo patrón de esa masa recelosa. Con esa visión alegre que nos transmite la película, la conversación entre Muna y el director del nuevo instituto de Fadi, el señor Novatski, es quizás una de las miradas más desenfadadas que resumen las sinrazones de los conflictos: la ignorancia y el temor que caen cuando se descubre que el otro no es como pensábamos, y nos percatamos que no somos tan distintos. En el caso de Novatski, él aprende que no todos los árabes son musulmanes -Muna y su familia son cristianos, "somos una minoría aquí y también allí", se lamenta ella-, y Muna descubre que no todos los judíos son como le han enseñado en Palestina. Y esa es quizás la lección más importante que nos puede dar "Amreeka", que quizás los conflictos serían muchos menos si se dejara a la gente conocerse y hablar tranquilamente, liberados de los prejuicios y estereotipos con los que somos constantemente bombardeados.

"(...) Todos los pájaros que ha perseguido
la palma de mi mano a la entrada del lejano aeropuerto,
todos los campos de trigo,
todas las cárceles
todas las tumbas blancas
todas las fronteras
todos los pañuelos que se agitaron,
todos los ojos,
estaban conmigo, pero ellos
los borraron de mi pasaporte (...)"

Pasaporte
Mahmud Darwish


"Instrúyanse, porque necesitaremos toda vuestra inteligencia. Conmuévanse, porque necesitaremos todo vuestro entusiasmo. Organí­cense, porque necesitaremos toda vuestra fuerza".

Antonio Gramsci, Fundador del Partido Comunista Italiano

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