Ya está. Por fin se dio a conocer la sentencia del 11-M, que no ha dejado a nadie sin opinar. Es, por encima de todo, la sentencia del fin de la conspiración, de la paranoia, de la infamia y de la mentira que durante más de tres años ha venido llevando la derecha mediática y política.
Más allá de España nadie da crédito a cualquier autoría de ETA, ni menos aún a una conspiración de ETA más un grupo mediático y un partido político español. Y es que las mentiras cuestan mucho que sean creídas.
Se ha caído el arma con que la derecha ha desgarrado al país en dos, situando a una mitad como apoyo de conspiradores etarro-socialistas inmorales y a la otra como becerros crédulos.
Adiós ácido bórico, adiós cintas de Orquesta Mondragón. Los paranoicos se pueden curar, al menos hay suficientes psicólogos.
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Hace 6 horas
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