Nunca me he sentido cómodo hablando de mí mismo y, por eso, me va a resultar tan incómodo hacerme una reseña de mí mismo, aunque accedí por petición externa. Vamos a intentarlo.
La nación fue creada por el nacionalismo. No al revés. Las naciones no son entes abstractos inmemoriales como algunos contemporáneos quieren creer. La nación se creó al calor de las revoluciones burguesas y los fundamentos ideológicos de la Ilustración. Declaraciones como la de independencia de Estados Unidos o la de derechos del hombre y del ciudadano de la Francia revolucionaria fueron el punto de partida del concepto de nación. La burguesía declaraba su independencia y se arrogaba para sí la representación de la nación, una comunidad política que enterraba al súbdito y daba nacimiento al ciudadano. La nación era, y es, el proyecto político del nuevo grupo dirigente de la sociedad.
En el solar del Imperio español, la invasión napoleónica de la metrópoli provocó un vacío de poder. El orden tradicional del Antiguo Régimen dio paso, sin muchos sobresaltos, a procesos políticos en la península y las colonias que alumbraron, lentamente y con ciertas dificultades, en nuevos regímenes liberales y democráticos.
En mi trabajo, me preocupo por realizar una vista a los procesos políticos que arrancan con las declaraciones de autonomía e independencia de una de las colonias españolas, el Río de la Plata, actual República Argentina, y la promulgación de la Constitución de Cádiz, que este año vive su Bicentenario. Con el repaso de los estudios de ciertos autores, declaraciones y constituciones de la época, me propongo demostrar el carácter de la nación como proyecto político de las élites dirigentes de los dos países.
Obviamente, los procesos de Argentina y España son de muy distinta naturaleza. El proceso, no obstante, es convergente, en el sentido de que los dos países han tenido una larga trayectoria, llena de altibajos, donde han basculado el liberalismo clásico a la democracia, pasando por largos períodos autoritarios. En ese sentido, el proceso ha sido dinámico: la interacción de las élites dirigentes con nuevos grupos sociales, cómo se fueron resolviendo y cómo se reelaboró el discurso acerca de la nación y sus integrantes. Del la "civilización y barbarie" de Argentina, a la "criollización" de los nuevos grupos sociales inmigrantes; en España, la discusión fundamental ha sido acerca del "fracaso" de la construcción del Estado nacional y las causas del surgimiento del nacionalismo periférico (debilidad o excesiva centralización estatal). Las lecturas son muchas. Que el lector escoja cuidadosamente.
Documentos de trabajo, nº 37, abril de 2012, Instituto de Estudios Latinoamericanos (IELAT)
Bouzas Herrera, Javier: "Una aproximación a la creación de la nación como proyecto político en Argentina y España en los siglos XIX y XX. Un estudio comparativo"
La nación fue creada por el nacionalismo. No al revés. Las naciones no son entes abstractos inmemoriales como algunos contemporáneos quieren creer. La nación se creó al calor de las revoluciones burguesas y los fundamentos ideológicos de la Ilustración. Declaraciones como la de independencia de Estados Unidos o la de derechos del hombre y del ciudadano de la Francia revolucionaria fueron el punto de partida del concepto de nación. La burguesía declaraba su independencia y se arrogaba para sí la representación de la nación, una comunidad política que enterraba al súbdito y daba nacimiento al ciudadano. La nación era, y es, el proyecto político del nuevo grupo dirigente de la sociedad.
En el solar del Imperio español, la invasión napoleónica de la metrópoli provocó un vacío de poder. El orden tradicional del Antiguo Régimen dio paso, sin muchos sobresaltos, a procesos políticos en la península y las colonias que alumbraron, lentamente y con ciertas dificultades, en nuevos regímenes liberales y democráticos.
En mi trabajo, me preocupo por realizar una vista a los procesos políticos que arrancan con las declaraciones de autonomía e independencia de una de las colonias españolas, el Río de la Plata, actual República Argentina, y la promulgación de la Constitución de Cádiz, que este año vive su Bicentenario. Con el repaso de los estudios de ciertos autores, declaraciones y constituciones de la época, me propongo demostrar el carácter de la nación como proyecto político de las élites dirigentes de los dos países.
Obviamente, los procesos de Argentina y España son de muy distinta naturaleza. El proceso, no obstante, es convergente, en el sentido de que los dos países han tenido una larga trayectoria, llena de altibajos, donde han basculado el liberalismo clásico a la democracia, pasando por largos períodos autoritarios. En ese sentido, el proceso ha sido dinámico: la interacción de las élites dirigentes con nuevos grupos sociales, cómo se fueron resolviendo y cómo se reelaboró el discurso acerca de la nación y sus integrantes. Del la "civilización y barbarie" de Argentina, a la "criollización" de los nuevos grupos sociales inmigrantes; en España, la discusión fundamental ha sido acerca del "fracaso" de la construcción del Estado nacional y las causas del surgimiento del nacionalismo periférico (debilidad o excesiva centralización estatal). Las lecturas son muchas. Que el lector escoja cuidadosamente.
Documentos de trabajo, nº 37, abril de 2012, Instituto de Estudios Latinoamericanos (IELAT)
Bouzas Herrera, Javier: "Una aproximación a la creación de la nación como proyecto político en Argentina y España en los siglos XIX y XX. Un estudio comparativo"
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